Teodoro y Mercedes, abuelos beneficiados en la pandemia
Teodoro Martínez es un adulto mayor que vive solo en el centro norte de Quito. Es una persona muy alegre que cuenta muchas historias, pero lo que nadie se imaginó es que a sus 75 años nunca había sacado su cédula de identidad.
Los técnicos del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) coordinan para que Teodoro pueda tener este documento y hacer el trámite que le permita recibir uno de los bonos o pensiones que otorga el Gobierno Nacional.
Fabrizio Zavala, coordinador nacional del MIES, asegura que esta cartera tiene la misión permanente de recorrer el territorio nacional para dar atención a las personas en situación de vulnerabilidad, pero admite que el trabajo se ha reforzado en la pandemia por coronavirus.
Para identificar a estas personas ha sido muy valioso el Registro Social con que cuenta el Estado, pero también con el trabajo en territorio donde son identificados nuevos casos. Incluso, los medios de comunicación también dan aviso al MIES cuando encuentran casos complejos que merecen la atención personalizada.
“La única forma de combatir la pobreza, la pobreza extrema y las vulnerabilidades, es conociendo la dinámica de los diferentes regiones y entrando en contacto con la gente que lo necesita”, señala Zavala a EL TELÉGRAFO.
Uno de esos casos es el de un niño en el sur de la capital. Él tiene una discapacidad total, después de que atentara contra su vida, abrumado por el bullying del que era blanco en su escuela, por el simple hecho de ser el mejor alumno.
Su madre llegó a tiempo para salvarle la vida; sin embargo, la falta de oxígeno en su cerebro le ocasionó un coma permanente. La madre ha sido visitada y se ha levantado la información para iniciar un proceso para la posible entrega del bono Joaquín Gallegos Lara.
El funcionario indicó que, sin dudas, las necesidades y problemáticas se acentuaron en la emergencia, incluso en otros sectores que antes eran autosustentables, debido a la dificultad para salir de sus casas por el aislamiento social decretado.
Por ejemplo, Mercedes T., de 81 años, residente en el centro de la capital, tuvo que hacerse cargo de 4 nietos porque la madre de ellos cumple una ausencia forzosa.
“Ella no sabía que es merecedora del Bono de Protección Familiar. Vamos a acompañarla para que cobre esos $ 120 que le vendrán perfectos porque estaba desesperada”, relata el funcionario.
Entre los beneficiarios en la pandemia están 44 comunidades de la nacionalidad chachi, en el cantón Eloy Alfaro (Esmeraldas). En 10 lanchas los técnicos del MIES, con Zavala al frente, transportaron 1.600 kits de alimentos a estos habitantes.
Un caso complejo que recibió atención del Estado es el de una familia de 16 personas contagiadas con covid-19, en Pomasqui.
“Ahí llegamos, conocimos el caso y les dejamos varios kits de alimentos para que se sostengan por los próximos 15 días”, explica.
También una familia que llegó de Venezuela, después de casi 9 días de viaje y el niño tenía signos de anemia y desnutrición, por lo cual fue valorado y se remitió el caso al MSP.
Los beneficiados en la pandemia se muestran agradecidos de recibir estas ayudas en sus viviendas. (I)