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El Telégrafo

Los jugadores tendrán el primer partido el viernes 17, a las 17:00. Se enfrentarán a Bolivia

‘Tri’ indígena representará al país en la Copa América de Chile

Los jóvenes fueron bendecidos con agua, palo santo y rosas. Fotos: Álvaro Pérez/ El Telégrafo
Los jóvenes fueron bendecidos con agua, palo santo y rosas. Fotos: Álvaro Pérez/ El Telégrafo
13 de julio de 2015 - 00:00 - Redaccion Sociedad

Hace 9 semanas, Israel Pilamunga armó su maleta y partió. Viajó 5 horas desde el cantón Colta, en Chimborazo, hasta Peguche, en la provincia de Imbabura, para concretar el sueño más grande que hasta ahora ha tenido en su vida: pertenecer a la selección de fútbol ecuatoriana.

El esfuerzo valió la pena porque mañana tomará un vuelo hacia Chile; lleva en su maleta la camiseta tricolor con la que participará en la primera Copa América de los Pueblos Indígenas. De los 18 jugadores, él es el único puruhá, 12 son del pueblo otavalo y 5 son cayambi.

Ha hecho un enorme esfuerzo al dejar de lado la elaboración de su tesis universitaria y el trabajo familiar de venta de ganado bovino con el que ayuda a sus padres. “No dudé, vine dejando todo por representar a mi cultura y al país. Aunque mis padres no tienen mucho dinero, me han apoyado con lo que tienen y yo les agradeceré siempre”, reconoce el joven de 24 años.

Pese a que la familia Chacaguasay, que vive en Peguche —donde la selección indígena ha entrenado desde hace 2 meses— lo ha acogido en su casa, Israel ha invertido $ 40 semanales en pasajes y comida para subsistir durante el entrenamiento.

La falta de apoyo económico de las autoridades para que varios jugadores de otras provincias y nacionalidades indígenas vivan en Peguche durante el entrenamiento, ha impedido que haya una mayor representatividad de culturas, explica Mauricio Bolaños, el director técnico del equipo.

Ayer Israel llegó temprano a la plaza central de Peguche, junto con sus compañeros de balompié participó en una ceremonia de despedida y purificación antes de emprender su viaje al austro del continente.

En círculo, los jugadores, que vestían el uniforme azul con el sello de la selección, aspiraban el aroma a palo santo y extendían sus manos para recibir las frutas que yacían en una gran manta blanca sobre el piso (pampamesa). Sus cabezas fueron rociadas con agua (deidad suprema indígena) y con pétalos de rosas rojas y rosadas. “Yupaychany. Que vayan y regresen con bien”, repetía la mujer que realizaba el ritual, mientras los otavaleños aplaudían y brindaban con chicha.

Samia Guaján (21 años) no dejó de tomar fotos a su novio Édison Segovia (kichwa de Otavalo), a quien dice que extrañará mucho. “Va a ser difícil alejarnos, pero entiendo que le apasione el fútbol porque yo también entreno en la Liga de Otavalo”, comenta la mujer.  Edison ríe y la mira de reojo. Aunque dice tener un sentimiento de nostalgia, está seguro de que el tiempo transcurrirá rápido. “Somos un buen equipo y hemos entrenado con el corazón. Traeremos la Copa a Ecuador”, afirma.

Los 18 seleccionados esperan traer la copa a Ecuador, tal como lo hicieron con el trofeo del Pawkar Raymi, que es una alpargata de oro con pupos.

A Sairy Camuendo (19 años) le ha gustado el fútbol desde que tiene memoria. La práctica la ha adquirido por experiencia en los cotejos que ha participado desde hace 3 años con los equipos de La Joya y Ayllus, que le sirvieron para prepararse para las grandes ligas. Eso sí, reconoce que la teoría para armar el juego ha sido nueva y le ha tomado por sorpresa. “He aprendido mucho en los entrenamientos y me siento más preparado”, apunta.

Está conforme con la posición que tomará en el torneo. Será volante derecho; la velocidad, por lo tanto, es una de sus mayores cualidades. Este joven solo culminó su educación primaria para trabajar como comerciante de ropa.

