Proyecto "Afro es mi color" impulsa a las mujeres a mantener su estilo
Miriam Orejuela es una afrodescendiente de 24 años. Es arquitecta y trabaja en diseño de interiores. Además, es estilista de cabellos afros, churros u ondulados.
A través de su cuenta de Instagram (@afrohairecuador) da recomendaciones acerca del cuidado que deben tener las personas para conservar su cabello sano. Recomienda las marcas de los productos que podrían utilizar, según el tipo de pelo.
Pero lo que más llama la atención de sus seguidores es su seguridad, la energía que transmite y el amor que siente por ella misma.
Miriam afirma que algo que puede ser tan superficial para algunos, como el cabello, es su mayor orgullo y razón; por ello comenzó a elevar su autoestima y a querer que personas con sus mismas características físicas sigan su ejemplo.
Pero no siempre fue así. Relata que a partir de los 11 años ella se alisaba su pelo con químicos.
“Era muy pequeña pero se la consideraba una práctica común de mujeres afrodescendientes, sobre todo en Esmeraldas. Con tal de sentirnos bellas nos colocábamos un preparado con ácidos porque… tener un pelo afro era una vergüenza”, dice Miriam.
Asimismo explica que parte de sus costumbres consistía en someterse a este tipo de tratamientos, ya que por más que afectara su salud o causara dolor, este era el precio que debía pagar para salir a la calle sin que las personas la discriminen o rechacen.
“Nunca vi dibujos animados de niñas afro, ni barbies, actrices o cantantes de renombre. Uno crece sabiendo cómo son los cánones de belleza a nivel mundial; siempre proyectaban a una mujer con facciones delgadas, pelo lacio y blancas. Entonces una persona como yo se veía al espejo, se comparaba con las portadas de revistas, con las muñecas”.
Miriam asegura que hace 4 años escuchó discursos relacionados al empoderamiento femenino, a aceptarse como somos y a apostar por lo natural. Piensa que este cambio de mentalidad permite que las personas, sin importar la edad, tomen la decisión de ser libres, de ir por la vida sin filtros y sin querer cumplir estereotipos que se observan en internet o en medios tradicionales.
Defender la identidad
Hace un año creó un blog, el cual tuvo gran acogida; muchas personas le pedían consejos. Les gustaba lo que compartía e inició a crear contenido para Facebook (Afro es mi color), YouTube e Instagram (@afroecuatorianahair). A partir de su propia experiencia aprendió varias técnicas, se inscribió en academias pero solo le enseñaban a realizar cortes de pelo lacio.
Aprendió técnicas para su tipo de cabello y ahora sigue un curso online en una academia colombiana especializada en pelo afro.
Si bien no es un trabajo que lo desarrolla a tiempo completo, aprovecha los fines de semana para atender a sus clientes y asistir a eventos, donde la invitan a dar su testimonio de vida.
“Hace 4 años en Esmeraldas salía con mi pelo natural y sentía rechazo. Ahora hombres y mujeres aparecen sin mayor malestar con su pelo natural”. Asegura que se incrementó el interés en peluquerías y en tiendas estéticas por brindar servicio a los cabellos afros.
En estos últimos años ha visto más interés de proyectar a personas afrodescendientes. Sin embargo, cree que se puede ganar más espacio y empoderarse más a la mujer de su raza.
Por ello, cada publicación que sube a sus redes sociales la realiza con responsabilidad para que las personas tengan más conciencia y conozcan más sobre su cultura. Al estar inmersos en redes sociales y a seguir las tendencias que aparecen en las distintas plataformas, Miriam aporta con mensajes positivos. (I)