La bahrainí Salwa Naser, la “reina” del Mundial de Doha
Salwa Eid Naser Ebelechukwu Agbapuonwu. Tarda más la tarea de desentrañar su nombre que el tiempo invertido por ella en recorrer la pista de 400 metros de un estadio Khalifa, insólitamente poblado de espectadores para causar la sensación del Mundial de Atletismo de Doha: 48,14 segundos.
El certamen tiene reina: una bahrainí de apenas 1,68 m de estatura y 54 kilos de peso que nació en Nigeria hace 21 años y se trasladó con 11 a su país de adopción. Acaba de acuñar el mejor registro del mundo en 34 años.
Por delante de ella en el ranking de todos los tiempos ya solo quedan dos marcas sospechosas, acreditadas por atletas procedentes de la Europa Oriental, las únicas de la historia que han bajado de los 48 segundos.
Los 47,60 s de la alemana del este Marita Koch, en Camberra, cumplirán 34 años mañana, día de clausura de los mundiales. A continuación, otro crono no menos controvertido, los 47,99 s de la checoslovaca Jarmila Kratochvilova en el estadio Olímpico de Helsinki, en agosto de 1983.
Naser, de tipo menudo, deslumbró a la segunda clasificada, la campeona olímpica Shaunae Mille-Uibo. La bahamesa no acertaba a explicarse cómo había perdido después de haber rebajado en medio segundo su mejor marca (48,37s), récord centroamericano y del Caribe.
Naser partió como una bala y adquirió en el primer 200 una ventaja que supo administrar sin derrumbarse en la recta, aun cuando Miller-Uibo le iba comiendo terreno.
En 2015, con 17 años, Naser todavía corría con hijab cuando se proclamó campeona del mundo juvenil. Hace dos años, en los mundiales absolutos de Londres, se colgó la medalla de plata aún en la categoría junior, y en los dos últimos años solo ha perdido un 400, precisamente contra Shaunae en el mitin de Montecarlo 2018.
Se ha propuesto tres objetivos como atleta: ser campeona mundial, ganar la medalla de oro olímpica y batir el récord mundial. El primero ya lo tiene. El año próximo, en los Juegos de Tokio, tendrá la oportunidad de atacar los otros dos. (I)