Por llevar el cabello pintado de azul Andrea (nombre protegido) fue expulsada de un colegio de Ibarra. Lo mismo le ocurrió a otra joven de Quito, a quien le impidieron  ingresar a clases porque había rapado su cabeza. Para hacerlo debía dejar que crezca su cabello o usar peluca.

Los dos casos son parte de las 30 quejas que recibió el Observatorio Ecuatoriano de Derechos Humanos, Colectivos y Minorías, entidad que hace un año denunció ante la Defensoría del Pueblo la vulneración a la libertad estética.

Diana Maldonado, presidenta del Observatorio Ecuatoriano de Derechos Humanos, Colectivos y Minoría, exigió que las instituciones educativas particulares, fiscales y fiscomisionales reformen el Código de Convivencia y desaparezcan las restricciones.

“Se hizo una revisión. Piden que el color de los interiores de las alumnas sea blanco; no llevar piercing y no llevar el cabello corto. En el 99% de los centros hay restricciones a la libertad estética y en el desarrollo de la libre personalidad”.

Ella aseguró que el 27 de marzo el Ministerio de Educación (MinEduc) emitió un memorando a los planteles. Allí solicita a las autoridades de todos los sostenimientos  socializar con la comunidad educativa el Código de Convivencia aprobado para este período lectivo.

Añadió que en caso de que se requieran cambios se proceda conforme al consenso y el pedido de sus actores en cumplimiento del artículo 11 numeral 2 de la Constitución.

Precisamente, Billy Navarrete, director del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), aseguró que la intención es que debata en el interior de los colegios y que los padres los promuevan.

Úrsula Burgos, quien es defensora comunitaria, relató que este año en la cooperativa Nueva Prosperina un grupo de estudiantes iba a ser sancionado durante 15 días por llevar moños multicolores y no blancos, como pide el establecimiento.

El 8 de mayo -indicaron- mantendrán la última audiencia para definir sus pedidos y establecer sanciones a los planteles. (I)