Los volcanes exhiben una memoria de crecimiento tras colapsar
Por primera vez, un estudio fotogramético a largo plazo ha documentado el "ciclo de vida" de un volcán. Los análisis muestran que los volcanes tienen una especie de memoria.
Investigadores del Centro Alemán de Investigación de Geociencias GFZ y vulcanólogos rusos han presentado resultados de una serie de datos fotogramétricos que abarcan siete décadas para el volcán Bezymianny, en la península de Kamchatka, en la revista Nature Communications Earth and Environment.
Bezymianny tuvo un colapso de su sector oriental en 1956. Fotografías de sobrevuelos de helicópteros de la época soviética en combinación con datos más recientes de drones satelitales ahora se han analizado en GFZ Potsdam utilizando métodos de última generación.
Las imágenes muestran el renacimiento del volcán después de su colapso. El rebrote inicial comenzó en diferentes respiraderos a unos 400 metros de distancia. Después de aproximadamente dos décadas, la actividad aumentó y los respiraderos se movieron juntos lentamente. Después de unos cincuenta años, la actividad se concentró en un solo respiradero, lo que permitió el crecimiento de un cono nuevo y empinado.
A 26.400 metros cúbicos diarios
Los autores del estudio determinaron una tasa de crecimiento promedio de 26.400 metros cúbicos por día, equivalente a alrededor de mil camiones volquete grandes. Los resultados permiten predecir cuándo el edificio volcánico volverá a alcanzar una altura crítica, de modo que pueda volver a colapsar por su propio peso.
El modelo numérico también explica los cambios en la tensión dentro de la roca volcánica y, por lo tanto, la migración de los respiraderos de la erupción.
Thomas Walter, vulcanólogo de la GFZ y coautor del estudio, resume: "Nuestros resultados muestran que la descomposición y el nuevo crecimiento de un volcán tiene un gran impacto en las vías del magma en la profundidad. Por lo tanto, desintegrados y nuevos, los volcanes crecidos muestran una especie de recuerdo de su campo alterado de estrés". Para el pronóstico futuro, esto significa que se debe incluir el historial de nacimiento y colapso para poder dar estimaciones sobre posibles erupciones o colapsos inminentes. (I)