Palestina, escéptica a diálogos de paz
El ministro israelí de Relaciones Internacionales y Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz, aseguró ayer que Israel liberará un número limitado de presos palestinos en virtud del acuerdo para reiniciar negociaciones, pero rechazó que haya aceptado las fronteras de 1967 como base para negociar.
Ante esto, varias facciones palestinas expresaron su rechazo a que se reanuden las conversaciones sin haber conseguido un claro compromiso israelí respecto a sus principales demandas.
“No hay ninguna opción de que nosotros aceptemos entrar en ningunas negociaciones que comiencen por definir las fronteras territoriales o con concesiones por parte de Israel, incluida la congelación de la construcción” en los asentamientos, dijo Steinitz.
La principal demanda palestina era que Israel se comprometiese a aceptar las fronteras de 1967 como base para iniciar las conversaciones, aunque fuese con intercambios territoriales a cambio de los grandes asentamientos judíos en Cisjordania. Los palestinos pedían también una congelación en la construcción de asentamientos y la puesta en libertad de los presos anteriores a los acuerdos de Oslo de 1992.
El ministro, del partido Likud, dijo que en virtud del acuerdo para reanudar las negociaciones alcanzado con el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry habrá liberaciones de presos por fases, entre ellos varios con largas condenas, que llevan décadas en prisión.
El canal 2 de la televisión israelí aseguró que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se había comprometido con Kerry a liberar de forma escalonada a 250 presos palestinos, cerca de un centenar de ellos anteriores a los acuerdos de Oslo.
Steinitz indicó que el presidente palestino, Mahmud Abás, se mostró renuente a reiniciar las negociaciones, y estimó que su conducta y su posición política siembra dudas sobre si se puede alcanzar un acuerdo de paz a largo plazo.
Asimismo, aseveró que grupos palestinos aceptaron emprender negociaciones que se prolongarán al menos durante nueve meses y se comprometieron a paralizar en ese tiempo sus intentos unilaterales de conseguir reconocimiento por parte de los organismos internacionales.
Sin embargo, algunas facciones palestinas se mostraron ayer en contra de la reanudación de las negociaciones directas con Israel.
El portavoz del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) -el segundo mayor partido tras Fatah en el Comité Ejecutivo de la OLP-, Jamil Mezher, dijo en un comunicado que el inicio de los contactos “causa un grave daño a la causa palestina”.
“El FPLP rechaza plenamente la reanudación de unas absurdas negociaciones, que no consiguen las demandas mínimas nacionales del pueblo palestino”, afirmó Mezher.
También Mustafá Barguti, líder del partido Iniciativa Palestina y excandidato presidencial, consideró que la reanudación de las conversaciones sin un completo cese en la construcción de asentamientos y sin la aceptación de las fronteras de 1967 “es muy peligrosa y podría dañar la causa palestina”.
“Incluso si ambas partes reinician las negociaciones directas, creo que fracasarán porque el actual Gobierno israelí es un gobierno de colonos y nunca reconocerá el derecho legal de los palestinos a la independencia”, dijo Barguti.
Por su parte, Sami Abu Zuhri, portavoz del movimiento islamista Hamás en Gaza, aseguró que el reinicio de las negociaciones es “muy peligroso” y “solo sirve al ocupante israelí”, además de ser “contradictorio con el consenso nacional que han acordado los palestinos”.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos dijo que el acuerdo “aún se encuentra en vías de ser formalizado” definitivamente, aunque anunció que los jefes negociadores palestino, Saeb Erekat, e israelí, Tzipi Livni, se reunirán en Washington la próxima semana para mantener conversaciones preliminares y discutir los detalles de la negociación.
Kerry no mencionó cuál será el marco de la negociación y si éste incluirá la aceptación por parte de Israel de las fronteras anteriores a 1967 como base del futuro Estado palestino o el reconocimiento de Israel como Estado judío, como exigían ambas partes.