¿Crowfunding o pagar impuestos?
El crowfunding, con motivo de la emergencia sanitaria, es un mecanismo para recabar fondos con los aportes voluntarios de los individuos, empresas y grupos económicos, que pueden ser en dinero, bienes y voluntariado, inclusive.
Esta situación nos pone en una disyuntiva que no se había discutido antes de hoy. ¿Debe el crowfunding reemplazar a los impuestos? Y si no se elimina, ¿puede el ciudadano escoger entre una u otra opción? Y una última, la que aplica Ecuador, prohibir que estos aportes sean considerados deducibles en el pago de impuestos.
Todos los que pregonaban una disminución de los impuestos a los empresarios, ahora, exigen que el Estado destine todos los recursos en contratación de personal médico, ropas de protección, habilitación de hospitales y equipamiento con respiradores. Una contradicción evidente.
Todo extremo es malo, esto aplica a los impuestos; y como anotaba en mi artículo anterior Impuestos post coronavirus, un cambio radical del Estado es un reconocimiento a la iniciativa particular para la generación de cambios y romper el mito de Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) como ente concentrador de poder y recursos.
Imagine usted que todo ecuatoriano tenga y reciba un “estado de cuenta tributario” que funcione de la misma forma que el estado de cuenta bancario, donde se acredite el valor que usted y yo tenemos en el petróleo, o lo que nos corresponde por impuestos y en subsidios; ya que como dice el dicho, lo que es de todos es de nadie. Para generar conciencia, pertenencia y civismo, es preciso individualizar por ciudadano lo que recibiríamos (petróleo y minerales, impuestos y subsidios) de no existir el Estado, y que por una redacción constitucional hemos convenido que los maneja un ente imaginario llamado Estado, que toma mejores decisiones que sus individuos.
Si el PIB por habitante es de $ 5.400, no es democrático que cada individuo, incluso guiado por su interés personal, decida dónde puede ver mejor utilizados e invertidos dichos recursos. Si lo hace con su sueldo, por qué no puede hacerlo con sus impuestos.
¿En este esquema tiene cabida el crowfunding? Por supuesto, ya que cada ciudadano puede -con límites- decidir el destino de dichos recursos, para ello necesitamos de líderes que crean en el empoderamiento del ciudadano antes que en las próximos elecciones.
La malentendida democracia nos ha limitado a rayar una papeleta de votación cada cuatro años.
Dedicado a Elsa De Mena, amiga y mentora que me enrumbó a estos indescifrables temas. (O)