Los usuarios del cannabis realizan tres marchas
En Latinoamérica se realizaron marchas en tres países para legalizar el consumo de la marihuana.
Entre cantos, 3.000 personas semanifestaron en Ciudad de México para pedir que se legalice el uso recreativo del cannabis.
“¡Somos muchos y somos marihuanos!”, gritaron los manifestantes a lo largo de las calles de la capital mexicana.
La semana pasada, el Congreso de México aprobó una nueva ley que permite sembrar, cultivar, cosechar, preparar, adquirir, poseer, comerciar, transportar, suministrar y usar el cannabis, únicamente con fines médicos y científicos.
Esta iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto -quien siempre se ha mostrado reacio a la legalización- fue impulsada por la ciudadanía en 2015 con la batalla judicial que ganó un matrimonio para que se le permitiera importar un medicamento derivado de la marihuana para su hija Grace, que sufría ataques epilépticos.
“Celebramos un pequeño y gran paso”, dijo Consuelo Monroy, de 31 años, dirigente del Movimiento Marihuana Liberación.
Por otro lado, miles marcharon en Brasil pidiendo la legalización para fines medicinales, recreativos y para acabar con “la guerra contra las drogas”.
“Si legalizaran la marihuana, habría una caída inmensa del tráfico ”, dijo David Nascimento, un joven de 22 años que marchó junto a 2.000 personas en Río de Janeiro.
“La marihuana es lo que lleva a los jóvenes a entrar en el mundo del tráfico, porque van a tener que comprar, ir hasta el traficante, conversar con él y darle el dinero que luego es invertido en armas”, lamentó Nascimento, que trabaja con proyectos sociales en las favelas.
Otra de las reivindicaciones fue la legalización del autocultivo para tratar enfermedades raras.
En Argentina, el uso de cannabis con fines medicinales es legal, pero su cultivo sigue prohibido y fue el eje de una marcha en Buenos Aires donde miles de ciudadanos reclamaron el derecho a cultivar libremente.
“Yo a esta planta le debo todo, estaré acá hasta que deje de ser ilegal su cultivo”, dice Valeria Salech. Produce cannabis para su hijo de 10 años, autista y epiléptico.
Probó con el cannabis y asegura que la terapia alternativa le permitió “al fin conocer” a su hijo. “Con la medicación alopática lo tenía muy dopado, convertido en un zombi, siempre con la mirada perdida, la boca abierta, no respondía a su nombre, usaba pañales y babero”, cuenta esta mujer menuda y decidida de 42 años. (I)