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El exdirector de Le Monde Diplomatique presentó libro en Quito y Guayaquil

El 30-S sería producto de una estrategia regional

El francés Maurice Lemoine es escritor y periodista especializado en temas relacionados con América Latina. Foto: Daniel Molineros/El Telégrafo
El francés Maurice Lemoine es escritor y periodista especializado en temas relacionados con América Latina. Foto: Daniel Molineros/El Telégrafo
30 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

A mediados del siglo XIX, uno de los filósofos de la duda, el alemán Karl Marx, ya tenía en mente la premisa que encauzaría al mundo intelectual.  En su Tesis sobre Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Marx sostenía que “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, cuando de lo que se trata es de transformarlo”.

Esa idea de que los revolucionarios tratarían de transformar su entorno se trastoca durante el cambio de siglo y, ahora, “son los contrarrevolucionarios quienes tratan de cambiar el rumbo de las cosas”.

El periodista y escritor francés Maurice Lemoine tiene clara esa hipótesis sociopolítica y la explica de forma documentada en su libro Los Hijos ocultos del general Pinochet que se acaba de publicar en español con el subtítulo ‘Compendio de golpes de Estado modernos y otras tentativas de desestabilización’.

CITAS

“Desde Brasilia, Lucio Gutiérrez quiso atemorizar a la clase media nacional con su invención de grupos armados en el 30-S”.

Maurice Lemoine,
Periodista y escritor francés. 

“Todos conocemos a Lucio Gutiérrez (...) Para acabar con el socialismo del siglo XXI, ¡hay que acabar con Rafael Correa!”.
Alberto Montaner,
Siete días antes del 30-S, según Lemoine.

“Hace un siglo, revolucionarios querían cambiar el mundo; hoy son los contrarrevolucionarios quienes quieren desestabilizar”.
Francisco Sierra Caballero,
Director General de Ciespal.    

“Vivíamos en Estado fallido, con debilidad institucional, y una seria fragmentación de los líderes locales”.
Guillaume Long,
Ministro de Cultura y Patrimonio.

“Para vencer a quienes así nos agreden es preciso que los pueblos del mundo sepan dónde están sus amigos y enemigos”.
Salvador Allende,
Epígrafe de ‘Los hijos ocultos de Pinochet’.

El proceso en que la contrarrevolución sale a la calle tiene un antecedente, según Lemoine, el 4 de septiembre de 1970, en Chile, con la elección presidencial de Salvador Allende, quien fue derrocado el 11 de septiembre de 1973.

“El 10 de septiembre de 2008, Evo Morales, presidente de Bolivia, ordena la salida del embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, por acusarlo de coordinar acciones desestabilizadoras”, recordó el exdirector de Redacción del diario Le Monde Diplomatique.

Con una camisa de mezclilla y un humor afrancesado, Lemoine también trajo a colación que, al cumplirse 35 años del golpe pinochetista, el fallecido presidente Hugo Chávez expulsó al embajador estadounidense de Venezuela (Patrick Duddy); mientras que, a día seguido, el 13 de  septiembre, hace 7 años, Manuel Zelaya suspendía temporalmente la recepción de cartas credenciales al diplomático estadounidense designado para Honduras (Hugo Llorens).

“Algo había cambiado en América Latina”, apostilló Lemoine ante un abarrotado auditorio de Ciespal, en el marco del Encuentro Latinoamericano Progresista-ELAP 2015.

Los presidentes “atípicos que surgieron a fines de los 90” y que enumeró el escritor francés son, además de los nombrados: Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Fernando Lugo, Daniel Ortega, José Mujica, Michelle Bachelet, Dilma Rousseff y Salvador Sánchez Cerén. Todos envueltos en una paradoja latinoamericana: “entre las cosas más graves que les puede suceder está perder las elecciones... o ganarlas. En el segundo caso, las castas superiores no dan tregua y, de un día para otro, estalla el conflicto con los gringos”, concluyó Maurice Lemoine.

La revuelta ecuatoriana

Hoy se cumplen 5 años del motín policial, el secuestro del presidente Rafael Correa, la toma de la Asamblea Nacional, el cierre del Aeropuerto Mariscal Sucre, un eventual saqueo en Guayaquil y la convocatoria al movimiento indígena y organizaciones sociales, por parte de Pachakutik, para exigir la salida del primer mandatario. Éstas, según Lemoine, son condiciones similares a las que interpuso la oposición venezolana.

Otros países de la región han superado embates que ya no se relacionan con un concepto militar, sino un concepto de golpe más amplio: el psicológico, “golpes indoloros en que nadie puede acusar a los golpistas de acciones antidemocráticas o violación a la Constitución”.

El periodista explicó que el uso de la palabra ‘democrático’ suele socapar las intenciones golpistas, unas que narra en su texto y que vinculan al expresidente Lucio Gutiérrez con el activista de derecha cubano Alberto Montaner, en su encuentro en Miami, 7 días antes del golpe de Estado ecuatoriano. (I)

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