Víctimas de maltrato en Irlanda exigen disculpas
Londres, Inglaterra
El primer ministro irlandés, Enda Kenny, se reunió en Londres con 17 mujeres residentes en el Reino Unido que fueron víctimas de las llamadas "Lavanderías de la Magdalena", instituciones públicas gestionadas por monjas católicas.
El pasado día 5, Kenny pidió perdón en nombre del Gobierno a las alrededor de 10.000 mujeres que permanecieron detenidas entre 1922 y 1996 en estas instituciones, donde recibieron malos tratos.
En estas "lavanderías", popularizadas por la película "Las hermanas de la Magdalena" (2002), se recluía a mujeres que sufrían problemas de diferente índole bajo un régimen de esclavitud, trabajos forzados y no remunerados y continuas humillaciones, según denunciaron las víctimas y sus familias.
Según informó la cadena británico BBC, el jefe del Gobierno se reunió con las víctimas que viven ahora en el Reino Unido en la embajada irlandesa en Londres. A principios de este mes, se divulgó en Irlanda una investigación gubernamental hecha por el senador Martin McAleese, que inició las pesquisas en julio de 2011 para "determinar el grado de implicación del Estado" en estas instituciones.
Entre los motivos que llevaban a la reclusión de las mujeres, el documento enumeró "rechazos de padres adoptivos", orfandad, "abusos familiares", "deficiencias físicas o psíquicas", pobreza y "actitudes inmorales".
En respuesta a las palabras de Kenny, el grupo “Supervivientes de las Magdalenas Unidas” rechazó ayer las disculpas del dirigente democristiano, al que exigió una “disculpa más adecuada y franca” y que reconozca el alto grado de responsabilidad “del Estado y de las órdenes religiosas”.
La portavoz de esta organización, Maureen Sullivan, recordó que durante su estancia en una de esas “lavanderías” las condiciones eran “duras e inhumanas”, “peor”, dijo, que en una prisión.
Su descripción de estos lugares es refrendada por el senador McAlesee en su documento, que los califica de “sitios de trabajo exigentes” desde el punto de vista “físico”, “aterradores y solitarios”.
Kenny dijo que estas lavanderías habían operado en una Irlanda “dura e intransigente”. Las mujeres jóvenes, muchas de ellas madres solteras, fueron detenidas y forzadas a trabajar en las lavanderías que comenzaron a operar en la década de 1920 e incluso seguían vigentes en los ’90, según un informe del gobierno.
Según el informe, no hay pruebas de que se cometieran abusos sexuales en las lavanderías. El 10% de las mujeres fueron enviadas por sus propias familias a estos asilos, el 19% entraron voluntariamente.
La investigación también descubrió que 2.124 mujeres internadas en los asilos fueron enviadas por las propias autoridades. El informe incluye casos como el de mujeres llevadas allí por la policía por viajar en tren sin haber pagado billete y delitos menores como robar o mendigar.