Especial coronavirus
La pandemia por covid-19 también cambió las relaciones familiares
Las cosas no fueron fáciles para la familia Delgado, en Imbabura, después de que se contagiara con covid-19 uno de sus integrantes, Don César, de 65 años. Esta situación obligó a todos a cambiar su rutina. Él se enfermó a finales de marzo de este 2020 y le dieron el alta hospitalaria hace pocas semanas.
La habitación escogida para César es la más apartada de la casa. Fue acoplada para que se sintiera cómodo. Su esposa Luisa lo ha cuidado, está pendiente de las medicinas, la comida y de acompañarlo. Todas las tardes se sienta junto a la ventana, fuera de casa y conversan extensamente.
La familia de Gloria Esparza, quien vive en Ambato (Tungurahua), consta de 8 miembros. Una de sus hijas, por temor al incremento de casos en Quito, decidió mudarse momentáneamente junto con su hija y esposo. Ahora todos viven bajo un mismo techo. También comparten gastos. Quienes realizan compras del mercado son su esposo y hermana mayor.
En Ecuador, en la última década, resalta el INEC, el número de hogares de una persona se incrementó en 74,5%. El tamaño promedio del hogar ecuatoriano es de 3.9 personas. Hasta 2018 la institución registró un total de 12.368 hogares a nivel nacional.
La Organización Mundial de la Salud celebra este 15 de mayo el Día Internacional de la Familia, a la que considera la unidad básica de la sociedad y señala que “tiene grandes influencias sobre la salud y la situación social de las personas, las comunidades y las naciones”.
En el contexto del covid-19, la OMS señala que la pandemia llevó a las autoridades nacionales a adoptar medidas que alteran profundamente la vida cotidiana.
De ahí que impulsa la unidad familiar e indica que debe ser el objetivo principal de los mensajes y esfuerzos de prevención y contención para evitar la transmisión en el hogar.
La OMS alerta que el confinamiento también tiene el potencial de exacerbar las relaciones familiares negativas y disfuncionales, sobre todo cuando estas ya existían previamente. “La pandemia por el covid-19 está causando un aumento de la violencia doméstica, el abuso sexual y el abuso infantil”, dice la OMS.
Pide a las naciones apoyar a las familias para prevenir la violencia y demanda que la respuesta local al covid-19 incluya medidas para permitir que los sobrevivientes de la violencia intrafamiliar obtengan el apoyo, la información y los servicios.
Por ejemplo, el pasado fin de semana el ECU-911 atendió una llamada de auxilio, en el sector de San Roque, en el Centro de Quito: en una vivienda una mujer era agredida por su pareja y un niño pequeño fue testigo de la violencia.
El corte más actualizado del ECU-911, desde el 12 de marzo hasta este domingo 10 de mayo, registra un total de 15.097 emergencias por violencia intrafamiliar a escala nacional.
Una realidad diversa
Paola Sánchez, socióloga de la Fundación Ahínco, comenta que debido a la emergencia cambió la normalidad, pues el tiempo en familia se reducía a los fines de semana y no eran las 24 horas continuas como ahora.
Otro aspecto que señala es la sobrecarga laboral, que afecta sobre todo a las mujeres, quienes cumplen sus funciones laborales y de maternidad. Incluso cuidan a personas de la tercera edad y con problemas de salud.
Pero la experta señala que el tema de la familia se debe tratar desde una perspectiva de clase, puesto que la situación económica en el país es desigual.
La experta explicó que las familias pobres nunca dejaron de trabajar en las calles, aunque sus ingresos fueron menores y eso pudo decantar una situación de violencia intrafamiliar, debido a un sentimiento de frustración al no contar con los recursos necesarios.
“La clase media fue la más crítica de que los sectores populares no se quedaran en casa, pero las condiciones económicas de esas familias eran terribles. De ahí que es necesario analizar este tema desde los estratos económicos”, señaló.
El confinamiento agudizó la discriminación intrafamiliar
La socióloga mexicana Iliana De Jesús Lozano señala que las diferencias se hicieron más evidentes. “Existen familias que viven del día a día, se suman problemas de hacinamiento, puesto que hay hogares con más de cinco miembros, donde solo una persona trabaja”.
Dentro de las relaciones sociales, el primer núcleo es la familia -indica- y hay muchas que están notando que sus relaciones ya estaban deterioradas. Pueden existir también casos de depresión, discriminación (LGBTI), pues están confinados con personas que no las aceptan.
De Jesús se pregunta si después de la pandemia las familias piensan regresar al mismo sistema de consumo, de infravaloración de trabajo, de brechas salariales, entre otras. (I)