Brasil con Sonia Braga de abanderada presentó 'Aquarius' en Cannes
La película brasileña "Aquarius", con Sonia Braga en el papel de una mujer que se niega a dejar de vivir como quiere, entró este martes en la carrera por la Palma de Oro en Cannes.
El filme del realizador Kleber Mendonça Filho, de 47 años, fue aplaudido en los pases a la prensa previos al estreno en el Gran Teatro Lumière, en presencia de todos los actores.
A los 65 años, muy bien llevados, Braga encarna a Clara, una excrítica musical que vive en el "Aquarius", un edifico de los años 1940 de la costanera de Recife, rodeada de sus discos, libros y recuerdos.
La cosas se complican cuando el inmueble es adquirido por una empresa que proyecta demolerlo para construir un complejo residencial moderno.
Clara rechaza la transacción que le propone el promotor inmobiliario y a pesar de relaciones difíciles con sus hijos adultos y de un cáncer de mama que le hizo perder un seno, esta mujer valiente está decidida a no dar el brazo a torcer.
En una entrevista con AFP en un hotel de Cannes, Sonia Braga dijo que su personalidad y la de Clara "se fundieron en una sola".
"Es una mujer de mi edad que tiene tres hijos --yo nunca tuve hijos, ésa sería la diferencia-- y la situación en la que se encuentra, la presión, la lucha, el 'no hagas ésto', yo lo viví, en Brasil y el resto de mi vida", dijo la actriz que se hizo famosa con "Doña Flor y sus dos maridos" (1976).
Testimonio de cambios violentos
El filme de Mendonça Filho arranca con una serie de fotografías en blanco y negro sobre el Recife de la época en que se construyó el edificio, un recurso al que también apeló el realizador en su primer largometraje "Sonidos vecinos" (2012), premiada en varios festivales y considerada por el New York Times como una de las diez mejores de ese año.
"Me fascinan los documentos y los archivos", dijo a la AFP Mendonça Filho. "Esas fotografías de fines de los años 1960 y principios de los 70, tomadas en el barrio donde rodamos la película, son para mí documentos históricos".
Ambos largometrajes muestran los cambios avasallantes en el paisaje urbano y la vida de sus habitantes por la especulación inmobiliaria.
"Una ciudad puede cambiar de manera normal o violenta", dice el cineasta, que admite la dimensión política del filme, "aunque no lo es de una manera clásica por la escala reducida" en que se desarrolla la trama, explica.
El trabajo de Braga se lleva buena parte de los laureles y lleva a los entusiastas a vaticinarle a "Aquarius" un lugar en el palmarés.
Un director que sabe escuchar
"La película habla sobre vivir de la manera en que uno realmente quiere y no terminar siguiendo los designios de otra gente con intereses comerciales", dijo Mendonça.
En ese antagonismo, tanto "Sonidos Vecinos" como "Aquarius" pertenecen de alguna manera al género del "siege movie" o películas de asedio en que los protagonistas resisten a una amenaza externa.
Aunque realista, abre la puerta a elementos tomados del cine de horror. Un horror que según el brasileño "proviene del sistema social" implacable contra el que Clara se rebela.
Los dos filmes reservan al elemento sonoro un lugar especial: los ruidos urbanos en "Sonidos vecinos" o los oldies en vinilo que colecciona la protagonista de "Aquarius", que le dan la facultad de recrearse un mundo propio y viajar en el tiempo.
"Siempre soñé con ser parte de una película en la que todo el equipo es parte de ella, y hacer el filme todos juntos", comentó Sonia Braga sobre el rodaje en Recife.
Según Gustavo Jahn, actor brasileño radicado en Berlín que trabajó en "Sonidos Vecinos", Kleber Mendonça "es un realizador con muy buenos oídos". "Sigue su intuición y escucha a su equipo, lo cual da un muy buen equilibrio al trabajo en su conjunto". (I)