La salud mundial, un nuevo paradigma internacional
En el 2007, durante la celebración del Día Mundial de la Salud, la entonces directora de la Organización Mundial de la Salud (OMMS), la Dr. Margaret Chan, señaló que cuando el mundo se encuentra en riesgo colectivo, defenderlo se convierte en una responsabilidad compartida por todas las naciones. Esto nos recuerda que en la era altamente interconectada en la que vivimos los problemas de una nación pronto se convierten en los problemas de todas las naciones, especialmente aquellos relacionados con la salud.
A pesar de ello, aún no se tiene claridad respecto a cuáles debiesen ser los indicadores para determinar -con tiempo suficiente de maniobra- cuándo un desafío a la salud se convierte en una amenaza mundial y, una vez identificada, cuáles serían las repuestas apropiadas.
Reconocer que existe una amenaza implica establecer un vínculo entre la salud pública y la seguridad nacional, evento que puede llevar a diversas controversias en la administración de la política mundial. Encender el modo de emergencia exige de un conjunto de actores, como los grupos económicos, las organizaciones transnacionales, o la sociedad civil, quienes debiesen estar interesados en el tema y que además modifican la visión convencional de los Estados, al encontrarse por fuera de las fronteras tradicionales.
Aún más, definir qué se considera una amenaza también está determinado por las agendas culturales y religiosas, las cuales tienen un impacto significativo en las prioridades sociales y políticas, alterando la forma en que un problema de salud es objeto de securitización o no.
Sumado a los desafíos colectivos que ocasionan las enfermedades infecciosas, la diseminación de sustancias químicas o biológicas, o la aparición de nuevos virus, también se encuentran los retos de garantizar la seguridad de la salud individual. El acceso a los medicamentos, a las vacunas y a otras intervenciones necesarias para controlar enfermedades endémicas como la malaria, el sarampión, la tuberculosis y el VIH/SIDA, obliga a los Estados a tener un sistema de salud fuerte que no solo dialogue a nivel doméstico sino también a nivel internacional.
De tal suerte, la escala, el alcance y la complejidad de estos desafíos modernos para la seguridad sanitaria exigen de un enfoque basado en la salud pública mundial, la cual requiere de una inversión tanto en infraestructura como en el desarrollo de un nuevo paradigma sanitario.
Las fronteras están siendo erosionadas por los retos supranacionales, provocando un profundo impacto en la estabilidad y prosperidad de la comunidad internacional. Las crisis de salud son un reto de seguridad, puesto que ocasionan demasiadas muertes y demasiado daño en todas las esferas de la sociedad a nivel mundial.
*Red de Politólogas