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Austria espera la llegada de 10.000 personas

Refugiados llegan a Alemania esperanzados

Una familia de refugiados espera un autobús después de su llegada a la estación principal de trenes de Múnich, en el sur de Alemania. Foto: AFP
Una familia de refugiados espera un autobús después de su llegada a la estación principal de trenes de Múnich, en el sur de Alemania. Foto: AFP
06 de septiembre de 2015 - 00:00 - Agencias AFP y Prensa Latina

Cansados, agobiados, esperanzados. Los refugiados llegan con pocas energías pero cargados de ilusión a Múnich, Alemania, uno de los destinos preferidos de los migrantes que escapan de la guerra y la persecución en Oriente Medio y África.

Decenas de ciudadanos alemanes recibieron ayer en la moderna estación de Múnich a los refugiados que llegaban de Hungría. Los esperaban con bolsas de ropa, juguetes, animalitos de peluche y mochilas llenas de lápices de colores, cuadernos y libros infantiles. Cientos de agentes de la Policía federal, encargados de la seguridad en las vías ferroviarias, asistieron, registraron y trasladaron a los migrantes a campos de acogida.

Los gobiernos de Austria y Alemania decidieron la noche del viernes permitir la entrada a los 2 países a los refugiados procedentes de Hungría.

Austria prevía ayer la llegada de 10.000 inmigrantes, muchos de ellos seguirán su ruta hacia Alemania, que espera el arribo de unos 7.000.

El viernes, cientos de refugiados, exasperados por su larga permanencia en 2 estaciones ferroviarias en Hungría, donde les impedían abordar los trenes, iniciaron una caminata hacia la frontera austriaca, a 175 km, y desde ahí continuaron otros 70 km hacia Alemania, país que prometió acogerlos.

“Me duelen los dedos de los pies, me están sangrando. Hemos caminado demasiado. Quiero ir hasta Alemania, pero ahí me paro”, comentó a la AFP en Viena un sirio de 26 años, originario de Homs (centro), con los pies vendados.

Muchos de los refugiados llevados a un campo de retención en Bicske, unos 30 kilómetros al oeste de Budapest, también escaparon y se unieron a la marcha hacia la capital austriaca. Este movimiento obligó a las autoridades húngaras a trasladar a miles más en autobús a la frontera. Sin embargo, ayer la Policía de Hungría anunció que no se fletarán más autobuses para los migrantes.

“Estoy en la frontera con Hungría y miro lo que pasa. El flujo de personas continúa”, contó Hans Peter Doskozil, jefe de la Policía del Estado de Burgenland (este de Austria), describiendo un éxodo que no se veía en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

El ambiente del lugar es calmado aunque multitudinario. La Policía vigila la zona y trata de informar a los recién llegados en lo posible. “El problema es que tenemos pocos traductores, la gente tiene miedo y todos quieren salir de aquí lo antes posible, muchos incluso preguntan si pueden ya subirse a un tren rumbo a Alemania”, explicó un agente austriaco.

Las autoridades húngaras reforzaron más la frontera con Serbia y desde el viernes es delito penado, con hasta 3 años de prisión, cruzar la frontera de forma ilegal. (I)

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