El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile entregó ayer al poeta Raúl Zurita el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2016, que incluye un reconocimiento de $ 60.000. El ministro de Cultura, Ernesto Ottone, le informó por vía telefónica la decisión. “Muchas gracias a cada uno de ustedes, del jurado, a usted ministro, es realmente muy, muy emocionante”, dijo el poeta, que ya fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura, en 2000.

Nacido en 1951, en Santiago de Chile, Zurita no estudió literatura, sino Ingeniería en Estructuras Metálicas en la Universidad Federico Santa María de Valparaíso. Pero fue en esa ciudad donde conoció al artista Juan Luis Martínez en 1970, con quien desarrolló una intensa actividad cultural. Paralelamente, participó en el CADA (Colectivo de Acciones de Arte), que se inscribe en lo que se conoce como Escena de Avanzada, y donde participó junto al sociólogo Fernando Balcells, y los artistas y escritores Lotty Rosenfeld, Juan Castillo y Diamela Eltit, quienes basaban su postura artística en el uso de la ciudad como un espacio de creación.

Su vida así como su obra están definidas por la huella que dejó la dictadura en Chile, pues él fue una de las tantas personas detenidas y torturadas durante ese aciago periodo de la historia chilena. Entre sus obras destacan Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982), Canto a su amor desaparecido (1986), El amor de Chile (1987), Selección de poemas (1990), La vida nueva (1994), Poemas militantes (2000), y Sobre el amor y el sufrimiento (2000), entre otras.

“Siento que se escribe desde una cierta irreparable desesperación y a la vez desde una también imposible alegría, del encuentro de esos fantasmas nace la escritura. La escritura es como las cenizas que quedan de un cuerpo quemado. Para escribir es preciso quemarse entero, consumirse hasta que no quede una brizna de músculo ni de huesos ni de carne”, le dijo Zurita a este diario en una entrevista con el poeta guayaquileño Ernesto Carrión. (I)