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CCE justifica sus publicaciones bajo el criterio de la otredad

CCE justifica sus publicaciones bajo el criterio de la otredad
25 de abril de 2012 - 00:00

Fabián Guerrero, director del fondo editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, señala que no publican a todo el mundo, pese a las críticas que surgen desde fuera. Los textos antes de ser publicados por la Casa Matriz pasan por un filtro -otro punto también cuestionado-  que determina si el libro merece o no aparecer con el sello. Resalta, además, a una Comisión Lectora Móvil de la que no revela sus integrantes para evitar, como dice, “palanqueos”; pero son quienes deciden si un texto merece o no publicarse.

¿Cuál es la línea editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana?

Lo ha dicho Marco Antonio Rodríguez, presidente de la Casa,  y lo repito:  La línea editorial lo que pretende es recuperar la parte esencial del ser ecuatoriano. Y cuando se habla de esencial se quiere decir, incluso, desde el punto de vista de la consideración, del respeto y de la admiración de la otredad, de las personas que conforman la entidad cultural, literaria, científica, artística de este país, encuéntrense donde se encuentren,  ya que todo se ha circunscrito a la ciudad de Quito, lo que ha invisibilizado los trabajos de intelectuales, de creadores, de artistas de provincias, por ejemplo.

Está consciente de que existen críticas al exterior de la Casa,  sobre el exceso de  publicaciones, bajo la idea de que se publica a todo el mundo. ¿Qué tipo de filtro usa el Fondo Editorial para saber a quién publica y a quién no?

Eso es absolutamente inexacto, decir que publicamos a todo el mundo, ya que en esta administración se estableció una política editorial que suponía todo un proceso interno; se circunscribía, entre otros factores, a la determinación de un consejo editorial, un comité lector interno, en donde el procedimiento se remite a lo siguiente: hay un escritor que presenta a consideración de la institución la publicación de su libro, el presidente me lo sumilla y después establecemos una comisión lectora, que es el filtro por el que pasan los escritos antes de ser publicados. Esta comisión tiene la facultad  plena para determinar si el libro es digno de que se publique o no.  O hay otros casos en los que se publican a condición de que se recojan las observaciones que formule la comisión lectora.

Si es que ese filtro pasa, la institución hace suya la publicación y al autor no le cuesta nada publicar; en ninguna administración anterior se hizo un tratamiento de esta envergadura, dado que atendemos, por supuesto, la calidad y luego una vez que ha pasado ese filtro  de  calidad, entonces la institución hace suyo ese libro, lo trata como si fuera suyo y por ende lo publica.

¿Quién forma parte del consejo lector  por el que pasan los textos antes de publicarse?

Por obvias razones nosotros tenemos un comité lector que es móvil, precisamente para evitar el “palanqueo”, ya que en materia intelectual me parece una de las cosas más ofensivas; pero frente  a ello nosotros hemos tenido este tratamiento, además de que en todos los libros que publicamos  existe un informe valorable y ahí se ve que no constan los nombres de la comisión lectora, porque precisamente es para dotarle  de la suficiente seriedad y rigor a la publicación.

¿Realizar un sinnúmero de publicaciones puede ser considerado como un proceso  democrático?

Yo creo que debe ser una consideración lo suficientemente certera, pero primero no hay que desconocer que la Casa de la Cultura ecuatoriana es una institución cultural y que esto es  Ecuador, que  tiene figuras altas,  encumbradas  en cualquier parte del país, pero también hay escritores o autores que si no llegan a esa altura tienen su presencia en la historia de la literatura ecuatoriana, con sus particularidades, con sus especificidades, con sus límites; pero, ¿quién determina qué es un límite y qué una virtud?
La institución  ha tratado de ser los más honesta  posible, para que este ejercicio no sea tergiversado ni con un afán clientelar  ni irrespetuoso con respecto a los verdaderos niveles de los escritores, y lo que digo  es que no puedes encontrar de modo alguno homogeneidad.

¿Cómo se maneja la  distribución de los libros publicados?

