La oms insta a los gobiernos a adoptar otras medidas para no penalizar el microconsumo
Más del 80% de las infecciones con VIH se relacionan con el uso de drogas
Hace varios días la voz de la mayoría se impuso. La votación en referéndum causó la emoción de algunos y la decepción de otros que cuestionaron que el 64,6% de ciudadanos en Washington, capital de EE.UU., aprobara la legalización de la marihuana para fines recreativos.
La ‘mota’, ‘juana’ o ‘hierba’, como se la llama comúnmente, no solo se la utilizará sin prohibiciones para tratar el insomnio y el cáncer, tal como se aplica en otros 23 de los 50 estados de ese país; ahora se ha aprobado su consumo personal sin tener que darse golpes de pecho.
Los adultos a partir de 21 años podrán llevar en sus bolsillos 56 gramos de marihuana; entregar (no vender) hasta 25 gramos a otros adultos y cultivar hasta 6 plantas en los patios de sus casas. Los estados de Oregón y Alaska apoyaron medidas similares con más del 50% de los votos escrutados.
A esta medida se suma la voz de la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS), que a mediados de este año instó a despenalizar el consumo de ciertas drogas a través del informe ‘La prevención del VIH, el diagnóstico, el tratamiento y la atención a las poblaciones clave’. La organización destaca que hay 16 millones de personas en el mundo que se inyectan drogas, de estas, al menos 3 millones están infectadas con VIH. Solo en países de Asia y Europa Oriental, más del 80% de las infecciones con este virus están relacionadas con el consumo de drogas.
El informe mundial sobre drogas 2013 presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tiene datos más precisos. La publicación destaca que 315 millones de personas en el mundo consumieron drogas en 2011. La más demandada fue el cannabis con 230 millones de consumidores, 53 millones usaron anfetaminas, 20 millones aspiraron cocaína y 56 millones consumieron derivados del opio. En ese año, los consumidores aumentaron el 9% con respecto a 2010.
Hay quienes creen que la legalización de la marihuana y de otras sustancias incrementaría los niveles de consumo en poblaciones vulnerables como los jóvenes, frente a quienes consideran que la despenalización resolvería un tema de salud pública y seguridad.
El rotundo sí
Uruguay es el primer país en América Latina en legalizar la cadena de producción, comercialización y distribución de cannabis. En una entrevista pasada con EL TELÉGRAFO, Julio Calzada, secretario de la Junta Nacional de Drogas de ese país, reconoció que esta medida reduciría el microtráfico y las redes de grandes expendedores.
Explicó, por ejemplo, que en su país, la marihuana que se consume no se produce localmente, sino en Paraguay que tiene entre 5 mil y 8 mil hectáreas de cultivos. En el sistema ilegal un gramo de marihuana paraguaya cuesta 20 centavos y esa misma medida se la vende a $ 1,20 en Uruguay, es decir, 4 veces más caro que el precio inicial.
“La ley no liberaliza ni promociona el consumo, solo le asegura al usuario el acceso a una sustancia en un ambiente seguro. Cuando el Estado no le ofrece a la persona la oportunidad de hacer un acto legal, tampoco lo debe empujar a realizarlo de manera ilegal”, argumentó.
Carolina Suárez (nombre protegido) ha consumido por 3 años marihuana y ácidos. Está a favor de la legalización porque considera que se expone a peligros cuando trata de conseguir las drogas. “Son espacios muy marginales donde le compro al dealer. No hay precio claro, un LSD puede costar entre $ 20 y $ 40”.
Ella no considera que necesite terapia porque, dice, consume sin caer en un estado de dependencia. “Deben respetar mi espacio, si yo me mando esto es porque me gusta, no tienen que estereotiparme. Yo no critico a los que toman todos los fines de semana”, cuestionó.
Norberto Emmerich, prometeo, investigador y especialista en temas de narcotráfico delInstituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), aseguró que la postura de la OMS es limitante, pues el tema de drogas es más complejo. “Solo hablamos de salud, todavía no tratamos para nada un problema de mercado de consumo, de consumidores, de cultivo, narcotráfico, redes criminales y lo demás”, explicó.
