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Presidente Moreno sobre Rafael Correa: "A algunos expresidentes se les olvida que dejaron de serlo"

En entrevista con la BBC, el presidente Moreno aseguró que su postura es apelar al diálogo, mas no a la imposición.
En entrevista con la BBC, el presidente Moreno aseguró que su postura es apelar al diálogo, mas no a la imposición.
AFP
22 de septiembre de 2017 - 15:20 -

El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, sostiene que su antecesor, Rafael Correa, parece haber "olvidado un poquito la promesa" que le hizo personalmente de que evitaría molestarlo cuando dejara el poder.

"A algunos expresidentes se les olvida que dejaron de serlo", dice Moreno en una entrevista exclusiva con BBC Mundo, en Nueva York, la primera que concede a un medio internacional desde que asumió en mayo.

Aunque ambos pertenecen a la misma fuerza política, sus diferencias son cada vez más notorias, al punto que Moreno insiste en que la instalación de una cámara oculta hallada en el despacho presidencial "fue ordenada y dispuesta" por Correa, quien lo ha desafiado a que pruebe que lo espiaba o renuncie "por ridículo".

El actual mandatario también afirma que "lastimosamente se han detectado muchísimos actos de corrupción" desde que asumió.

Pero Moreno, el único jefe de Estado del mundo que usa silla de ruedas por haber quedado parapléjico tras ser baleado en un asalto en 1998, afirma que su principal logro como presidente hasta ahora fue reducir la polarización política en el país.

Y anticipa que evitará buscar la reelección cuando caduque su mandato de cuatro años.

Lo que sigue es una síntesis del diálogo que Moreno mantuvo con BBC Mundo en la sede de las Naciones Unidas, a cuya Asamblea General asistió por primera vez como presidente.

Acaba de pasar el umbral de los 100 días como presidente de Ecuador. ¿Cuál ha sido su principal logro?
Para mí ese umbral es un convencionalismo al que poca atención le he prestado.

El Ecuador estaba bastante polarizado: la diferencia que hubo en votos de una candidatura a otra fue bastante pequeña y las controversias eran bastante grandes. Había que iniciar un proceso de reconciliación nacional, volver a hacer que se encuentren personas que no coincidían ideológicamente.

Todos acudieron a un gran diálogo nacional. Se han implementado muchísimas mesas, en las cuales de manera libre y espontánea cada uno de los sectores está exponiendo sus puntos de vista. Y los resultados están empezando a verse. Hemos tomado algunas decisiones y vamos a tomar muchas más.

¿Esa despolarización o reconciliación es el principal logro hasta ahora?
Así es. Pero hemos empezado a trabajar también con nuestro programa, que lo hemos denominado "Toda una vida", así como el bolero de Los Panchos. Un gobierno debe atender y proteger a su pueblo desde la concepción hasta que Dios decide cerrarnos los ojos, dándonos un buen vivir y un bien morir también.

Muchos se han sorprendido por el nivel de diferencias que está demostrando con el expresidente Rafael Correa. ¿Desde cuándo vienen y hasta dónde llegan esas diferencias?
Desde hace rato. Habíamos conversado con el presidente Rafael Correa cuando él fue a Ginebra a solicitarme que sea su candidato. Yo le he manifestado que existen diferencias en la concepción misma de cómo se relaciona con los sectores productivos, gremiales, sociales. Yo apelo bastante más al diálogo que a las imposiciones. Y él me había manifestado que no hay ningún problema, que va a vivir a Bélgica y no va a molestar —lo estoy diciendo como un término un poco feo— que va a respetar completamente mis decisiones. Parece que se le ha olvidado un poquito la promesa.

¿Cree que él hubiera preferido a otro sucesor?
Sí, ya que lo mencionas, sí. Él hubiera preferido una persona que esté más acorde con su forma de pensar, de actuar. Él sabía que yo en muchos aspectos difería de su forma de concebir la vida, la relación con los ciudadanos.

