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SOLANGE RODRÍGUEZ SE AVENTURA EN LO DIGITAL

Episodio aberrante, publicación virtual o morir en el intento

Solange Rodríguez Pappe. Licenciada en Comunicación Social con mención en Literatura, Maestría en Estudios de la Cultura, con mención en Literatura Hispanoamericana. Foto: Cortesía / Amaury Martínez
Solange Rodríguez Pappe. Licenciada en Comunicación Social con mención en Literatura, Maestría en Estudios de la Cultura, con mención en Literatura Hispanoamericana. Foto: Cortesía / Amaury Martínez
07 de abril de 2014 - 00:00 - Jessica Zambrano Alvarado

La escritora guayaquileña Solange Rodríguez Pappe se inició en la literatura contando cuentos. De ahí que su carrera esté llena de ellos. A los 18 años empezó a escribir y a los 23 se lanzó a la lectura pública con Tinta sangre, una autopublicación bajo el sello Gato Tuerto (2000).

Luego vino Dracofilia, la publicación por la que se ganó el apodo de ‘Dragona’ o ‘Hembra Dragón’, como la conocen sus alumnos universitarios. Pero sus dos últimas publicaciones han sido digitales, Caja de magia (Parafernalia, 2013) y Episodio aberrante (Absurdia & Suburbia, 2014). Luego de un largo proceso de maestría en la Universidad Andina y con una tesis sobre la destrucción de Guayaquil en la literatura, la autora se cuestiona sobre las publicaciones locales.

¿Por qué publicar en digital?
 Desde mi última experiencia editorial, que fue con el Consejo Provincial (con Balas perdidas) me pregunté hasta qué punto la distribución y difusión que hacen las editoriales ecuatorianas es buena. Y a partir de eso me cuestiono sobre la influencia que tienen las publicaciones nacionales en la mirada de los escritores extranjeros en la literatura que se hace en Ecuador. Cuando vino José Ovejero  le pregunté qué ha leído de literatura ecuatoriana. Me respondió que Javier Vásconez y Olmedo, lo cual evidencia que hay un hueco anacrónico enorme. Otros te dicen que de literatura ecuatoriana no han conocido nada. Estamos hace mucho tiempo en la era de la globalización y aún no nos leen fuera.

¿Por qué no hemos sonado fuera como se espera?
Nacen muchas preguntas a partir de esto. Tal vez sea porque no hemos ganado un premio internacional que arrastre una banda de escritores hacia el extranjero, o si no nos estamos moviendo bien. Yo creo que al estar dentro de esta aldea global consideramos al Ecuador como un límite. El tope es para nuestra literatura.

¿Cómo inicia su experiencia con la literatura en digital?
Alberto Sánchez, un editor de Nicaragua, al que conocí virtualmente, me comentó sobre su editorial, Parafernalia y su trabajo con la licencia de Creative Commons, que protege los derechos de los autores en internet; y yo, que venía trabajando un tomo de treinta cuentos sobre magia, que es Caja de magia, decidí probar. No había dinero de por medio pero se hizo un scribd y se lo puso online. Con eso yo tampoco sentía que iba a dar la vuelta al mundo. Esa fue mi primera experiencia y tiene 2.800 descargas.

Episodio aberrante, en cambio, es un e-book que está disponible por el costo de $ 3,99. La editorial tiene sede en Miami. Uno de sus coordinadores es el peruano Salvador Luis. Él me contactó comentándome que iban a armar un trabajo virtual con alrededor de 12 cuentistas. Acepté y el resultado es un brochure del trabajo de doce cuentistas latinoamericanos. El mío es una selección de cuatro cuentos de distintos libros  que ellos (la editorial) han conseguido.  

¿Esta podría ser una forma para que los escritores nacionales se hagan campo en el mercado?
La gente que hace literatura como la que yo hago, cuentos, por ejemplo, no vive de su literatura. No hay puntos medios, o  eres un outsider o estás en el sistema como escritor. Si estás en el sistema tienes que haber firmado con un sello grande, como que lo que más buscan son novelistas. Otros géneros, como poesía, novela o ensayo, podrían llamarse marginales en Ecuador porque no venden masivamente. La reina sigue siendo la novela. La gente consume novelas porque es el género por el que más apuestan  las editoriales. Y es que el género es un invento de las editoriales porque uno lo que hace es literatura.

¿Colgando literatura en la web hay posibilidades de que el público empiece a buscar otras cosas y desviar la tendencia de las editoriales por la novela?
Creo que los libros virtuales son una posibilidad de lectura. Yo puedo ver muchos textos en internet y los clásicos están aún en libros. Estamos comenzando un proceso de virtualización. Tenemos los dispositivos para iniciar el cambio, la gente tiene la opción de tomarlo o dejarlo, totalizarlo es difícil. Pensaba en que una estudiante de comunicación decía que “si no está en internet, no existe”. La gente tiene poco acceso a los libros físicos en Ecuador. Piensa en la cantidad de publicaciones que nunca se van a reeditar, como los primeros cuentos de Velasco Mackenzie o los de Miguel Donoso Pareja, queda siempre un libro físico y, salvo contadas personas que han podido acceder a ellos, hay un mundo entero que no sabe de lo que estoy hablando. Aunque también hay que saber distinguir, porque hay de todo.

¿Con la publicación digital puede haber expectativa de ganar algo a largo plazo?
Con Caja de magia el objetivo no ha sido vender. Esta obra la lanzamos en la Feria del Libro de Ana María Shua en 2013 y fue un placer hacerlo y no estar preocupados por vender. No hay beneficios económicos, pero no siempre los beneficios que se obtienen deben ser económicos.

¿No se puede vivir siendo escritor en Ecuador?
Los escritores saben que deben trabajar en otras cosas. Algunos escriben como cronistas, porque también vende mucho este género. Otros son profesores, otros hacen publicidad, son guionistas.

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