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El Telégrafo
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Desde ayer, la feria convirtió a Quito en un librero gigante

Desde ayer, la feria convirtió a Quito en un librero gigante
10 de noviembre de 2012 - 00:00

Una parte del versículo de la creación del hombre de la Biblia de los católicos se divisa en el libro más pequeño que existe en la “V Feria Internacional del Libro 2012: Música y Memoria”, que se inauguró ayer en Quito. El texto de pasta dura mide 1 centímetro de largo por medio de ancho.

Estos novedosos libros son un proyecto de la editora “Los libros más pequeños del Mundo” de Perú. La característica principal es que sean primero legibles, coloridos y llamativos, dijo Bertha Unda, quien los distribuye en el país desde 2002. “La idea es que los más chicos se entusiasmen con la lectura”, contó, tras señalar que es un buen regalo.

Sobre este stand, en la segunda planta del Centro de Exposiciones Quito se encontraban las editoras independientes. Ahí estaba el autor del poemario “Deshabitado”, Edison Navarro Cansino.

Con una camisa negra y una cabellera largo, con todo el estilo de un rockero, nos contó que es parte de un colectivo de escritores ecuatorianos que de forma alterna ha publicado libros, ya sea por iniciativas personales o con editoriales amigas. “Hay narradores, poetas, libros de historias juveniles de un grupo diverso de escritores del país”, contó Edison mientras aclaró que es la primera vez que participan en los espacios de la feria, pero que los escritores a quienes publican ya lo han hecho pero como expositores.

Junto al stand de Edison se encontraba Javier Cevallos, mejor conocido en el centro histórico de Quito como “El Diablo”. Este personaje forma parte del proyecto “Quito Eterno”, que realiza guías teatralizadas por la ciudad. El Diablo contó que su presencia en el lugar era para dar a conocer el libro Insumisa vecindad (Memoria Política del barrio San Roque) de 201 páginas. “Este esa una investigación extraordinaria y nos sirvió de guía para hacer los recorridos por los barrios”, dijo el Diablo, que no portaba su capa ni sus botas, con los que emula al personaje.  

No muy cerca de los estantes  de editoriales independientes se encontraban los libros de otros países. El iraní, Mirjalí Alí, un hombre casi de dos metros mostró el libro sagrado del mundo musulmán. Se trataba del Corán. Alí exhibió uno de los versículos inspiradores, según  dijo. “Tu señor es el más generoso, es quien ha enseñado por medio de la escritura. Ha enseñado al ser humano lo que éste conocía”, decía el primer párrafo del Decreto. 

Además del Corán tenía obras de política, ciencias sociales y arquitectura, los mismos que estaban con traducciones al inglés y unos que otros al español. 

Argentina, mientras tanto, se preparaba para que la escritora Elsa Drucarff iniciara la clase magistral “Fantasmas culpa y ruptura de la transmisión generacional en el imaginario de los jóvenes de la posdictadura argentina”. Muy cerca de ellos estaban Brasil, Chile, Venezuela, Bolivia y Estados Unidos, cada uno haciendo sus ofertas literarias.

En la primera planta estaban las editoriales más conocidas del país. Librimundi, uno de ellas, se extendía con un sinmúmero de títulos. En el centro del stand se encontraban los libros del Instituto Metropolitano de Patrimonio. El objetivo era resaltar la memoria, eje de la feria que durará diez días.

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