Cha‘B’ela escondió la tristeza
“La llorona” o “Piensa en mí”, canciones del sentimiento rezagado, tuvieron su más apasionada e iconoclasta intérprete en Chavela Vargas, la mujer aguerrida, de ojos determinantes y voz rasgada que creía mucho en las deidades aztecas, esas que preparan a la gente para partir, Mictlantecuhtli (señor del inframundo) o Cihuateteo (diosa de la vida que guiaba a los guerreros al cielo).
A pesar de nacer en San Joaquín de Flores (Costa Rica) en 1919, terminó siendo adoptada por México a los 17 años, país del que pensaba: “...es cariñoso, el macho de América, me enseñó a ser mujer”. Allí realizó variopintos oficios: chofer, costurera hasta que a sus 30 años desbordó con su canto en la escena musical. Un año se cumple desde la muerte por problemas respiratorios, a los 93 años, de “La voz de México” que enterneció y sacó lágrimas a distintas generaciones.
Yabro-Bejarano dice que por su estilo “lesbianiza” la sexualidad latente en la música popularEn resumen, fue de menos a más con la sencillez, devoción y fuerza de una verdadera artista, publicó más de 80 discos, vivía abiertamente su lesbianismo, coqueteaba a mujeres en plenos recitales, en 1967 -época en que alcanzó la fama en el machista México- actuó en el filme “La Soldadera” de José Bolaños, de repente, como un Ícaro chicano cayó de las alturas hasta la fonda atenazadora del alcoholismo. “Estrenaba un coche el viernes y el lunes ya no tenía nada, me emborrachaba y me iba a cantar por las calles, llegaba tarde al show. Tomaba tequila, todo me lo tomé”, remembraba sobre ese período.
En fin, durante el despegue de los 90, el cineasta español Pedro Almodóvar le dio un empuje que, de cierta manera, revivió al fénix de la canción popular: con 73 años y aparejada en su infaltable poncho rojo Chavela subió a la tarima de la madrileña Sala Caracol, su actuación dejó catártica a una generación joven. Este momento es llamado “El Chavelazo”, la cantante declaró: “Ahora no me importaría morirme en España, la hembra de Europa, señorona de gran elegancia”.
Por el bulevar de los sueños rotos
El lunes 5 de agosto se rindió un concierto en México D.F. bajo la dirección artística de la escritora María Cortina. Incluso, se presentó el tráiler del primer documental del bailaor español Rafael Amargo titulado “El amor amargo de Chavela”.
Quizá uno de los homenajes más conmovedores y originales que recibió “La voz de México” fue permeada por el cantautor Joaquín Sabina, él hace una biografía cantada en la que reivindica la fortaleza de la mexicana: “En el bulevar de los sueños rotos vive una dama de poncho rojo, pelo de plata y carne morena... / Con voz de rayo de luna llena. / Se escapó de una cárcel de amor, / de un delirio de alcohol / de mil noches en vela, / se dejó el corazón en Madrid / ¡Quién supiera reír como llora Chavela! / Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas / y las escribe un tal José Alfredo”.
Los tributos a esta cantante no se hacen esperar y seguirán llegando.
La orfebre voz rasgada
Resulta complicado desdeñar el lesbianismo declarado de Chavela al momento de interpretar canciones de artistas masculinos heterosexuales. Según Yvonne Yabro-Bejarano en el ensayo Crossing the border with Chavela Vargas, sus actuaciones superan la semanticidad de las letras de carácter masculino heterosexual y comunica emociones y erotismo centrados en el cuerpo de la cantante. En las siguientes canciones describe o alude a encuentros eróticos nocturnos; en “Macorina” dice: “Ponme la mano aquí Macorina... Tus senos carne de anón / Tu boca una bendición / De guanábana madura / Y era tu fina cintura / La misma de aquel danzón / Ponme la mano aquí...” o en “La china”: “Me conoce / Hasta en los pasos / Pero si piso juerte / Se queda en duda... / Chinita vení, vení / No seas huraña / Que como yo / Naiden te quere... / Yo soy jinete viejo pa’ los amores... / Conozco la yegua / Desde montarle / Chinita”. Yabro-Bejarano explica que Chavela, por medio de su estilo e identidad mestiza y lésbica, recodifica y “lesbianiza” la sexualidad latente en la música popular. Por un lado, estas canciones eran cantadas por hombres heterosexuales que dirigían su deseo a una mujer heterosexual implícita. Sin embargo, “La voz de México” reinventa la representación cultural de códigos heterosexuales; su canto se apropia desde la “machorra” del sujeto masculino heterosexual y, se dirige al objeto de deseo femenino. Las canciones “Macorina” y “La china” ilustran este proceso.
