Enfocado en Tokio
La carrera deportiva del ecuatoriano Brayan Torres despegaba en el fútbol, pero un accidente debido a una descarga eléctrica cuando jugaba carnaval en la azotea de la vivienda de un amigo, le cambió la vida.
Tanto, que calificó a ese incidente como una bendición porque, tras aceptar que el fútbol no lo iba a proyectar en el deporte y la insistencia del entrenador de atletismo Cristian Matute, lo hicieron inclinarse por el atletismo.
Aquel 2015, cuando sufrió el percance, fue de mucha tristeza, pero también de afirmar un espíritu de libertad y autodeterminación que actualmente es muy sólido.
Apenas conservó la cabeza del hueso húmero, en el hombro, por lo que aprendió a manejar el celular con la nariz y la computadora con los pies.
A través de estos aparatos tecnológicos es como se pudo zafar de la tristeza y melancolía que le provocó el aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno para frenar al covid-19.
“Mis papas también en Quito, pero no he podido visitarlos por las normas que han puesto las autoridades de estar en toque de queda. Cada uno vive en diferentes partes”, comentó el subcampeón parapanamericano en la categoría juvenil de los 400 metros en Brasil 2017.
Para superar este sentimiento de nostalgia, Torres se entretiene en las clases virtuales de la universidad, haciendo deberes, dando exámenes, entre otras cosas. Está cursando el segundo semestre de sicología clínica en la Universidad Católica.
No hace mucho para mantenerse en forma porque en enero fue operado de una lesión en la rodilla derecha, por lo que se enfocó en trabajar el fortalecimiento físico que le recomendó que haga su fisioterapista, Carla Maldonado.
“Eso es lo que sigo haciendo porque aún no tengo el alta médica para poder retomar la actividad de alto nivel”, mencionó a EL TELÉGRAFO.
Trabaja con los implementos que tiene en la casa, ubicada en Carapungo (norte de Quito), como balones de fútbol, ligas, conos, escaleras improvisadas, en las gradas o en la terraza.
El nacido en Quito, pero inscrito en Puéllaro (Pichincha) hace 20 años, se especializa en los 400 metros, aunque “no me gusta porque es de mucha presión, pero es en la prueba que he conseguido mejores resultados”, resaltó. Lo atraen más los 100 y 200 m porque son pruebas explosivas y no requieren de tanto desgaste, comentó.
El atletismo le abrió muchas puertas y lo llevó a conocer muchos países. “Además me ha dado alegrías y tristezas, pero es algo muy bonito, muy sacrificado en el que si pierdo lo hago yo, así mismo si gano”, manifestó el exdefensa central de las inferiores de El Nacional.
Ahora se centra en dos objetivos. El primero y más cercano, clasificar a los Paralímpicos Tokio 2020, para lo cual debe lograr la marca base (53 segundos y 40 centésimas) y luego ser elegido por el Comité Paralímpico Ecuatoriano dentro de los cupos. Su mejor tiempo es de 53s05c.
Y el segundo, graduarse de sicólogo para ayudar a más personas a salir adelante como él. (I)