Es necesario dejar  claro que la Casa de la Cultura  no tiene aspiraciones económicas con respecto a la publicación de sus libros, no es una empresa con espíritu privado.
Lo que nos  interesa es que el libro circule bien. Un  número determinado de los libros que publicamos se reparte  a través de los núcleos  y con eso garantizas que el libro tenga una presencia de carácter nacional, luego nosotros entregamos todos nuestros libros a gente que hace crítica, que hace periodismo, que hace comentarios, es decir el libro en buenas manos.
Hay otro rubro y es nuestra librería en donde tenemos un convenio con el escritor; el autor no puede esperar a que sus derechos de autor sean pagados monetariamente sino que se le paga en libros, lo que  quiero decir es que el 70% de la edición del libro se queda con la Casa y se distribuye como lo señalo y el 30% se lo entregamos al autor, es él quien normalmente lo pone en las librerías del circuito comercial, de esa manera nosotros creemos que cerramos un círculo más o menos confiable.

¿Cómo se relaciona el fondo editorial de la Casa matriz  con los demás núcleos, existe alguna incidencia  en lo que deciden publicar los otros núcleos?

Yo diría que es a la inversa, dada la política de nuestro presidente frente a  la Casa, creo que era imprescindible que ésta se ocupara de los núcleos y por tanto nosotros tuvimos una línea editorial principal a favor de éstos, pero no tenemos ninguna incidencia en lo que cada uno de los núcleos produce por su cuenta, ya que son autónomos.

Algo que hay que resaltar es  que la Casa matriz ha publicado todo lo que ha sido posible de los núcleos que no han tenido condiciones materiales para hacerlo, de modo que se han vertebrado las carencias  con las posibilidades y con todas esas limitaciones también.

¿Existe alguna colaboración de la Casa para que los libros premiados puedan estar en las estanterías de las librerías?

De  hecho se los promueve en librerías. Tenemos el caso de Humberto Vinueza, uno de los últimos ganadores de un premio internacional, a quien le publicamos nosotros. Esto es un detonante para que este libro primero se lo promueva  y luego se lo actualice en cuanto a presencia misma en los espacios de los que dispone la Casa y por supuesto de las librerías.

Una vez que el libro es promovido en las librerías, el autor no recibe nada por sus derechos, ya que nos da la potestad de publicación y renuncia a sus derechos de autor y a él se le paga con el 30% de libros, y puede considerar distribuirlos del modo que crea conveniente.

Nosotros establecemos un convenio a través del cual el Ministerio de Relaciones Exteriores  recibe 50 ejemplares de cada uno de los libros que nosotros publicamos,  y los envía a las distintas embajadas del Ecuador; esa es otra forma de que nuestro libro esté vigente fuera del país también.

Usted es escritor. ¿Por qué no ha publicado con la Casa de la Cultura Ecuatoriana?

No. No sería ético bajo ningún parámetro. Imposible hacerlo con la Casa de la Cultura.

Pero el Dr. Marco Antonio Rodríguez sí publicó bajo el sello de la Casa, ¿por qué para él no fue antiético?

No, él publicó uno solo (según el informe de publicaciones de 2011 a marzo de 2012, Marco Antonio Rodríguez ha publicado 5 libros, 4 con un tiraje de 500 ejemplares y uno, de 1.000 ejemplares), y esto fue a propósito de una resolución de la junta plenaria. Porque cabe recalcar, Marco Antonio  no quiso publicar con la Casa; la Junta Plenaria, que es el máximo organismo, en una sesión le dijo que no es justo que sus libros sean publicados por otros sellos y no por la Casa. Así que le pedimos que al menos uno de sus títulos lo publique bajo nuestro sello, ya que es una manera de rendirle tributo a la institución y él aceptó. Pero recalco, fue un pedido  de la junta. Y frente a un pedido de esa naturaleza, Marco Antonio no se podía negar.

¿Es usted un posible candidato a la presidencia de la Casa?

Ni siquiera lo he pensado,  no se me ha pasado por la cabeza. Yo soy un escritor, un académico y no tengo ninguna aspiración por el cargo. No he pensado ni siquiera en quedarme en la Casa después de la administración de Marco Antonio Rodríguez. Yo retorno a mi cátedra, a leer y a escribir.

¿Le preocupa la autonomía de la Casa de la Cultura con el Sistema Nacional de Cultura?

Considero que está bien el Sistema Nacional de Cultura, lo aplaudo como funcionario y como escritor, pero me parecería lo más triste que la Casa deje de ser el ejemplo que es, ya que no entiendo a ninguna gestión  de carácter cultural adscrita, porque en ese momento se acaba la libertad subyacente en el espíritu de todo creador; y yo te lo digo no como funcionario, sino como escritor, en la única Casa que yo creo es la que está vigente ahora, es en la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, autónoma, y si deja de serlo, será cualquier otra cosa menos la gestora de la actividad cultural de este país.

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