Mujeres libertarias que hicieron historia en Ecuador
Ciudadanas que alzaron su voz, que ofrendaron su vida o que brindaron su esfuerzo en pro de la causa libertaria no aparecen en la historia oficial. Por eso, presentamos un recuento de aquellas mujeres valientes que estuvieron presentes, pero fueron olvidadas.
Se estima que más de 20 mujeres participaron en la gesta libertaria, pero poco se habló de ellas. “Lamentablemente en la historia se resaltó mucho la participación de los hombres y se olvidó la participación de las mujeres. Con el surgimiento de una especialidad en la historia, que es la historia de género, se empezó a sacar a luz la participación activa de las mujeres”, indicó el historiador y docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Ramiro Ávila.
La primera etapa del proceso libertario ocurrió desde 1809 hasta 1812. La independencia fue planificada por precursores como Eugenio Espejo y su hermana, Manuela Espejo, quién se interesaba por la política y fue una de las primeras mujeres en escribir en el diario Primicias bajo el seudónimo de Erophilia. Redactó textos en los que alentaba a la libertad del pueblo ecuatoriano.
Además, una de las figuras más representativas de la independencia fue Manuela Cañizares, en cuya casa se realizó la reunión previa al primer grito de independencia la noche del 09 de agosto de 1809. Se la recuerda por la célebre frase: “Hombres cobardes nacidos para la servidumbre. ¿A qué tenéis miedo?”.
Según Ávila, Manuela Cañizares había encargado a varios patriotas algunas actividades preparativas. “Como no llegaban a informar el resultado de estos preparativos, empezaron a dudar y a desanimarse, y doña Manuela Cañizares es la que pone el punto de inflexión y les empuja a lanzarse a pronunciamiento y a de ponerle el cargo al Conde Ruiz de Castilla, presidente de la Real Audiencia de Quito”, opinó el experto. Junto a ella, mujeres como Rosa Montúfar, Rosa Záratre o María Manuela Ontaneda tuvieron un papel estratégico en el primer momento de la lucha libertaria.
Desde octubre de 1820 hasta mayo de 1822 ocurrió la segunda etapa de la independencia que estuvo marcada por la acción militar para conseguir la independencia de toda la audiencia de Quito. “Esa es una gesta militar, pero no son solo los soldados, los combatientes los actores. Una movilización de una fuerza militar necesita y exige recursos de todo orden. Y entonces las mujeres tuvieron muchísima participación. Ellas acompañaban a sus hijos, a sus parejas, ellas preparaban la comida, ellas hacían la avanzada, ellas hacían espionaje para informar sobre las condiciones del enemigo, su ubicación, un sin número de cosas”, comentó Ávila.
En enero de 1822 San Martín creó la “Orden del Sol de Perú” con la que reconocía a las mujeres que habían contribuido a la Independencia. Encabezaban la lista Rosa Campuzano, conocida como la ´La Protectora´ por su apoyo a San Martín y por prestar su mansión para las reuniones patriotas. También, la ´Orden del Sol´ reconoció a Manuela Sáenz, cuya acción en el movimiento libertario inició en Lima cuando ella tenía 22 años. Luchaba dentro del ejército por la libertad y escandalizaba a todos cuando utilizaba uniforme de soldado.
“Sabemos, por la historia, el papel que tuvo. Se le conoce como la libertadora del libertador por haberle salvado a Simón Bolívar del ataque que tuvo la noche de septiembre y ella avisó e impidió que le maten al libertador, precisamente por su determinación, por su valentía para detener el ataque en la residencia”, sostuvo Ávila respecto de Manuela Sáenz.
Además, el historiador explicó que estas mujeres no son consideradas en la historia oficial por la mentalidad de la época. “No se aceptaba a las mujeres que participen en la vida activa de la ciudad, de la Real Audiencia de Quito. Primaba una visión masculina. Las mujeres tenían en la sociedad determinado su papel y su rol y no podían salir de eso. Y cuando alguna se salía, evidentemente, recibían calificativos despectivos”, agregó.
Enrique Estuardo inmortalizó las imágenes de las mujeres libertarias en la capital
En el bicentenario del 10 de agosto se hizo un homenaje para las mujeres que intervinieron durante todo el proceso libertario. Así surgió la iniciativa de arte urbano denominada Ideales de Libertad. Una obra compuesta de 11 retratos cuyo objetivo fue dar un especio en la memoria a las mujeres libertarias para fortalecer la identidad nacional.
La obra del artista Enrique Estuardo Álvarez fue construida en base a la indagación de Carlos Fernando Jarrín y a la investigación de Marcela Costales. “Estos rostros son idealizados realmente. Los fui construyendo en base a los actos de heroicidad, valentía, carácter, que es lo que quisieron. El gesto era importante. Quería darles una visión más contemporánea, que no se viera como un cromo, que no se viera el rostro antiguo”, manifestó Estuardo.
Además, el artista explicó que en el proceso creativo vio varias referencias visuales que mostraban una distorsión física de las mujeres libertarias. “Por ejemplo de Manuela Cañizares, yo vi algunas representaciones que hay del aspecto de ella, pero mucho se habla de que era una mujer de mucho temple, de mucho carácter y le empiezan a representar muy masculina, incluso hay una que tiene hasta bigotes. Entonces, yo quería feminizarle, o sea suavizarle más todavía porque ella era una mujer muy culta, muy exquisita que no es que era así una, como se le quiere mostrar, que porque era de carácter fuerte era masculina. Quería un poco romper eso”, puntualizó.
En este mural convergen varias circunstancias históricas que marcaron un momento fundamental para la independencia de nuestro territorio. “Yo considero que su legado es vigente y las luchas por los derechos también son vigentes y estas luchas siguen porque no es que hemos conquistado todo, no es que también las mujeres como género hayan conquistado todo, ni nosotros como pueblo”, afirmó.
No cabe duda que el camino que recorrimos es la fuerza que nos impulsa hacia adelante, esa es la importancia de recordar la historia completa. Las mujeres libertarias son referentes de lucha y fortaleza. su legado, pensamientos y acciones aún están vigentes en la búsqueda de días mejores y deben ser recordadas como parte de la historia, que no sería igual sin ellas.