Ha viajado por todo el país y ha surcado las fronteras hasta llegar a Colombia, Turquía y Rusia. A estas naciones llevó la música ecuatoriana al son de la zampoña. “Sí he salido de Ecuador, pero ahora estoy nervioso porque tengo una responsabilidad de dejar bien en alto al país en el deporte”, expone.

Si hay algo que destacar para el DT del equipo, Mauricio Bolaños, es que los jóvenes seleccionados tienen talento y una de sus cualidades es el “ñeque” que le ponen al entrenamiento. “Son jóvenes técnicamente muy buenos para el fútbol, pero hemos tratado de que tengan un juego más colectivo y no individual (…) Mentalmente son muy fuertes y disciplinados. Son muy resistentes, normalmente ellos trabajan días enteros en el campo, en sus empresas familiares, en el comercio, por eso no se rinden”, dice.

La Copa América de los Pueblos Indígenas se realizará del 16 al 25 de julio, en Chile.

Los jóvenes llegarán en el invierno a Santiago para luego partir hacia Arica. A partir del viernes enfrentarán a las selecciones del grupo B, que está conformado por Bolivia, Colombia y Argentina. Bolaños reconoce que ha mirado los portales digitales extranjeros para constatar la preparación de los equipos. Ansía que el día del juego no le ganen los nervios. Quiere transmitir a sus pupilos la paz y la entereza que se requieren para salir a la cancha.

“Cada uno viaja con un cúmulo de ilusiones y de alegrías por hacer quedar bien al país. Estoy seguro de que este torneo llamará la atención no solo de América Latina sino del mundo entero. Es una forma de abrir las puertas para que los indígenas y nuestros pueblos vayan anexándose al fútbol profesional. Hoy tienen esta posibilidad”, dice.  

Bolaños, si bien reconoce que hay fortalezas en los jugadores —como la velocidad y el manejo de la pelota—, menciona que la recepción del balón, los pases y el lanzamiento al arco fueron aspectos que se trabajaron con pasión. El entrenador, quien no pertenece a ninguna nacionalidad indígena, aceptó que fue un honor dirigir a un equipo multicultural. Cree que este grupo ya llegó con bases en el fútbol y que ha sido por su propia iniciativa de participar en torneos locales como el Pawkar Raymi Peguche, que es el Mundialito de fútbol indígena.

Para la ‘Tri’ indígena se postularon 66 jóvenes de varias nacionalidades del país. Durante 2 semanas se observó su desempeño y luego salieron 28 seleccionados, de ellos, solo 18 viajarán.

Los ejercicios de confianza para afianzar el equipo fueron claves. Jhonatan Aguilar, kichwa otavalo, recuerda que en una ocasión la mitad de compañeros se vendó los ojos y el resto los guió por el campo. “Eso nos ayudó a confiar en los otros y saber que si le hacemos un pase a uno de ellos será para un gol”, dice el joven de 20 años. (I)

DATOS

La Copa América indígena se realiza por primera vez. Participarán 8 países. Grupo A: Chile, Paraguay, Perú y México. Grupo B: Bolivia, Ecuador, Argentina y Colombia.

Los entrenamientos se realizaron durante 9 semanas, de lunes a sábado, de 16:00 a 18:30, en la cancha de Peguche. El primer partido se realizará el 17 de julio. La selección ecuatoriana se enfrentará a Bolivia.

Los seleccionados ejercen diferentes labores, algunos son policías municipales, mientras que otros son empleados municipales, comerciantes, y estudiantes. El DT fue entrenador del Deportivo Otavalo.

La Federación Ecuatoriana de Fútbol no ha apoyado a la selección indígena en lo referente al tema económico. Mientras que el Ministerio del Deporte sí lo ha hecho, pese a no contar con este gasto en el presupuesto. La entidad gubernamental afrontó los pasajes y uniformes de los jugadores. En los entrenamientos utilizaron materiales del Deportivo Otavalo. (I)

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