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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Con mi corazón en Yambo se proyectará en Quito y Guayaquil

Imagen de archivo de la familia Restrepo en que aparece Luz Elena Arismendi, a quien el grupo Sal y Mileto le dedicó una canción con su nombre.
Imagen de archivo de la familia Restrepo en que aparece Luz Elena Arismendi, a quien el grupo Sal y Mileto le dedicó una canción con su nombre.
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La policía interceptó el auto en que viajaban los hermanos Santiago (de 17 años) y Andrés (14) Restrepo Arismendi el 8 de enero de 1988. Desde entonces sus padres, Luz Elena Arismendi y Pedro Restrepo, empezaron una protesta sostenida, que la primera solo dejó a causa de la muerte, provocada por un accidente de tránsito ocurrido en 1994.

El relato minucioso de este caso, ocurrido durante el gobierno de León Febres Cordero (1984-1988), está en la película documental Con mi corazón en Yambo (2011) de la cineasta María Fernanda Restrepo. Ese filme se proyectará a las 19:30 de este miércoles, en el Cine Ochoymedio de Quito y, a la misma hora, en “El Rectángulo” de la Escuela de Cine de la Uartes.

“Los cuerpos de los niños, la verdad absoluta y nuevas judicializaciones y castigo para todas las personas que están involucradas −y que siguen siendo encubiertas por la policía−” son temas pendientes de resolver, señaló el activista por los derechos humanos Pedro Restrepo, la mañana de este 8 de enero de 2020, en entrevista con el programa “A primera hora” (Radio Majestad).

En 2011 se inició una nueva instrucción en la Fiscalía, luego del Informe de la Comisión de la Verdad que investigó este tipo de crímenes de lesa humanidad. Casi siete de cada diez violaciones a derechos humanos se perpetraron entre 1984 y 1988, según los documentos de esta Comisión. Para Restrepo, “no se adelanta nada, no hay nada nuevo y las cosas no marchan a ningún ritmo porque están totalmente paradas”.

Activismo contra la impunidad

Hace 32 años, “la apuesta del gobierno fue el ensimismamiento, no brindar las garantías para una apertura total del caso, sino manejarlo en la lógica del secretismo”, ha explicado Daniel Pontón, Decano de Seguridad en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).

Para el especialista −que ha sido profesor en la Maestría Gestión Estratégica y Seguridad Ciudadana en la Escuela de Estado Mayor− “en la Policía hay un brazo político, exmiembros de la institución hacen que en cada contexto se den nuevas formas al secretismo”. Ha habido procesos de renovación institucional, reformas que han intentado hacer distinta a la policía desde su formación, admite, pero con cierta “reticencia; todavía está incorporado cierto sentido del pasado”.

“Es el papel del Estado y de la Fiscalía seguir investigando milímetro a milímetro qué sucedió. Hicieron tan difícil esto que tuvieron todo el tiempo del mundo para fraguar pruebas falsas, desaparecer evidencias y quedar en casi nada; pero la esperanza no muere y todo se llega a saber al final”, ha dicho la cineasta, hermana de ambos desaparecidos.

“La policía sigue negando el crimen de los niños a pesar de la abrumadora cantidad de pruebas y lo que eso signifique”, concluyó Pedro Restrepo. “Lo más espeluznante y triste es que las personas que fueron sentenciadas, no solamente se llevaron a la tumba una parte de la verdad sino que siempre negaron el crímen”.

En 2019, el libro Cuarentena, los encantamientos de la democracia (La Barra Espaciadora-El Conejo) incluyó la crónica titulada “Desaparecer”, en el cual el periodista peruano Carlos E. Flores analiza el papel de los plantones que durante 20 años la familia Restrepo hizo frente al Palacio de Carondelet, “el centro del poder político de Ecuador” en la memoria sobre los desaparecidos del país. (I)

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En los jardines que están en la Plaza Grande hay plantas diversas y hasta tres árboles patrimoniales, pero una rosa silvestre plantada sobre la acera llamó la atención de los transeúntes, muy cerca de donde Pedro Restrepo hizo plantones durante dos décadas, cada 8 de enero.

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