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El Telégrafo
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Entrevista / Raúl Pérez Torres / Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión

“En creación, literatura y arte no se trabaja por decreto”

Foto: John Guevara / El Telégrafo
Foto: John Guevara / El Telégrafo
12 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

El autor de la novela Teoría del desencanto suele citar a Alejandro Moreano: “si la revolución es el gran acto cultural de nuestros tiempos, la cultura necesariamente tiene que ser popular, no un elemento que se incorpora silencioso a ritos culturales del Estado” y tiene un proyecto irrenunciable: vincular a la Casa con el Sistema Nacional de Cultura, “sin perder la autonomía”.

¿Cuáles son las expectativas de la Casa Benjamín Carrión luego de cumplir 71 años de fundación?

Veo con muy buenos ojos lo que está pasando este momento, desde que llegó al Ministerio de Cultura Guillaume Long.

Creo que es una persona muy sensible, que ha tenido una gran apertura para conversar sobre la cultura y sobre el Sistema Nacional de Cultura y, desde luego, sobre el espacio de reflexión cultural que es la Casa, la cual tiene que trabajar desde la autonomía económica y administrativa. Una autonomía responsable, con una personería jurídica.

El ministro y el Presidente de la República saben que en creación, en literatura, en arte no se puede trabajar por decreto, se necesita un espacio de libertad para la creación y eso creo que se va a respetar.

Una de las filosofías más importantes de la Casa de la Cultura, en este tiempo, ha sido su democratización, su inclusión.

Acá tienen que estar, crearse y desarrollarse todas las voces nuevas del pensamiento ecuatoriano, eso es una forma de asumir nuestra identidad.

¿La autonomía de la CCE se incorporará al Sistema Nacional de Cultura a través de normativas?

Desde luego. De los 7 ministros de Cultura que ha habido en 8 años, Guillaume Long es el primero que me ha dicho que está totalmente de acuerdo en que la Casa tiene que estar llena de esa autonomía responsable.

Estamos totalmente de acuerdo con eso, vamos a trabajar juntos, a integrarnos a un Sistema Nacional de Cultura que pide la Constitución y hay buenas expectativas.

En la Asamblea hay 2 proyectos de ley, en ambos se defiende la autonomía responsable, económica y administrativa de la Casa. Siempre tenemos que rendir cuentas, y así debe ser, a la Contraloría y a los órganos de control, pero la posibilidad de hacer nuestros propios proyectos y trabajos debe estar.

Por ejemplo, en las colecciones de libros no tienen que decirnos cuáles son las que tenemos que hacer o las exposiciones de pintura u obras de teatro, para ello hay un consejo editorial y tiene que haber una libertad creativa en ese sentido.

Vamos a trabajar la Feria del Libro con el Ministerio de Cultura; el Hábitat III, adonde vendrán más de 50 presidentes de las repúblicas; se están haciendo los estudios para recibir un apoyo en cuanto al arreglo de la infraestructura de la CCE que está muy venida a menos, saben que tenemos 23 núcleos provinciales y más de 120 extensiones de la Casa y lo único que es deficiente es el presupuesto.

¿Qué pasa con el presupuesto?

Es el mismo de hace 3 años y por asuntos del petróleo se nos ha rebajado un poco. Es un presupuesto mínimo, que no nos alcanza y que, en algún momento dado, el Presidente lo mirará con esa necesidad de comprender que la cultura es uno de los cimientos más grandes, no solamente de la identidad sino de la revolución.

De 2000 a 2004 tuvimos núcleos internacionales, en Estados Unidos, Italia y dos en España, pero casi han desaparecido (se mantiene uno en Nueva York y otro en Génova).

Nuestra idea es volver a tenerlos porque el cordón umbilical que une a los migrantes con nuestra patria son esas expresiones nuevas.

No ha existido un gobierno en el país que haya sido generoso con la cultura, esta ha sido siempre la última rueda del coche.

Yo digo siempre que no puede haber una revolución ciudadana si a la par no hay una revolución cultural, una que estamos dispuestos a darla, solamente que necesitamos dinero.

En 2014 hubo un acercamiento entre usted y Rafael Correa...

Fue un diálogo fraterno en el que dijo que va a apoyarnos. Siempre le he invitado a visitar la CCE, creo que es la institución que le falta visitar.

Han estado él y ministros en el Teatro Nacional, pero eso no es conocer la Casa de la Cultura. Ahora, Guillaume Long ha estado en la Casa conociendo sus virtudes y sus falencias, todos los rincones.

Y creo que él se ha conmovido, me ha dicho que nos apoyará inclusive en el aspecto económico. Sería muy esperanzador aquello porque he tratado de hablar desde hace 3 años con el Ministro de Finanzas (economista Fausto Herrera) y nunca he podido hacerlo.

Retomaron el Premio Espejo...

El Ministro de Cultura, quienes estamos en este proyecto y el Presidente de la República, hemos considerado que debía darse.

Hicimos algunas reuniones, tanto en el Ministerio como en la Casa de la Cultura y se decidió darle al Presidente las ternas que él necesitaba para ver a qué personas escogía de un grupo de alternativas.

De parte del Consejo Nacional de Cultura llevamos 3 nombres en cada uno de los grupos: arte, literatura y ciencia.

Hemos cumplido con dar los nombres pertinentes, aquello ha sido de una transparencia total, se hizo una votación electrónica, algunos incluso coincidían entre los 3 que cada organismo del Consejo presenta por categoría. El Presidente escogió entre los candidatos que le ofrecimos, el 9 de agosto, Día de la Cultura.

El año pasado no se entregó este galardón instituido en 1975...

Cuando estuvo de ministro (de Cultura) el señor (Paco) Velasco no se hizo este concurso, esta forma de votación, no llevaron las instituciones de cultura los nombres pertinentes para que se escoja entre ellos.

Este año sí se hizo y, además, se ha elaborado un nuevo reglamento con el ministro Guillaume Long, hemos elaborado una nueva forma de hacer las votaciones antes de entregarle las ternas al presidente Correa.

Usted ha dicho que ‘en cultura se trabaja con mucha mística’...

No podemos cruzarnos de brazos, estamos inventando el presupuesto. Nos sobra la imaginación porque en nuestro país nunca se ha respetado o tratado con dignidad al artista, al escritor.

Ya es momento de hacerlo. Qué bueno que las empleadas domésticas tengan, ahora, seguro social y sueldo fijo, el artista no tiene eso, es inhumano. (I)

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