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El Telégrafo
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Ontaneda y Gálvez rendirán tributo a la figura maternal que marcó a Michel Tremblay

Marcelo Gálvez entra en el rol de un actor que rememora a su madre, interpretada por Martha Ontaneda, para recrear una escena magistral.
Marcelo Gálvez entra en el rol de un actor que rememora a su madre, interpretada por Martha Ontaneda, para recrear una escena magistral.
Foto: cortesía
28 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Telemix

Por el placer de volver a verla es la pieza teatral del novelista dramaturgo, Michel Tremblay, uno de los más reconocidos escritores canadienses que le rinde homenaje póstumo a su madre a través de este trabajo, en el que expone la relación que tuvo con ella. Bajo esta premisa utiliza el escenario para contar todo lo que no le dijo en vida, además de que la dibuja como una amiga, compañera, cómplice y referente.

Los actores que le dan vida a esta historia son Martha Ontaneda y Marcelo Gálvez, quienes están bajo la dirección de Ana Fuerstenberg, originaria de Montreal, como el autor con quien mantiene una amistad.

La puesta en escena es minimalista porque no cuenta con adornos, sino con una foto proyectada de la madre. “Ana es una mujer amorosa que conoce todas las falencias del hijo a quien le ha enseñado cómo tiene que comportarse, incluso le enseñó a leer con anécdotas. Así, cada párrafo y frase que dice tienen un significado profundo”, comenta Ontaneda, protagonista de la obra. 

La actriz quiso producir este trabajo en Ecuador, bajo su sello MO Producciones Teatrales, luego de leer el guión y verla en el exterior.

Con Gálvez coinciden por primera vez en las tablas, ya que hace años trabajaron brevemente en una producción televisiva. Comenta que durante los ensayos, desarrollados por dos meses, lograron fortalecer su amistad a causa del gusto que comparten por la historia y los personajes en los que han calzado y se identifican.

 Para él está presente el contenido humano en un texto que considera prodigio por los ejes transversales que lo llevaron a aceptar el papel. “Él se revela aparentemente contra la madre porque discute mucho con ella y sus discusiones críticas son muy agudas a veces. Es una madre que le enseñó a su hijo a leer y este lee de todo, literatura, ficción, lo trivial. Ella quiere orientarlo hacia las cosas más formales, algo que él cuestiona permanentemente”.

Lo cotidiano en Tremblay

Esta es una de las obras más importantes del autor por ser autobiográfica. Es parte de las más de 15 piezas teatrales que se ha traducido a 20 idiomas.

Es una historia, que al igual que otras tantas, la escribió en joual, un dialecto de Quebec, como una propuesta revolucionaria por imponer el habla de su ciudad natal y, sobre todo, por las ansias para representar la auténtica cultura quebequeña.

Y es que Tremblay es un novelista particular. Se caracteriza por el entorno común en el que sitúa a sus personajes, como el humilde barrio donde residió, trasladando la crudeza de la realidad en la que estuvo inmerso tanto en el medio urbano como en el núcleo familiar donde creció.

De las novelas, relatos breves y obras de teatro que ha escrito,   suele poblar el escenario de mujeres que viven lo cotidiano y decepcionante, lo rutinario. Incluso se dice que a través de sus creaciones muestra a Quebec como una sociedad matriarcal.

Sus personajes suelen ser, además de homosexuales, mujeres fuertes, en su mayoría amas de casa de mediana edad, esposas, madres, cuidadoras sin sueldo y sin estima, que se levantan rodeadas de ingratitud y se acuestan con la vulgaridad. Suelen cargar el peso de los prejuicios, en ciertos casos los sexuales, están atadas a la religión católica y llevan una opresión familiar como parte de su esclavitud.

La figura maternal presente

La pieza describe la convivencia que tuvo con una madre que lo marcó no solo a nivel personal, sino también como dramaturgo, algo que especifica en su libro.

Tremblay explica que este material muestra la forma en que su progenitora elaboraba sus monólogos, calificándolos como obras maestras de la palabrería.

En este trabajo aborda los términos que utiliza ella para dirigirse a él. Elogia las sutilezas del habla casera y la presenta como una mujer con sabiduría popular.

De acuerdo a sus protagonistas, ella evidencia una aguda preocupación en cuanto a los deseos de él por dedicarse al teatro, carrera que en la realidad no presenció, sobre todo de sus éxitos, por su inesperado deceso.

Gálvez admira este material por la forma en que el dramaturgo presenta el oficio actoral. “Particularmente para mí la historia es deliciosa porque es una especie de radiografía del teatro. Habla de las impresiones que una mujer sensible como la madre de Tremlblay  tiene de lo que es la escena”, argumenta el intérprete dramático, quien considera que el libreto contiene una serie de textos que son profundos, desde la percepción de una persona común y corriente, hasta de un artista que conoce los aciertos y desaciertos de la actividad teatral.

Ontaneda se enganchó con la forma de ser de Ana. “Me encantó cómo el autor  describe a la madre y cómo hace para llevarlo en 6 escenas la forma en que el hijo, que ahora es un famoso escritor, rememora a su madre desde que tiene 10 años. Me impactó esa forma de escribir”.

Los actores se identifican

El positivismo, el amor de madre y lo parlanchina es lo que dice tener Martha Ontaneda de su personaje. “Pero ella es más fuerte que yo porque mezcla crueldad y la comicidad, enfrenta la muerte con mucha fortaleza y yo creo que soy un poquito más débil que ella en ese sentido, pero me encanta su personaje”.

Marcelo Gálvez confiesa que aplicó una técnica particular para lograr un desdoble personal que consideró complejo. Dice que pudo construir un personaje cuádruple por crear al niño de 10, al joven de 16, al adulto de 22 y al narrador que tiene 50 años.

“Después de que la madre fallece él la reinventa en el teatro para poder despedirse de ella como hubiera deseado. Entonces la trae a escena, le muestra el teatro por dentro, le explica cómo es la tramoya, le dice cómo se pintan los telones y finalmente la hace elevarse con unas alas al cielo, sin dolor, sin angustia, sin penas, sin dudas”, relata el actor sobre la forma en que Tremblay recrea a su madre, quien al final se siente orgulloso de ella y   quiere explicarle al público que sus obras están dibujadas con el lápiz y pincel que ella le dejó cuando era un chico. (I)

Datos

Michel Tramblay es un novelista dramaturgo que nació en Montreal, Quebec, Canadá, el 25 de junio de 1942. Creció en Plateu Mont-Royal, un barrio de clase trabajadora y el dialecto joual, idioma que influenció en sus obras.

Las piezas más famosas se centran en protagonistas homosexuales, pero también construye personajes femeninos fuertes, porque su percepción sobre Quebec es de sociedad matriarcal.

Por el placer de volver a verla es una obra autobiográfica que narra parte de su vida; el protagonista no tiene nombre: es el narrador, un director teatral en la que la  figura de su madre, llamada Ana, es predominante.

La escenografía es minimalista, presentando solo la imagen de la madre  en una proyección. El juego de luces se convierte en el recurso principal para destacar los movimientos escénicos.

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