“Siempre te vamos a cuidar porque te amamos. Puedo sentir tus manos, tu cabecita y tus piernas cuando me das algunas pataditas”. Así le habla Cruz Sandoval a su hija que lleva seis meses en su vientre. Ella vive en la comunidad Zuleta, provincia de Imbabura.

Desde que inició la etapa de gestación, Cruz recibe asesoría y atención médica integral en el Centro Comunitario para la Salud y Nutrición Aypuya, ubicado en la parroquia Angochagua, en Imbabura, donde la disminución de las cifras de desnutrición crónica en los menores de 0 a 5 años es una realidad.

El cuidado de los niños desde la gestación es una “vitrina de oportunidades irrepetible”, manifiesta Berenice Cordero, titular del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).

“Parte del trabajo de ‘Misión Ternura’ es bajar la desnutrición crónica infantil, esto es fundamental para acortar las brechas de desigualdad e inequidad en el país, asegurando un buen comienzo en la vida”.

En Angochagua, la desnutrición en niños de 0 a 5 años pasó de 37% en 2015 a 26% en 2017, según datos del Gobierno Autónomo Descentralizado de la parroquia. Esto fue posible con un trabajo mancomunado entre instituciones públicas, privadas y organismos internacionales, pero sobre todo con la cooperación de las familias y la comunidad.

“La desnutrición no solo tiene relación con la ingesta de alimentos, existen varios factores, como acceso a agua segura, hábitos de alimentación, controles periódicos de salud y violencia intrafamiliar, que inciden en esta problemática”, dice Lady Hernández, funcionaria de la Junta Parroquial de Angochagua, que trabajó de cerca en la implementación del centro comunitario.

Estos aspectos se trabajaron en la comunidad, de manera transversal, donde se involucraron los líderes de la comunidad en la toma de decisiones, “demostrando que el trabajo en conjunto, así como la inversión, deja mejores resultados que hacerlo aisladamente”, manifiesta Lady Hernández.

En Angochagua, el Gobierno estableció como una de las metas de ‘Misión Ternura’, programa emblemático que forma parte del Plan Toda una Vida, reducir de  24,8% a 14,8% la prevalencia de desnutrición crónica en niños menores de 2 años; y de 23,9% a 13,2%, en menores de 5, hasta 2021, a escala nacional.

“Es vital la intervención en los primeros 1.000 días de vida, porque de lo contrario la situación es irreversible, no se podrá corregir la talla, el desarrollo fisiológico y neuronal de los niños, así se los alimente en abundancia y de manera saludable”, señala Cordero.

La dulce espera emociona a Cruz, quien le habla a su pequeña con ternura, cariño y amor, lo que le permite crear un vínculo afectivo que determinará una exitosa trayectoria en su salud, nutrición, estimulación, identidad y permanencia a la familia.

Esta es la innovación fundamental de ‘Misión Ternura’, expresa Cordero, “un cuidado sensible y cariñoso, de crear ese vínculo afectivo, de cantarle al niño, de mirarlo a los ojos, de jugar con él y atender sus necesidades”.

La atención receptiva no se limitará únicamente al cuidador primario del pequeño, sino que también involucrará a todos los actores que convergen en su desarrollo; el médico, los padres, la familia, los profesores y todos quienes están a su alrededor.

‘Misión Ternura’ anhela movilizar a toda la sociedad para que se involucre en la labor para un buen comienzo en la vida de niños y niñas, con el fin de que crezcan protegidos, donde la ternura sea un elemento transversal en su crecimiento.

La Secretaría del Plan Toda una Vida y los ministerios de Salud, de Inclusión Económica y Social, de Educación, Trabajo, Agricultura y Acuaculura, el Registro Civil y la Secretaría del Agua trabajarán en estrategias conjuntas e integradoras para lograr las metas planteadas en ‘Misión Ternura’.

En dos meses nacerá la hija de Cruz que, y al igual que 1’670.000 niños menores de 5 años del país, se beneficiará de los servicios que ofrece el Estado para aportar en su desarrollo y que se conjugan en el programa ‘Misión Ternura’. (I)