Un atleta que soñaba con ser militar
En las polvorientas calles del Valle del Chota (provincia de Imbabura), el campeón parapanamericano ecuatoriano Jordi Congo corría detrás de una pelota como la mayoría de niños en ese sector, que es puntal del fútbol local.
Al mismo tiempo, también era atraído por el uniforme camuflaje que usan los militares en sus labores. “Con mis amigos jugaba a las guerras, usábamos palos como armas y todo”, rememoró el imbabureño, quien tiene discapacidad intelectual de nacimiento.
En cada formación de la escuela, Jordi era el primero en ponerse al frente y pararse con disciplina recibiendo las órdenes de las maestras.
“Habría sido un buen militar y ayudado a mantener a mi familia, pero no se pudo”, puntualizó el deportista, que nació en el Chota en 1996.
Pese a ser su sueño no se acercó a ninguna dependencia militar a intentarlo, por temor a ser rechazado por su discapacidad.
Pero encontró en el deporte una vida de triunfos y satisfacciones.
Congo ganó el oro en el impulso de bala en los Juegos desarrollados en la capital peruana el año pasado, con una marca de 15,96 metros, que constituye un nuevo registro parapanamericano.
Antes de conseguir el mayor triunfo de su carrera, como lo catalogó el paratleta nacional, Congo corría por la banda derecha, esquivando rivales y enviando centros para que los delanteros convirtieran los goles.
El lateral derecho también sabía defender. “Jugaba bien según yo (sonríe) y también entrené en una escuela de fútbol en Ibarra (que queda a 30 minutos del Chota)”; sin embargo, un accidente de tránsito lo alejó de las canchas.
Cuando era adolescente le gustaba andar en moto, hasta que un día se cayó y fracturó la rodilla. La operación fue todo un éxito, pero los botines no se los volvería a poner, en parte por la lesión y por otra porque se topó con el atletismo, a los 15 años.
El tricolor acudía con frecuencia al Centro de Entrenamiento para el Alto Rendimiento (CEAR), ubicado en Carpuela, a pocos minutos del Chota a seguir ejercitándose.
Fue ahí que los entrenadores Celso Chalá y David Bernardo vieron su fortaleza física y le recomendaron practicar el impulso de bala y disco.
El apego a estas disciplinas fue a primera vista. “No traté con las carreras de pista, ni con las modalidades de salto, sino que de una fui al lanzamiento”, reseñó el atleta de 24 años.
Estar en unos Juegos Paralímpicos es una cuenta pendiente para el lanzador nacional, dado que para los de Río de Janeiro 2016 clasificó, pero por falta de cupo en el Comité Paralímpico Ecuatoriano se quedó fuera de la cita.
El Comité Paralímpico Internacional entrega un número determinado de asistentes a los comités nacionales para la participación en los Juegos. Esto lo hace de acuerdo a la participación histórica y el medallero general.
La pandemia del covid-19 (coronavirus) impidió que participe en algunos torneos nacionales e internacionales que le habrían permitido acercarse a la marca de 16,50 metros que tiene que alcanzar para acceder a la Paraolimpiada Tokio 2020.
Actualmente, Congo tiene como mejor registro los 15,96 metros. “Estoy cerca de conseguirlo, solo tengo que seguir trabajando fuerte y tener competencias para cumplir mi sueño de llegar a Tokio”, comentó.
Desde ya, Jordi entrena arduamente para mantenerse en forma. Un día de prácticas empieza a las 06:00, desayuna y se dirige al polideportivo que queda cerca de su casa para continuar con la planificación que le entregaron Chalá y Bernardo.
Dado que el CEAR de Carpuela permanece cerrado por la emergencia sanitaria que vive el país, el paratleta recibió el permiso para llevarse a casa unos implementos deportivos, con los que cumple con los entrenamientos.
Como parte de su preparación, los miércoles asiste a un gimnasio en Ibarra, donde fortalece la parte muscular.
El triunfo en los Juegos Parapanamericanos de Lima, el año pasado, hizo que Congo suba de la categoría Élite a la Tokio 2020 en el Plan de Alto Rendimiento, que impulsa el gobierno, a través de la Secretaría del Deporte.
Por estar en esta división, el imbabureño recibe un incentivo económico de siete remuneraciones básicas unificadas.
Por lo pronto desconoce el calendario de pruebas en lo que resta del año. (I)