A su criterio, la despenalización de consumo de drogas “aliviaría la presión carcelaria, obligaría a que la justicia se dinamice y se actualice en la temática de drogas y quitaría todo tipo de presión en la semántica y léxico de carácter prohibitivo y criminal que conlleva su uso”.
Además, está convencido de que no aumentará el consumo, sino se estandarizará. “La prohibición hace que el consumo al ser ilegal y clandestino tienda a fortalecerse porque las relaciones de clandestinidad del consumo de cualquier bien se solidifican”, explicó.
En Ecuador con la aprobación del Código Orgánico Integral Penal (agosto 2014) existe una proporcionalidad de las penas por delitos de drogas de acuerdo a las escalas de tenencia. En dos meses han salido libres 1.063 personas aplicando el principio de favorabilidad. (Datos).
El experto considera que al legalizar el consumo, el Estado adquiere un carácter más democrático al entender que la gente consume porque quiere. “Se puede establecer políticas para eliminar la incidencia del problema de drogas pero que no tenga que ver no con el consumo personal sino con el mercado de consumo y con los mercados de narcotráfico”, advirtió.
Para Norberto, un mercado de consumo se da en zonas marginales. Y eso no se resuelve desde el punto de vista de salud, sino desde una mirada social. “Si en un barrio pobre de mi ciudad puse canchas de fútbol, organizo actividades de fin de semana, tengo la escuela municipal establecida, transportes que llegan hasta el lugar, está bien iluminado y asfaltado, es otro escenario. He logrado cambiar el sustrato donde se forma el mercado de consumo, cuando cambio esto, el mercado tiende a desaparecer”, explicó.
Posiciones por el no
Irina Cevallos no está en desacuerdo con despenalizar el consumo de drogas en Ecuador y en el mundo. A su criterio, las adicciones subirían y sería un caos. “Debería existir una política de control y rehabilitación para quienes han caído en esta enfermedad”, dijo.
Aunque Andrea Molina reconoció que quizá la medida disminuiría el narcotráfico y, por ende, los precios de drogas se regularían, aseguró que la cultura local ecuatoriana no está preparada para ello. “Al ser de libre uso, se perdería el control del consumo, y al no estar preparados para esa cultura de libertad se podría acrecentar las adicciones”, cuestionó la joven.
Armando Camino, médico siquiatra, quien hace tiempo manejó los programas nacional de fármacos dependencias intracarcelarias, está convencido de que la despenalización no es la mejor vía. “Siempre me opondré a aquellas personas que están tratando de legalizar el consumo (...) la legalización es para el narcotráfico”, dijo aludiendo que se minimiza el problema de salud.
Armando comentó en el Foro I Tanque de Pensamiento sobre uso de Drogas, que en su trabajo ha visto casos extremos de sicosis tóxica, de chicos que están “tostados” con la marihuana y otros menores de edad que han optado por nuevas drogas. Así, recordó la muerte de un menor de 12 años por consumo de ‘h’, heroína.
Para el experto, antes de legalizar el consumo se debe trabajar en reforzar las políticas públicas de salud, la atención multidisciplinaria y los modelos terapéuticos.
“La respuesta en tratamientos exitosos y sin reincidencia en el país es de 1% a 2%. El índice de recaída es de 90%”, indicó, mientras recordó que ahora los menores que podrían ser internados necesitan suscribir un documento con su consentimiento.
Datos
En 2013, el Consep emitió una tabla de tenencia de sustancias y cantidades para guía de jueces en audiencias, con el propósito de no criminalizar el consumo.
En el caso de la marihuana, la tenencia máxima es de 10 gramos, pasta base de cocaína 2 gramos, un gramo de heroína, 0,040 gramos de anfetamina y un gramo de clorhidrato de cocaína. (Tabla 2013).
En varios países del mundo, las leyes contemplan penas por tráfico de marihuana, cultivo o posesión para consumo. Holanda es el único país en Europa donde se vende la marihuana en coffee shops con licencia.
La IV Encuesta del Observatorio Nacional de Drogas señaló que el 1% de los estudiantes ecuatorianos podría estar abusando de la marihuana y menos del 0,25% de la cocaína. Dos de cada 100 consumen marihuana esporádicamente.