Mendicidad y analfabetismo disminuyen
Jefferson Pallazhco Guarquila es uno de los estudiantes que obtuvieron una de las becas de la Senescyt, que le permite recibir una compensación económica del Estado para sostenerse en sus estudios. Tiene 19 años y considera que hay buenas razones para mirar con expectativas y optimismo el 2014. Tener buenas notas y que su madre sea acreedora del bono de desarrollo humano le permitieron ser becario.
La situación para él y su familia, dice, ha mejorado. Cuenta que el bono de desarrollo humano, que recibe su madre mensualmente, hace más de 5 años ayudó a cubrir algunas necesidades que no pudieron solventar por los bajos ingresos de su padre, comerciante ambulante.
Tras conseguir la beca no dudó en ayudar a su padre con otros gastos. “Con el dinero que recibí compré una computadora que le sirve a mis otros hermanos. Solo debo mantener mi puntaje de 8 puntos para conservarla”, dice el joven.
Pobreza y mendicidad baja
Para el año 2000 casi el 33% de la población vivía en la pobreza. Hoy el índice es del 21%, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pese a que la cifra sigue siendo alta, el dato refleja que la tasa de pobreza sigue disminuyendo.
En Ecuador, según un informe de ‘Panorama Social’ de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pobreza disminuyó en 3,1 puntos porcentuales.
De hecho, mediante la campaña Da Dignidad del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), 34 mil familias fueron rescatadas de la mendicidad o pobreza extrema.
Un ejemplo de ello es Solange Arroyo Quintero, quien en 2013 emprendió el servicio de catering “La rica sazón de la abuela” en la Isla Trinitaria (sur de Guayaquil), con el apoyo del MIES y el Instituto de Economía Popular y Solidaria.
La microempresa, según cuenta Solange, le permite mantener a sus 3 hijos. Al igual que Jefferson, ve este año con optimismo.
Ella prevé que gracias a la construcción de colegios emblemáticos aumente el trabajo de pedidos de comida. Esto ocurre con los Centros Infantiles del Buen Vivir (CIBV), donde ella prepara los alimentos para los más de 80 niños del centro San Lorenzo del Pailón y Rayito de Luz de la Isla Trinitaria.
Un programa para atender a 100.000 adultos iletrados
Luego de concluir en diciembre el Proyecto Nacional de Alfabetización de Educación Básica para Jóvenes y Adultos (EBJA), que impulsa desde 2011 el Ministerio de Educación, hay nuevos propósitos para este año.
Según María Ester Lemus, subsecretaria de Coordinación Educativa, mediante el EBJA dejaron de ser analfabetas 324.894 personas.
“Superamos la meta que se tenía de reducir un 2,8% la tasa de analfabetismo, que según datos del INEC es de 6,8%. Esperamos que con el próximo censo a nivel nacional este proceso se refleje”, dice Lemus.
Asegura que en 2014 se fortalecerá la estrategia. Dijo que esperan alfabetizar a 100.000 personas y reducir paulatinamente la cifra restante del 3.54%. Agrega que este año también se atenderá a 2.200 personas privadas de la libertad. Mientras que en las zonas fronterizas se alfabetizará a 7.278 personas.
Lorenzo Obando, de 72 años, y su hija Manuela, de 50, se vincularon en marzo al programa. A nivel mundial se prevé que la tasa de alfabetización entre los adultos llegue al 86% en 2015 y alcance el 92% en los jóvenes.
Los ecuatorianos tienen mayor expectativa de vida
Casi todos los países muestran descensos en la tasa de mortalidad, en especial la infantil, debido a los controles tempranos desde el vientre materno. En Ecuador un estudio de la UNICEF estima que la tasa de mortalidad en menores de 5 años es de 24 por cada 1.000 nacidos vivos, inferior a la de países como Perú y Bolivia.
En general, la esperanza de vida también ha aumentado. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) indica que mientras en 2010 fue de 75 años, en 2050 subirá a 80,5 años. El ingeniero Manuel Salto, coordinador del Observatorio Ciudadano, tiene la esperanza de que este año se construyan nuevos centros gerontológicos en el país y se apruebe la nueva Ley Orgánica de Protección Integral y atención prioritaria de las personas adultas mayores.