199 mujeres realizarán el servicio militar
Alrededor de 1.500 hombres y 500 mujeres se agolparon ayer en los alrededores del Centro de Movilización Occidental de las Fuerzas Armadas para presentarse al segundo llamado de acuartelamiento de 2018.
La principal novedad fue la inclusión, por primera vez, de mujeres en el proceso de selección.
Según explicó el comandante de la Base de Movilización Occidental, Édgar Maldonado, para Guayaquil se otorgaron 1.077 cupos, de los cuales 74 corresponden a mujeres y 1.003 a hombres; a escala nacional el número de asignaciones llega a 5.000, de las cuales 199 corresponden al sexo femenino.
Carolina Bueno fue una de las beneficiadas. “Me enteré por la televisión (de la convocatoria a mujeres), siempre me ha gustado lo militar y por eso vine. Tuve que hacer fila desde el miércoles para poder asegurar un espacio”.
Expectativas
En el Centro de Movilización de Manta (Av. 3 y Calles 16) fueron más de mil los jóvenes interesados que se acercaron para lograr una asignación para el servicio militar.
Una de las aspirantes fue Érika Vera (18 años), quien viajó muy temprano desde Portoviejo para intentar obtener uno de los 25 cupo para damas que fueron asignados para Manabí, en las 3 ramas de las Fuerzas Armadas.
El oficial de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), Fernando Coba, ponderó la acogida que tuvo la convocatoria en esta ocasión. “Sabíamos que llegarían muchos aspirantes pero esto ha rebasado nuestras expectativas”.
Asimismo, centenares de chicas de Quito y las provincias aledañas acudieron al Fuerte Militar El Pintado, al sur de la capital, para el primer llamado del Servicio militar voluntario para mujeres.
En las calles aledañas, el caos vehicular y las ventas ambulantes se juntaron a las miles de personas que esperaban noticias de sus familiares. En Quito se asignaron 50 cupos para mujeres.
Linda Alvarado, de 21 años, viajó desde el Tena para acuartelarse. Ella indicó que le tocó hacer fila por más de 12 horas para pugnar por un espacio.
Lo hizo junto al menos 200 mujeres más desde el viernes en la tarde. Y hasta el mediodía de ayer aún no llegaba su turno; y tan solo una taza de café y un pedazo de pan había ingerido.
“Tiene que valer de algo mi sacrificio. Yo sé que Dios me va a dar esta oportunidad que tanto he soñado”, reflexionó Alvarado. (I)