Mujeres afganas dejan a un lado la obligación del burka
El burka ha comenzado a dejar paso a ropas femeninas menos opresivas en las calles de Kabul, lo que es una buena noticia para las mujeres de la capital afgana, pero mala para los vendedores de la prenda impuesta por los talibanes.
La caída de las ventas, y la aparición de burkas importados de China han llevado al cierre de algunos comercios que vendían en Kabul la famosa prenda o les ha obligado a vender otro tipo de mercancías, según comerciantes de la ciudad. "Las ventas cayeron mucho en 2011 y el año pasado dejé de comerciar con burkas para vender otros productos como mochilas para niños", declaró Mustafá, de 29 años, y quien dirige una tienda en el bazar de Mandawi. "Aunque la calidad de los burkas chinos no es muy buena, muchos los compran porque son más baratos, lo que daña a los productores locales", señaló el comerciante.
“En la época de los talibanes no se veía una mujer sin burka por las calles", aseguró Toryalai Samadi, dueño de un comercio que durante el régimen integrista llegó a vender 500 burkas al día. En la actualidad, apuntó, no vende más de 5 ó 10 al día.
De acuerdo con observadores, el descenso de las ventas explica que muchas mujeres acudan ahora a la universidad y al trabajo en instituciones públicas o agencias de cooperación solo cubiertas por un hiyab, algo impensable hace una década. A diferencia del burka, que cubre de la cabeza a los pies, el hiyab solo tapa el pelo de las mujeres.
"El burka era deprimente, con el calor era muy duro", confesó Maryam Noori, de 40 años, quien dejó de usar la prenda hace tiempo y que apunta que "me siento más feliz usando un hiyab cuando salgo a la calle".