Las lenguas ancestrales, ¿sin prensa?
“De verdad que era un poco extraño, difícil y un poco raro hablar el tema de la inclusión de la lengua ancestral en los medios de comunicación. El tema de por sí cuando lo plantearon me pareció que era hasta insulso, no sé para qué estamos hablando de algo que no va a ocurrir ni tiene sentido, lo digo aquí categóricamente”, dijo Orlando Pérez, director de El Telégrafo, el pasado lunes, en el conversatorio “Lenguas ancestrales: Inclusión y exclusión en los medios de comunicación en Latinoamérica”, que organizó la V Feria Internacional de Libro y en la que también participó la lingüista Catalina Álvarez.
Para Pérez no hay medios que incluyan la lengua ancestral, lo que hay son medios hablando en lenguas ancestrales, como algunas estaciones de radio de la Amazonía y Sierra Central. En ese sentido, el también catedrático reflexionó sobre los contenidos, la calidad y las formas de producción que emiten estos y lamentó que se reproduzcan las mismas matrices utilizadas por los medios de comunicación tradicionales. “Hay unas emisoras que están hablando en su lengua, que no han necesitado inclusión, sino que han hecho su propio trabajo, pero no se han preocupado de que funcionen bien, de crear estructuras”, afirmó e instó a indígenas, comunicadores y Gobierno a discutir sobre la construcción de una historia, conocimiento y filosofía propia.
Criticó, además, la posición de algunas organizaciones indígenas, que no se han preocupado de fortalecer el sistema comunicacional. Recordó el poder que tienen los medios, los cuales, en vez de ser vistos como instrumentos políticos, podrían ser utilizados como verdaderos servicios públicos en entornos concretos de comunidades indígenas.
Destacó como histórica la concesión de 14 estaciones de radio a las nacionalidades indígenas que efectuó el Estado ecuatoriano. Según un estudio de la Unesco, citado por el comunicador, alrededor de 200 lenguas de la región andina están en peligro de desaparecer. Además, Pérez planteó el interés de la población mestiza por los productos y añadió que a los medios tradicionales no les interesa el tema porque pierden audiencias e influencia.
Para Álvarez, lingüista de la Universidad Politécnica Salesiana, el tema debe ser regulado en la Ley de Comunicación porque considera que no se realizará de forma “voluntaria”. “Si la nueva Ley de Comunicación estableciera que obligatoriamente se conceda un espacio en las radios, periódicos, para promover las lenguas indígenas del sector en donde tengan incidencia esos medios, se podría hablar de una política de inclusión”, manifestó la maestra, mientras lamentó que no se trate este tema en los debates del proyecto.
Una de las alternativas que propone la catedrática es que, en este caso, El Telégrafo, por ejemplo, que es un diario público, abra su política a que cualquier persona acceda al medio y pueda expresar sus criterios. “Que un quichua, saraguro o shuar puedan escribir y aportar desde su lengua y escribir en una página con una traducción al castellano para que se conozcan las propuestas”.
Álvarez explicó -además- que los medios comunitarios utilizan sus lenguas ancestrales para informarse, pero indicó que se sigue en desventaja porque el tema se queda en lo local y se reproduce el concepto de que no tiene valor, por ello la necesidad de visibilizar el tema.