Barcelona, el más ganador en competencias europeas
El Barcelona logró ayer su cuarta Supercopa de Europa después de vencer (2-0) en la final al Oporto en un partido en el que Messi, que consiguió marcar por fin en esta cita, volvió a guiar a los suyos, con un tanto y una asistencia a Fábregas, hacia un nuevo título: el número doce de la era de Guardiola, que se convierte en el entrenador más laureado de la historia de la entidad, superando al mítico Johan Cruyff.
El conjunto catalán, que se erigió como el club con más títulos en el “Viejo Continente” (76), continúa con este entorchado la senda del triunfo con la que terminó en 2010, superando las carencias de preparación física a base de fútbol y agarrándose al talento de un “Leo”, que sigue confirmando su candidatura al Olimpo del fútbol.
La “Pulga” abrió el marcador a los 38’, tras una equivocación del colombiano Guarín que habilitó con un pase atrás a Messi, quien con una finta eludió a Helton y marcó; luego (89’) asistió a Cesc, que se estrenó con los “culés” en torneos oficiales.
El Barça mostraba sus armas. Pedro esquivaba el fuera de juego y, a pesar de encontrarse en varias ocasiones solo ante Helton, el jugador la mandaba por encima, ya que buscaba anotar de antología.
Los portugueses no se amilanaban y Hulk, el más peligroso e imponente de la escuadra “lusa”, rompía a Abidal dentro del área y sus disparos rozaban el palo.
El equipo “blaugrana” gozó de sus mejores minutos al término del PT, sin embargo, los goles llegaron en la etapa complementaria, donde solo el fuera de juego de Pedro y Villa evitó que anotasen al Oporto.
Cuando Alexis Sánchez y Sergio Busquets ingresaron ya escaseaba la gasolina portuguesa, por lo que el DT Vítor Pereira intentó sorprender con Varela, Fernando y Belluschi; este último teniendo una chance, cuando Mascherano y Valdés no se entendieron y dejaron un balón servido casi a puerta del arco y que Abidal llegó para enviarla al córner.
Más delito tuvo la siguiente jugada cuando el mismo Abidal, con todo a su favor, se lió en la salida del balón y chocó fuerte con Guarín, en un lance que pudo ser penalti.
En el 89’, Messi volvía a aparecer para inventarse un excelente centro para Cesc que fusilaba a Helton. El 4 “blaugrana”, jugador predilecto de Guardiola, dejaba el título en manos del Barça y reivindicaba su sitio dentro de la constelación de estrellas de un equipo que sigue haciendo época y que apunta a que el final de su leyenda no se vislumbre muy próximo.