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Los creadores de estos espacios buscan combatir el aislamiento urbano

Reviviendo la vecindad a través de redes sociales

Los mentalizadores de la página Frag Nebenan posan para una fotografía en su natal Viena. Foto: Internet
Los mentalizadores de la página Frag Nebenan posan para una fotografía en su natal Viena. Foto: Internet
04 de agosto de 2015 - 00:00 - Agencia AFP

Romana, Michael y Angelika no se conocían hace unas horas, pero ahora estos vecinos comparten un almuerzo en un parque de Viena gracias a internet y a la red microsocial en pleno auge ‘Pregunta a tu vecino’.

La web Frag Nebenan, lanzada en mayo de 2014, cuenta cada semana con 400 nuevos miembros y acumula ya 12.500 usuarios, es decir casi el 1% de la población de la capital austríaca.

¿Su objetivo? Poner en contacto gratuitamente a personas que residen, como máximo, a 750 metros de distancia, para una ayuda puntual, un trueque o actividades comunes.

En pleno apogeo también en Francia (Ma Résidence), en Alemania (Wir Nachbarn) o en Estados Unidos (Next Door), esta iniciativa se presenta como lo opuesto al “síndrome Facebook”.

Así, más que coleccionar cientos de “amigos” en el mundo sin llegar nunca a conocerlos en persona, se busca descubrir a sus vecinos, una tarea difícil en Viena.

A sus 74 años, Marianne Gramsl confiesa haber optado por esta nueva plataforma, ya que no podía con este estado de ánimo que encarna, a su juicio, una de sus vecinas.

“Durante años la saludé sistemáticamente cada vez que me la cruzaba en la escalera, pero ella nunca me respondió. Frag Nebenan me pareció una buena manera de encontrar a aquellos que tienen ganas de decir hola”, sonríe.

Postal

En una capital de tamaño mediano como Viena (1,7 millones de habitantes), el aislamiento urbano puede rondar tanto a los jóvenes como a los menos jóvenes, recuerda Stefan Theissbacher, fundador del sitio.

“Mi sueño era transformar los vecindarios en comunidades”, confiesa este joven de 33 años, oriundo de un pueblo “donde todo el mundo se conoce”.

La idea de la red microsocial la tuvo al darse cuenta, un año después de su llegada a Viena, que nunca había hablado “realmente” con ninguno de sus vecinos.

“No se trata de convertirse en los mejores amigos del mundo, pero de saber que no se está solo, que hay una posibilidad de ayuda mutua en el vecindario”, subraya este especialista en nuevas tecnologías.

El modo de inscripción en la nueva red refleja esta voluntad de buena convivencia. Tras rellenar el formulario en línea, el futuro miembro recibe en el buzón de su domicilio una postal manuscrita con el código de activación.

El usuario puede entonces escoger su perímetro de encuentros: su edificio, su cuadra o manzana, o su barrio, hasta un límite de 750 metros de distancia.

Las restricciones son claras. “No aceptamos ni publicidad, ni propaganda electoral, ni mensajes poco amigables”, destaca Theissbacher.

Aprensión

Si los almuerzos o las veladas jugando a las cartas se han convertido en clásicos, la mayoría de peticiones versan sobre los pequeños servicios del día a día: echar una mano para mover un mueble, regar las plantas o terminar un pastel muy grande.

Romana Caren Lakinger, realizadora de profesión, pudo de esta manera pintar su cocina sin gastar dinero, gracias a los restos de pintura ofrecidos por un vecino.

“No había pensado en rayas amarillas antes de tener este bote. Pero esto es exactamente lo que me gusta: ¡Dejar vía libre a la imaginación!”, asegura.

El sitio permite también movilizarse por causas sociales, como la ayuda a los solicitantes de asilo, o facilitar el trueque de servicios, como un corte de pelo gratuito a cambio de clases de español.

Sin embargo, cuando llega el momento de abrir realmente su puerta a un desconocido, una cierta aprensión invade a algunos usuarios.

“Siempre hay algunos momentos un poco angustiosos cuando invito a alguien a entrar en nuestra esfera privada”, confiesa Verena Sternbacher, una joven madre de familia.

Susanne Eisler, una jubilada de 62 años, destaca la necesidad de una cierta “confianza” para dejar que alguien cuide de sus animales, cuando está de vacaciones.

La plataforma funciona gracias a subvenciones y a inversores privados, antes de la futura introducción de anuncios locales de pago, indica Theissbacher, quien busca desarrollar este concepto en el resto de Austria y en Alemania.

No obstante, los usuarios de la nueva red pertenecen mayoritariamente a los ambientes “modernos” del centro de la ciudad, apunta la socióloga Ulrike Böhm.

En su opinión, “la verdadera cuestión es saber cómo podría beneficiar a las personas que realmente necesitan ayuda”. (I)

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