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Ecuador, 21 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La Universidad Central apuesta al control comunitario de la pandemia

La Universidad Central apuesta al control comunitario de la pandemia
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La Universidad Central del Ecuador (UCE) desarrolla un proyecto de control comunitario de la pandemia de Covid-19. En los últimos tres meses fueron capacitados más de 300 pobladores de barrios populares del Distrito Metropolitano de Quito.

Alberto Narváez, médico especialista en control de enfermedades y docente a cargo de la iniciativa, indicó que los vigilantes comunitarios son claves pues son quienes se encargan de identificar entre sus familiares y vecinos a posibles casos positivos. Esto permite aislarlos a tiempo para evitar más contagios.

Narváez señaló que junto al Club Rotario y el Hospital Larkin de Miami se inició una nueva fase del proyecto que consiste en capacitar a rastreadores de contacto. “Son quienes, una vez identificado un caso positivo, rastrean a todos los contactos del paciente con Covid para que ingresen al sistema de vigilancia epidemiológica y de ser necesario reciban pronta atención médica”, esto podría reducir considerablemente el número de muertes evitables.

La primera convocatoria para la capacitación de rastreadores tuvo más de 1.100 voluntarios inscritos, el 70 por ciento son de la provincia de Pichincha. “Nuestra idea como UCE es crear una Red de Rastreadores Voluntarios, inicialmente en Quito. La labor de estos rastreadores estará anexada a las unidades de salud del Municipio y del Ministerio de Salud Pública” manifestó Narváez.

Agregó que lo ideal sería que el MSP contrate personal a tiempo completo para realizar el trabajo profesional de rastreo, pues esto es clave si se quiere controlar la pandemia. “Si las coberturas de vigilancia y rastreo son amplias, un 80 por ciento de la población, esto tendría un impacto similar al de la vacuna; así de importante sería tomar estas medidas a nivel nacional” explicó Narváez.

Sectores priorizados

La UCE priorizó cinco sectores en la capital: Belisario Quevedo, Calderón, Cotocollao, Guayllambamba y Llano Chico. Para seleccionarlos se hizo un análisis de la cantidad de casos, de las hospitalizaciones y del número de exceso de muertes.

Narváez señaló que en estos lugares “la mayoría de pobladores no cuenta con trabajo formal, lo que les obliga a salir para tener qué comer. Hay viviendas con hacinamiento, eso repercute incluso en la carga viral. Es decir, son las condiciones socioeconómicas las que determinan un mayor número de casos en estos sectores.”



Para los encargados lo más importante es que la población eleve su nivel de conocimientos respecto al manejo de la pandemia. Que existan líderes comunitarios y sindicales vinculados al proyecto permite que los contenidos de las capacitaciones se repliquen en sus familias y lugares de incidencia.

Pese a que el proyecto lleva en marcha poco tiempo ya se ven resultados prometedores, a criterio de Oscar Jara, líder comunitario de la Comuna Santa Clara de San Millán. “Estas capacitaciones fueron bastante amigables, destinadas para todo público, aprendimos a identificar los síntomas de la enfermedad y a posibles portadores del virus.”

Su parroquia estaba catalogada como una de las cinco con mayor incidencia de casos; tras la aplicación del proyecto, Belisario Quevedo descendió al noveno lugar.

“Nos capacitamos durante dos meses consecutivos, cuatro horas a la semana. Era una formación integral porque también nos capacitaron en ayuda psicológica y asistencia para los adultos mayores. Luego armamos una red de vigilantes comunitarios por WhatsApp para reportar novedades” agregó Jara.

Amparito Pilamonte, líder comunitaria del sector de la Kennedy, dijo que lo que más le sirvió de los contenidos recibidos fue el conocimiento sobre las medidas de protección y los protocolos de seguridad. Eso es lo que cada día transmite a sus vecinos: “la idea, lo prioritario es la prevención. Hay que saber cómo identificar los casos para que el virus no se propague”.

Para ser vigilante epidemiológico comunitario solo es necesario tomar contacto con la UCE y capacitarse. Mientras que para ser rastreador se solicita que sean personas mayores de 16 años, que hayan terminado la educación básica, que participen en un curso virtual de 10 horas y posteriormente en uno presencial para completar la formación.

La UCE desarrolló un software que permite dar seguimiento a los casos positivos, a las familias afectadas e incluso acceder a la telemedicina que brinda la Universidad Central con profesores y estudiantes del internado rotativo. (I)

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