¿Hasta qué punto piensa desmantelar el legado de Correa? En octubre habrá una consulta popular y hay temas que pueden entrar, como la Ley de comunicación, la Ley de Educación Superior, que son banderas de ese legado…
En la subjetividad, la Ley de Comunicación por ejemplo es una buena ley; tal vez haya que hacer algún cambio. En la práctica, estamos demostrando que no necesariamente debe ser una ley punitiva, sancionadora, castigadora, sino más bien una ley orientadora y que los organismos así se comporten.

Respecto a la llamada ley de plusvalía (para evitar la especulación con inmuebles), ha causado un impacto bastante negativo en quienes invierten en compras de bienes raíces o construyen, lo cual produce consecuencias bastante nefastas en el trabajo. Recordemos que la construcción es un sector de la economía que dinamiza todos los demás. Hemos sufrido un deterioro de -7% en el crecimiento. Apelaré a la Asamblea Nacional para ver si encuentro un cambio; caso contrario, acudiré a la ciudadanía para que decida.

Sus diferencias con Correa se han expresado sobre todo a través de las redes sociales. ¿Ha intentado hablar con él por teléfono para discutir esto?
Una vez lo conversamos. Él volvió a manifestarme que respetaba mi forma de actuar. Pero con frecuencia parece que los expresidentes se olvidan, no se han dado cuenta que son expresidentes y suelen comportarse de manera diferente. Como que tendrían todavía la potestad de decidir.

De todas formas, es un ciudadano más. Respeto su opinión, aún cuando está cargada a veces de una dosis alta de agresividad. No he contestado así. Un presidente debe comportarse como espera que se comporte su pueblo: con cortesía, respeto, tolerancia.

Hace unos días, usted denunció que apareció una cámara oculta en un despacho presidencial. Correa calificó esto de ridículo. ¿Usted está convencido de que lo está espiando?
No puedo estar convencido, pero es muy extraño que detecten una cámara que fue ordenada y dispuesta por él para que se instale allí, que se la encuentre prendida. El servicio técnico, que había trabajado con él, entró y estuvo durante todo un día y una noche revisando la cámara y las conexiones.

Y, ¡oh sorpresa!, al otro día la Fiscalía, cuando hizo la investigación, encontró que la cámara sí estaba prendida, pero que los cables que conectaban con los discos duros entiendo yo que estaban desconectados. Una sorpresa bastante extraña, bastante rara.

La preocupación que surgió en ese momento por parte de varios compañeros que habían trabajado colaborando con el gobierno del expresidente Correa es si se los estaba grabando, si se grababan las reuniones con amigos. En forma particular, yo no lo haría jamás.

Es un presidente denunciando que está siendo espiado de alguna forma o que hubo un intento de espionaje…
Es por eso que en las redes puse que una definición particular de ridículo es alguien que es sorprendido haciendo algo que él dice que no ha hecho.

¿Cuán seguro se siente en su gobierno, que está lleno de funcionarios que antes sirvieron para Correa?
Sí, ningún problema. La lealtad no es una condición. La lealtad se la construye con el comportamiento cotidiano. Si es que un presidente se comporta de manera ética, moral, es cordial, tolerante, respetuoso, inmediatamente se generan las lealtades.

Pertenecemos al mismo movimiento político, la misma tendencia socialista que generó el gobierno, este que ha durado 10 años y ha avanzado muchísimo en conquistas sociales. Pero hay cierto tipo de libertades que se vieron mermadas y hay que devolverlas a las instancias sociales que les pertenecen.

Ha hecho de la lucha contra corrupción una de las principales banderas de su gobierno. ¿Había tanta corrupción en el gobierno anterior?
Sí señor. Lastimosamente se han detectado muchísimos actos de corrupción. Eso no significa que antes no los había. Muy posiblemente los había. Lo que pasa es que acá hemos tomado la firme determinación de erradicar. La tarea es muy difícil, pero tenemos el firme compromiso con el pueblo ecuatoriano de erradicar la corrupción.

Usted fue vicepresidente de Correa y aceptó la candidatura por el mismo partido de gobierno. ¿No sabía nada? ¿No sospechaba que había corrupción?
Yo nunca participé en el tema económico. Estaba dedicado al tema social, principalmente al rescate de los derechos de las personas con discapacidad y tuvimos bastante éxito en ello.

