TESTIMONIOS
Las víctimas de violencia de género cuentan sus historias
En el Análisis Rápido de Género (ARG) realizado por CARE Ecuador en septiembre de 2020, se revela que la pobreza y limitantes de acceso a la educación, violencia psicológica y sexual, violencia basada en género, trata, vulneración de derechos a niñas y adolescentes en movilidad humana, privación de acceso a derechos de la salud sexual y reproductiva, son parte de las denuncias de niñas y adolescentes.
Los testimonios de varias de las víctimas van desde la violencia física y psicológica hasta la sexual, trabajo adolescente, trata de personas, falta de acceso a la educación.
A esto se suman los 81 femicidios que, según CARE Ecuador, se han registrado desde el 1 de enero hasta el 4 de octubre de 2020. Cada 72 horas una mujer, niña o adolescente es víctima de la violencia femicida en el Ecuador.
Mientras que cinco más fallecieron a manos de sus agresores entre el 1 y 2 de novimbre, en las ciudades de Quito, Cuenca, Ambato y Babahoyo. Sus edades fluctuaban entre los 24 y 38 años.
Trabajo
“A veces yo iba los fines de semana para ayudarle a mi mami en el trabajo para que acabe rápido, porque igual había otras casas donde trabajaba el fin de semana. Ahora con la pandemia ya no tiene trabajo. Por eso a veces le ayudo a vender cosas a fuera del mercado o con los animales para vender la leche o en las cosas que hay que hacer en la casa”. “Yo ayudo con los animales en mi casa y los fines de semana ayudo a vender los pescados todo el día…”.
“Es importante estudiar porque podemos aprender para la vida y les podemos dar un mejor futuro a nuestros hijos y tener mejores cosas para poder vivir”.
“La escuela se hizo más difícil mandan muchos deberes… Lo de la escuela fue bien difícil porque no tenía internet recién me van poner en la casa para poder tener clases, sino me tocaba ir donde mis primas”, estos testimonios pertenecen al Grupo focal, adolescentes, UNTHA.
“Sobre todo la tarea hay demasiada en casa y ya no se puede hacer nada”. “La escuela fue lo peor porque no sabía usar las aplicaciones y no hay buena señal”. “No estudio ahorita porque no me puedo conectar no tengo de dónde y la profesora a veces no me ayuda”. (Adolescentes migrantes venezolanas, Grupo Focal, Quimera, septiembre, 2020)
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Agresiones
“Sí, mi mamá me agredía mucho física, verbal y psicológicamente. Una vez me mandó al hospital de tanto pegarme. Ella me pegaba por todo, si algo no le gustaba me pegaba… no sé es que a ella no le gustaba nada de mí, por todo se enojaba”. Grupo focal Alas de Colibrí
“En mi colegio sí fue difícil, no me aceptaban y yo me tuve que salir y dejar de estudiar (…) Pero luego regresé porque ya mi familia me aceptó y me apoyó y me impulsaron a seguir estudiando. Pero igual en este colegio no es tan fácil”. (Grupo focal, organización Alfil)
“Al momento de subir mi tarea de dibujo recibí un mensaje diciendo que me dibujara desnuda. Yo le conté enseguida a mi mami, y mi hermano nos ayudó a identificar que no era un pedido de la escuela (…) Pero sé que algunas amigas no tienen tanta confianza…. (Entrevista a profundidad, Quito).
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Violaciones
“A una chica del barrio le violó el hermano y se quedó embarazada y abortó, pero no se hizo nada porque la familia quiso tapar esas cosas”. (Grupo focal, Fundación Río Manta).
“En mi barrio un señor mató a su esposa, bueno era la ex y en venganza también le violó a la hijastra de 9 años”. (Grupo focal, Fundación Río Manta).
“Mi amiga me contó que su tío le violó cuando era niña”. (Grupo focal, Fundación Río Manta)
“Yo creo que hay que ver las señales y nunca dejar a los hijos con extraños, ni siquiera con la propia familia, porque uno nunca sabe. A mí me violó el pastor de la iglesia donde íbamos con mis papás. Nosotros pusimos la denuncia, pero la justicia de este país nunca castiga al culpable solo a las víctimas. Mi caso se archivó y ya no hicimos más, porque igual amenazaron a mis padres, luego ellos murieron en el terremoto y yo ya no quería saber nada. Pero una señora me buscó me dijo que le ayude que a su hija de 5 añitos también la violó el mismo monstruo y yo no quería, pero la señora me rogó. Luego decidí poner la denuncia y empezó mi calvario: amenazas, gritos, golpes, no me dejaban en paz y ahora me dijeron que me iban a meter hasta presa. Me decían que por mi culpa se murieron mis padres. Ahora con la denuncia estoy en testigos protegidos (…) Cuando a mí me violaron me llevaron hacer el examen y todo quedó guardado. Ahora la fiscal se quiere ‘vender’ estoy segura porque según ella no conseguía las pruebas, están queriendo desaparecer las pruebas, les pagaron. La trabajadora social encontró en dos días las pruebas que la fiscal no encontró en meses. ¿Cuántas más hay? La justicia debería cuidar de la víctima creerle y no exponerle. A mí me hacían verlos apenas salía de declarar ya me gritaban que me iba a ir al infierno y yo era una niña”. (Grupo focal, Organización Río Manta, septiembre, 2020)
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Embarazo adolescente
“Mi embarazo fue de riesgo y yo me sentía vulnerable y sola”. (Grupo Focal, Fundación Desafío, septiembre, 2020)
“No sé si un riesgo, pero es medio peligroso porque los cuerpos no están preparados y siempre hay complicaciones de salud”. “Mi embarazo fue muy riesgoso y hasta ahora tengo problemas, uno nunca piensa sufrir tanto siendo tan joven con la desesperación que aún vivo por miedo a que mi bebita no sobreviva”. (Adolescentes migrantes venezolanas, Grupo Focal, Fundación Alas de Colibrí, septiembre, 2020).
Migración
“Difícil porque ya no se vende como antes y por eso me toca salir ayudarle porque antes no iba”. “Sí, en mi barrio bastante gente decía que no tenía ya dinero”. “ Porque hay gente que busca chicas y chicos para que les ayuden a vender droga o para robarles”. “Yo sé que a veces buscan chicas para secuestrarles o a los chicos les obligan a vender droga y si no quieren les amenazan…”. (Grupo Focal, Fundación Alas de Colibrí, septiembre, 2020)
“Sí, yo sufrí de agresiones físicas y psicológicas y fui víctima de trata. No buscamos ayuda porque estaba sola y nadie nos ayudaba. Hasta que la mamá de una compañera se enteró y nos pudieron ayudar”. (Adolescente venezolana de 18 años, Fundación Alas de Colibrí, septiembre, 2020). (I)