Además, el talento de Vargas abarcaba varios registros de voz con los cuales articulaba el reino de lo sexual a través de las inflexiones como risas, gritos, susurros, lloriqueos, gruñidos. En este aspecto, el crítico cultural Koberna Mercer detalla que Michael Jackson poseía las mismas cualidades con las que trascendía el significado de las letras para convertir sus cantos en imanes ambiguos. Finalmente, solían escribir su apellido con B para acentuar su orientación sexual.
El mensaje
Los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo invitaron a Chavela Vargas a una fiesta. Frida le ofreció el chal y le confesó su admiración al espíritu vagabundo, insolente y libre de Vargas. Esta última no abandonaría el hogar de los artistas entre 3 ó 4 años. “Los amé a ambos”, apuntó en una entrevista.
La pintora falleció en 1954. Escribió una carta al poeta Carlos Pellicer y habla de Chavela: “extraordinaria, lesbiana, es más... se me antojó eróticamente”. No se ha comprobado si tuvieron algún romance. Un estudioso de su obra, el reverendo Rubén García Badillo descubrió un enigma en sus dibujos. A partir de 2006, García Badillo empezó a seguir la carrera de Chavela porque notó que “el rostro de ella estaba retratato en el tronco del nopal”. El dibujo titulado “A mitad del patio de mi casa”, es un despliegue de fantasía y afecto, García lo presenta así: “el rostro de Chavela se nutre del útero de Frida que llega a su boca”. A otro lado del lienzo, de la boca de Frida sale una paloma y de su pico surge un rostro bello de Chavela quien a su vez besa a Josephine Baker y su cabeza forma dos animalitos en acto sexual.
Testimonio
Eduardo Zárate fue por estudios universitarios a México en 2012, poco conocía de Chavela Vargas. Cuando falleció los medios mexicanos se encargaron de darle vida a esta gran cantautora. El día posterior a su deceso fue celebrada en la capilla de la Plaza Garibaldi, del D.F., la magnitud del acto se correspondió con la inmensidad del Distrito. La plaza estuvo abarrotada de autoridades, ministros, cantantes, famosos, mariachis y muchos seguidores. Le impresionó la cantidad de gente que fue a despedirla y el inmenso cariño que todo el mundo profesaba por la gran Chavela Vargas. Pocos días después de su fallecimiento, en el departamento que compartía con sus compañeros de universidad, “pasábamos las tardes escuchando una y otra vez sus canciones, especialmente ‘La llorona’”.
La rebeldía no muere
Apareció, por 2006, en el filme Babel de Alejandro González Iñárritu cantando el bolero “Tú me acostumbraste”. En cambio, abril de 2012, marcó el lanzamiento de su disco-libro Luna grande, donde con 93 años revivió poemas de Federico García Lorca, por ejemplo “De la Rosa”.
Entre otras cosas, creyó “La voz de México” que la edad no asesinaba a la rebeldía sino que esta se apaciguaba en el viaje del tiempo. Cada vez que la interrogaban sobre su zambullida en el delirio del alcohol, tomaba un respiro y evitaba rememorarlo porque como cantaba Omar Khayyam “escondió la tristeza como los pájaros heridos”.