El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que lideró la lucha que le abrió la puerta a la democracia a partir del 19 de julio de 1979, cumplió 40 años en medio de sinsabores para los nicaragüenses.

“Daniel Ortega, jefe guerrillero y primer presidente surgido de elecciones en 1985, trabaja desde 2007 -cuando regresó a la presidencia tras 17 años en el llano- para pulverizar el legado de lo que había contribuido a erigir”, publicó el socialista Darío Mizrahi en Infobae.

Mizrahi publicó en su columna que Nicaragua ya no puede decir que celebra un nuevo aniversario de la revolución sandinista.

“La mayor parte del país, que está hundido en la peor crisis política y social de las últimas décadas, recuerda con una mezcla de tristeza e indignación el proceso que terminó con la burda dinastía somocista”, recalcó el también comunicador.

Óscar René Vargas, sociólogo y economista nicaragüense, que fue uno de los miembros fundadores del FSLN, pero que se distanció de Ortega tras su regreso al poder, explicó la crisis.

“Si el somocismo fue derrotado militarmente, no fue derrotada la doctrina somocista basada en el autoritarismo. La mentira como instrumento político, el Estado botín, el enriquecimiento inexplicable de los funcionarios, la corrupción, el nepotismo, el poder presidencial imperial. Hoy, Ortega y Rosario Murillo -esposa y vicepresidenta- implementan una política neosomocista”, explicó Vargas.

Anastasio Somoza García, hijo de un senador y terrateniente, asumió en 1932 como director de la Guardia Nacional de Nicaragua. Este cuerpo era casi un poder supremo, que reunía funciones militares y policiales, en un contexto en el cual las instituciones civiles eran extremadamente débiles.

Su misión primordial era combatir el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN). Esta organización armada, fundada en 1927 y liderada por el general Augusto César Sandino, surgió como reacción a la presencia de tropas estadounidenses. (I)