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El Telégrafo
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Los jubilados prefieren, en cambio, la tranquilidad de bulgaria, el socio más pobre de la unión europea

Los turistas ingleses adoptan la moda de lanzarse de los balcones de los hoteles

Los turistas ingleses adoptan la moda de lanzarse de los balcones de los hoteles
07 de septiembre de 2016 - 00:00 - Agencia AFP

Madrid / Londres.-

Son jóvenes turistas, usualmente ingleses, borrachos o drogados, que arriesgan la vida al saltar de un balcón de su hotel a la piscina. La imprudencia conocida como balconing ha sido objeto de un estudio en la isla de Mallorca, en el archipiélago español de Baleares.  

“En Baleares es un fenómeno endémico”, señaló Xavier González, jefe de la unidad de cirugía del Hospital Universitario Son Espases en Palma, la capital de Mallorca.   

Los médicos del centro especializado en traumatismos estudiaron el fenómeno, ante la magnitud que ha cobrado en las islas Baleares (Mar Mediterráneo, este). “Parece que en Mallorca (...) es como un rito de iniciación de algunos turistas, incluso los padres ya vinieron aquí cuando eran jóvenes”, indica González.

El estudio, con datos recabados entre 2010 y 2015, incluyó a pacientes que fueron tratados en el hospital, sin incluir a las personas que murieron cuando practicaban el balconing, como se le llama a la práctica del arriesgado salto a la piscina, desde el balcón del hotel o apartamento, o el tratar de alcanzar un balcón desde otro. El hospital recibió a 46 pacientes durante esos años. De ellos, más del 60% eran británicos, seguidos de alemanes y españoles, según el estudio.

Con excepción de una mujer, todos fueron hombres, de 24 años en promedio. Prácticamente todos habían consumido alcohol y en el 40% de los casos, también algún tipo de droga. En general, la caída fue de unos ocho metros.

En conjunto, el fenómeno ha generado $ 1.7 millones en gastos hospitalarios, según González, ya que algunos pacientes permanecen largo tiempo en cuidados intensivos y pueden terminar con paraplejia.

No hay cifras oficiales de personas muertas por hacer el salto del balcón, pero la prensa española ha reportado más de una docena de fallecimientos en el último lustro.

Los vecinos de los pequeños pueblos también se han quejado por los desmadres que causan los turistas ingleses.  

Agosto es el mes de vacaciones en Europa, por lo que los poblados al pie del Mediterráneo reciben por esta época decenas de turistas, especialmente ingleses.

Bulgaria: la otra cara de la moneda

Cada año, hordas de británicos se marchan a la Costa del Sol española o al sur de Francia en busca de mejor clima y de relax, pero otros han encontrado su paraíso en Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea.

“Aquí no es España, donde uno puede vivir como británico entre británicos. Los más osados eligen Bulgaria”, el país más pobre de la Unión Europea, afirma Kevin Brassington en un jardín bañado por el sol en el que corretean gallinas, ocas y corderos.

Junto con su mujer, Tina, este cuarentón ha convertido una propiedad en ruinas a unos 50 km de Sofía en una granja ecológica que les permite cumplir “su sueño de ser autosuficientes”, en medio de la exuberante naturaleza de Alino.

Pero lo que realmente interesa al matrimonio es hablar búlgaro con fluidez. Los dos han cursado estudios universitarios pero en 2011 abandonaron sus empleos bien remunerados en Kent para “aprender a ser felices con menos”.

Entre 2004 y 2008, los ingleses compraron unas 60.000 propiedades búlgaras, según Rumen Draganov, del Instituto de Análisis y Evaluaciones del turismo.  

La entrada de Bulgaria en la UE, en 2007, aceleró el interés de británicos con un perfil bien definido.

Se trata de jubilados “con espíritu juvenil”, según Draganov. “No eligen lugares turísticos sino zonas alejadas”, justamente las que se vacían en un país de siete millones de habitantes confrontado al éxodo rural y a la emigración.

Al menos unos 10.000 británicos residen en Bulgaria, pero la mayoría de ellos no se han registrado ante las autoridades. Y una serie de la televisión pública búlgara retrata el fenómeno. “Mi vecino inglés” cuenta la historia de un jubilado que se instala en el país. (I)

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Ciudad combate plataformas en línea

Barcelona cerrará 256 viviendas de alquiler

El ayuntamiento de Barcelona cerrará 256 viviendas alquiladas a turistas sin la debida licencia, un mes después de lanzar un plan de choque contra el fenómeno.

Como parte de ese plan, desde principios de julio opera en la capital catalana un equipo de 20 visualizadores, funcionarios que comprueban a pie de calle si tal o cual piso localizado en internet tiene licencia para ser alquilado.   

Los agentes verificaron 509 apartamentos e identificaron como ilegales 234. Cada uno recibirá una multa de 30.000 euros, indicó la alcaldía al hacer un balance del primer mes de la iniciativa.

Otro equipo de inspectores, ya existente, que se reforzó pasando de 12 a 20 agentes, emitió en julio órdenes para cerrar 22 viviendas adicionales.

En virtud de este plan de choque “que tiene voluntad de continuar”, según una encargada de urbanismo de la alcaldía, Janet Sanz, se puede comprobar la legalidad de una vivienda alquilada a turistas a través de la página web del ayuntamiento. En un mes recibió 375 denuncias.

El ayuntamiento de la tercera ciudad más turística de Europa está dirigido por Ada Colau, una exactivista antidesahucios decidida a regular un sector fundamental para Barcelona pero que genera un malestar creciente entre sus habitantes por la subida de precios.

La segunda mayor ciudad de España también ha puesto en su punto de mira a plataformas de alquiler de vivienda, como Airbnb, para “compatibilizar la actividad turística con un modelo urbano sostenible”.

La ciudad recientemente multó a Airbnb y  a su competidora HomeAway, por no retirar anuncios de viviendas sin licencia y no facilitar a la administración datos de las mismas. Cada una de estas dos empresas ha sido así multada por 60.000 euros, y en caso de reincidir se las castigará con 600.000 euros. (I)

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