Vuelvo a recalcar, a mí me ha asombrado el comportamiento del expresidente Correa. Sin embargo, he guardado un silencio prudencial porque un presidente no puede ponerse a discutir con ninguno de sus ciudadanos. Y a algunos expresidentes se les olvida que dejaron de serlo.

Usted es el único jefe de Estado del mundo en silla de ruedas. ¿Esto lo limita de alguna forma en el ejercicio de su función presidencial?
No, todo lo contrario: me motiva más. Como me motivó para el trabajo que hice como vicepresidente o cuando el secretario general (de la ONU), Ban Ki-moon, me nombró su enviado especial para las discapacidades. Y me motiva bastante más hoy que las responsabilidades son mayores.

¿Eso ayuda a que la gente lo vea más como alguien de carne y hueso, que tiene limitaciones humanas, y no tanto como el superhombre que muchos suelen esperar de un presidente?
Como estoy más bajo que todos, estoy más cercano a ellos. Estar en una silla de ruedas, lo digo de forma alegórica, hace que uno deje de ver tanto arriba y vea más al frente y hacia abajo. Y cuando uno observa hacia abajo encuentra temas terribles que hay que resolverlos.

Varios colegas suyos han expresado su preocupación por Venezuela, diciendo que hay una dictadura o al menos un quiebre del orden democrático. ¿Qué piensa usted: es una dictadura o no Venezuela?
Uno debe ser extremadamente respetuoso con la decisión que toman los países. Cada país encuentra su propio camino. Es una falta de cortesía intervenir en los temas de otras familias, de un vecino o un país amigo. Pero siempre estaremos prestos a dar nuestro contingente para que el diálogo que entiendo se ha iniciado sea fructífero.

Hay instancias a las cuales uno debe acudir y expresar su opinión. Nosotros hemos manifestado que sí estamos preocupados por el número de muertos que ha habido, muy preocupados por el número de presos seguramente políticos. Pero siempre apelamos a que las partes puedan dialogar y resolver las controversias al interno.

¿Hasta cuándo puede permanecer Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres? Usted lo ha calificado como un "hacker" aunque ha mantenido su asilo que ya lleva cinco años.
Independientemente de que no estemos de acuerdo con la actividad que el señor Assange representa, hay un valor mayor que es la protección de su vida. En Ecuador no hay pena de muerte y tememos que la persona a la cual dimos acogida en nuestra embajada pueda correr peligro de muerte.

Mientras eso ocurra, él tendrá nuestra protección, independientemente de que estemos acudiendo permanentemente a él, indicándole que su condición no le permite opinar de asuntos políticos de Ecuador o de países amigos.

Siempre buscamos una solución. No se la ha encontrado todavía, pero no perdimos la esperanza. Estamos activamente en negociación con el gobierno británico.

¿Qué se lleva en concreto de esta primera Asamblea General de la ONU?
Me llevo muchos entusiasmos compartidos con los representantes de los países. El tema del ser humano, lo más importante. Hemos firmado el tratado de no proliferación de armas nucleares, depositado nuestro compromiso y ratificación del tratado de París (contra cambio climático) y del protocolo de Nagoya (sobre biodiversidad y uso de recursos genéticos).

En su discurso habló de la importancia de renovar los liderazgos. ¿Es ese un problema de la izquierda en la región, con presidentes que llegaron y quisieron perpetuarse en el poder sin buscar a alguien que los reemplace?
Sí es un problema, el querer perpetuarse en el gobierno y que se genere en el entorno la creencia de que hay personas predestinadas para sacar adelante a un país. Es un problema porque impide la generación de nuevos liderazgos y hace que las personas pierdan la perspectiva de lo que debe ser un gobierno democrático.

¿Y usted cuánto piensa permanecer en la presidencia?
Los cuatro años para los cuales el pueblo me ha elegido. No optaré por la reelección. No creo en las reelecciones. (I)

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