La película de no ficción ‘el Mural’ se proyectará mañana, a las 15:15, en el Incine dentro de los EDOC
"Guayasamín halló una fórmula, pero el explorador era Camilo Egas"
El mural ‘Festival Ecuatoriano’, de Camilo Egas (1889-1962), volvió a ser visible luego de varios años de estar perdido, gracias a la intervención de los curadores de la New School de Nueva York, en Estados Unidos, donde el pintor fue director del departamento de Bellas Artes durante 3 décadas.
La restauración de la obra, en la escuela neoyorquina, dejó revelaciones que la cineasta Daniela Merino recogió en un corto documental sobre el contexto en que Egas creó uno de sus murales trascendentales. “Tenía imágenes de la restauración y, al principio, en el estudio estaba nerviosa al filmar porque casi no veía el cuadro sino manchas negras, cortes, descosidos”, dice Daniela, quien también es crítica de cine y arte, en una cafetería quiteña. A medida que pasaban las 4 semanas del proceso que documentaba, el cuadro sufría una suerte de resurrección, “esta paleta incaica empezó a vibrar y las figuras se empezaron a definir”, recuerda Merino, máster en Estudios de Cine y Nuevos Medios en The New School, donde recogió los pasos de Egas.
Luego de la muerte del pintor en 1962, y hasta mediados del 90, el lugar en que estaba el mural dejó de tener el esplendor que tuvo en 1932, cuando se pintó, y quedó en el abandono. La indiferencia de los espectadores tenía un ruido de fondo: los pedidos del hijo de Camilo Egas, Eric, quien solicitaba que se proteja la pintura. Pero la indiferencia no siempre se rompe del todo y en la escuela se construyó un muro delante del muro, “que dejaba un espacio libre que se convirtió en una especie de bodega”, dice Merino. Hasta 2006, el descuido se había convertido en una forma de encubrimiento hasta que dos curadores llegaron a buscar 3 murales de Egas que habían desaparecido.
Para 2011, el edificio que vio por primera vez ‘Festival Ecuatoriano’ lo tuvo ya restaurado y Merino había sido contratada por los curadores para registrar lo que habían hecho. “Me gustó tanto ver la forma como el mural salió de la oscuridad y quise contar ese proceso casi mágico de reconstrucción”.
La investigadora -de origen ecuatoriano que vive en Estados Unidos- Heather Reyes hacía una tesis sobre la etapa expresionista y abstracta de Egas, ocurrida al final de su vida, mientras Daniela se sumergía en el período 1927-1932. La transición que marca ‘Festival Ecuatoriano’ se da entre un indigenismo costumbrista a lo sociocultural, que incluía una crítica en medio de la Gran Depresión estadounidense, en la que, a su vez, se forjaría el realismo social de varios artistas.
Después del estreno del documental en el festival ‘Encuentros del Otro Cine’ (EDOC), el martes pasado, en Flacso Cine, Jaime Andrade, hijo de uno de los exalumnos de Egas (Jaime Andrade Moscoso), recuerda que las clases de composición mural marcaron su vida pese a que el “padre del indigenismo” se había caracterizado por ser un contradictor. “Egas vivió en Quito atormentado por no poder realizar todos sus proyectos”, cuenta Andrade, quien lo conoció en la infancia.
El pintor había puesto una galería de arte cerca de La Alameda y el coleccionista de arte ecuatoriano Jacinto Jijón y Caamaño le había encargado pintar unos cuadros indigenistas que Jaime Andrade define como “acaramelado” al contrario de ‘Festival Ecuatoriano’.
La historiadora del arte Michele Greet también resaltó la trascendencia de Camilo Egas entre quienes dan su testimonio en el filme que dura 25 minutos. Daniela Merino narra con el contexto artístico norteamericano de los 30 como telón de fondo y dice: “Egas dio las pautas para obras de artistas sobre quienes hoy hay una obsesión, como Oswaldo Guayasamín, quien halló una fórmula y supo publicitarse mejor”. (I)