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Obra teatral revive en el exilio cubano el dolor para “sanarlo”

La libretista de esta obra es Vanessa García y la directora, Victoria Collado. Juntas abordan un espectáculo sobre la memoria.
La libretista de esta obra es Vanessa García y la directora, Victoria Collado. Juntas abordan un espectáculo sobre la memoria.
Foto: Aguasdigital
13 de abril de 2019 - 00:00 - Agencia de Noticias EFE

La obra teatral de inmersión Amparo, que se estrenó en Miami, somete de nuevo al exilio cubano al dolor de haberlo perdido todo en la isla, pero con un propósito “mayor de sanación” y de exponer “la verdad” que ha sido “borrada”, explicaron  sus creadoras.

La pieza relata el “robo” de la empresa cubana Havana Club de la familia Arechabala tras la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, a través de una experiencia en la que la audiencia puede saborear el ron, bailar en el entonces selecto Club Náutico, oler la melaza y hasta aguantar los gritos de los soldados de la revolución cuando se disponen a expropiar los bienes.

Es “una mezcla muy fuerte” para los cubanos y otros exiliados en Miami, reconocen la libretista Vanessa García y la directora, Victoria Collado.

“Es muy importante que esto sea un proceso de sanación para la comunidad cubana, para el exilio y cualquiera que ha buscado refugio, de amparo”, manifestó la autora de la obra.

Explicó que los isleños todavía tienen muchos “traumas” que han pasado de una generación a otra y que esas emociones han sido evidentes durante las funciones previas al estreno de la obra, que recoge los relatos de Amparo Arechabala, quien aún vive y enfrentó con su esposo, Ramón, la expropiación de Havana Club.

“El dolor que estamos viviendo cuando llegan a la obra es muy grande, pero es para algo más grande, es sanación”, subrayó la libretista sobre esta producción de The Broadway Factor que permite a una veintena de actores interactuar con 75 espectadores en cada función. 

Collado agregó que “la única forma en que se puede sanar y abrir las llagas del pasado es hablar del problema”, al señalar que muchos de los cubanos llegaron a EE.UU. para olvidarlo todo.

Tanto García, de 40 años, como Collado, de 29, coinciden además en la idea de “destapar” una historia “borrada” para nuevas generaciones de cubanos.

Hay entre 200.000 y 300.000 quejas de cubano-estadounidenses que alegan propiedad de bienes y empresas confiscadas. (I)

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