Salir de la saturación, el desafío de la salud en Santo Domingo
Mejorar las instalaciones médicas, especialmente las del hospital público Gustavo Domínguez, es uno de los principales retos que enfrenta Shirley Kathia Tinizaray, directora provincial de Salud de Santo Domingo, quien ha ejercido el cargo durante dos meses.
El tiempo ha sido corto, pero el suficiente para determinar que existen deficiencias en la atención médica de una provincia que cuenta con una población aproximada de 415.000 habitantes.
Tinizaray señala, preocupada, que el área de emergencia de la casa asistencial se ha encontrado saturada desde hace varios años, especialmente desde que Santo Domingo fue declarado como provincia, lo que convirtió al centro en una unidad hospitalaria regional.
Actualmente reciben a pacientes de cinco provincias: Esmeraldas, Los Ríos, Manabí, Pichincha y Guayas. “Las instalaciones han cumplido con su vida útil; es decir, se ha vencido su capacidad”, indicó la funcionaria, quien asegura que solo en el área de emergencia se atiende a 300 personas diarias de las cuales el 80% corresponde a pacientes que deben ser atendidos en el primer nivel (centros de salud).
De acuerdo con los registros del hospital, los indicadores de “camas calientes” (uso de camas según la salida e ingreso de los pacientes) son muy altos. Existe un 150% de ocupación de camas. Por ejemplo, hace 10 años estaba previsto que la capacidad máxima del uso de las camas fuera de 10 personas al día. En la actualidad, el uso de camas llega hasta las 15 por jornada, superando la capacidad del hospital.
Esta situación es recurrente sobre todo en el servicio de ginecología, explicó la directora, quien también señaló que la incidencia de partos en la provincia es alta. En 2011 había un promedio de 15 partos diarios. “Este año se maneja la misma cantidad”, aseguró.
Cecilia Vinueza tiene 18 años y forma parte de la citada estadística. El martes pasado acudió al área de ginecología para un control en su embarazo de tres meses. Es el segundo de sus hijos; el primero lo tuvo a los 16 años. “Para tomar turno tengo que madrugar. Los doctores no se alcanzan y a veces he pasado todo el día”, precisó la mujer.
Ligia Fernández trabaja como directora del hospital Gustavo Domínguez desde hace dos semanas, y ejerce como médico desde hace diez. Reconoce que hay muchas falencias en el centro, pero, asegura, se están implementando cambios.
Entre ellos menciona la adquisición, por ejemplo, por parte del Ministerio de Salud Pública (MSP) de las instalaciones donde funcionaba la Clínica Santiafo para aumentar la capacidad de respuesta hospitalaria.
A esta casa asistencial se trasladará a los pacientes de emergencia y de consulta interna. Esta semana se ha trabajado en la elaboración de un plan funcional para mejorar las instalaciones.
El hospital público de Santo Domingo tiene 150 camas operativas, distribuidas así: 34 en medicina interna; 8 en infectología; 29 en cirugía y traumatología; 26 en pediatría; 8 camas cunas en pediatría; 32 en ginecología y obstetricia, y 20 en neonatología.
Fernández reconoció que existen deficiencias en la casa de salud, pero aseguró que uno de los grandes cambios es el horario de atención de 8 horas diarias. Los 60 médicos de la consulta externa, desde enero hasta junio de 2012 atendieron a 24.083 pacientes; en emergencias, 55.357; en hospitalización, 7.239, y en discapacidades, 500.
Ana Cisneros es una de las pacientes integrantes del Club de Diabetes del hospital. Por su enfermedad, la paciente acude regularmente a Medicina General, ya que quiere evitar cualquier infección debido a que tiene una deficiente cicatrización. Ella considera que ahora las citas se atienden más rápido. “Es una ventaja el horario de atención. Antes los médicos se iban al mediodía”.