Nelly Valbuena, paciente con cáncer que se trata con cannabis medicinal
Valbuena: “El dolor fue tal que pusimos en Facebook: necesitamos cannabis”
A través de las reformas al Código Orgánico Integral Penal (COIP), el martes pasado, la Asamblea Nacional aprobó que quienes encontraron en la marihuana alivio para la dolencia por alguna enfermedad puedan acceder, bajo prescripción médica, al cannabis medicinal.
Mientras esta ley entra en vigencia con la publicación en el Registro Oficial y se construya un reglamento que norme el cultivo y comercialización del cannabis, en el país hay familias que encontraron en esta planta un tratamiento eficaz para las enfermedades que padecen.
Una de ellas es la docente universitaria Nelly Valbuena, una sobreviviente de cáncer de mama y que en la actualidad usa cannabis medicinal, pues ciertos dolores volvieron y está a la espera de los resultados médicos que confirmen o nieguen una recaída.
¿Cuándo se convirtió el cannabis en una opción para tratar su enfermedad?
Después de un examen de rutina, en 2012, me diagnosticaron cáncer de mama. Antes de realizarme la cirugía para extraer el tumor me hicieron una tomografía que evidenció la existencia de metástasis (extensión del cáncer) en el páncreas, hígado y en los huesos. El médico le dijo a mi esposo que con esos resultados mi expectativa de vida era corta. Completé el tratamiento tradicional y lo complementé con otros dos: hormonal y naturista; el último fue para mejorar mis defensas. Aparentemente vencí la enfermedad, pero en 2015 tuve una recaída que me provocaba un dolor insoportable en la cadera. Lo único que me aliviaba eran unos parches de morfina, pero hubo un tiempo en el que no lograba acceder a esos medicamentos y ahí iniciaba mi padecimiento. El dolor era tan fuerte que yo estaba dispuesta a probar cualquier opción que me aliviara. Entonces oímos sobre el uso del cannabis.
¿Cómo accedió a ese medicamento?
Desde que se inició esta enfermedad el tratamiento lo he cubierto con el Seguro Social. Ahí me hicieron las quimioterapias, radioterapias y me dotaban de los parches de morfina que aliviaban mi dolor en la cadera, pero que me provocaban insomnio, mareos y náuseas. Sin embargo, eran la única opción para combatir mi fuerte dolencia. Ya no podía acostarme, sentarme, levantarme, caminar... En una ocasión no hubo esa medicina; el costo de una caja que contiene cinco parches bordeaba los $ 90 y yo no podía soportar más el dolor ni el insomnio. Fue ahí cuando mi esposo y yo empezamos a investigar sobre otras alternativas científicas para paliar el dolor. Una opción fue el cannabis. Decidimos probar, hicimos público mi caso en Facebook y posteamos, en la página de La Liga del Cáncer del Seno la necesidad de conseguir marihuana.
¿Tuvieron respuesta?
Sí, fue inmediata. Nunca había visto tanta solidaridad. La gente nos escribía por interno, nos llamaron y hasta nos hicieron llegar a la casa hojas de marihuana con alcohol para que me pusiera en la zona en la que se concentraba el dolor.
Entre las personas que se contactaron con nosotros hubo una que nos sugirió conversar con un naturópata para usar aceite de cannabis. Lo hicimos; este especialista vino a la casa y nos explicó que ese medicamento era como cualquier otro, que no producía adicción y que tiene muchos beneficios (paliar el dolor y descansar). Ese mismo día usé el cannabis a través de un spray sublingual.
¿Funcionó?
Recuerdo que me despedí, caminé a mi habitación, y después de mucho tiempo, al fin, logré dormir. Llevaba tres días sin cerrar los ojos. Ese día descansé 14 horas seguidas, el dolor se controló y me desperté con mucha hambre. Desde ahí empecé a usar cannabis medicinal.
¿Cuál es la dosis?
Desde el siguiente día, y por las indicaciones del naturópata, tomé dos gotas de aceite de cannabis en la mañana y dos en la noche. Además de ya no sentir dolor, las náuseas desaparecieron al igual que los mareos; lo mejor de todo era que podía dormir.
¿Cuánto cuesta cada gotero de aceite de cannabis?
En Facebook tenemos una comunidad de naturópatas que trabajan con cannabis medicinal. Cada frasco de 50 ml de cannabinol bordea los $ 40 y dura cerca de un mes. Yo tomé este medicamento en todo 2016. En 2017, cuando dejé las radioterapias, el uso fue intermitente, pues había días en los que sentía que no necesitaba las gotas. Esta acción desmitifica la idea de que el cannabis medicinal es adictivo.
Algunos días llegaba a casa, supercansada, después del trabajo, y me dormía, pero si en la madrugada me despertaba, me tomaba una gota y volvía a dormir.
Una vez más parecía que vencía a la enfermedad, por más de 11 meses de 2018 no use el cannabis, pero a finales de ese año volví a tomar las gotas y lo hago hasta la actualidad.
¿Por qué?
Tengo una nueva dolencia en la parte derecha de mi cadera, que parece ser una metástasis. Estoy a la espera de que el Seguro Social me dé una cita para hacerme una gamagrafía ósea que compruebe eso. Sé que he tenido un aumento en mi marcador tumoral, mientras tanto, tomo aceite de cannabis para tratar el dolor.
¿Cuál es la diferencia entre el aceite de cannabis y los parches de morfina?
Los dos combaten el dolor, pero el cannabis medicinal no causa efectos adversos. No provoca sensación de cansancio, mejora el apetito y ayuda a dormir a diario.
¿Ha consultado con médicos oncológicos sobre el uso de cannabis medicinal?
Sí, ninguno de ellos me ha dicho que no tome las gotas o que pueden causarme alguna afectación. Ahora, con las reformas al COIP, los médicos ya podrán recetar medicamentos de cannabis.
Por la realidad que nos ha tocado vivir, mi esposo y yo creamos en 2017 la Agrupación de Pacientes y Familias por la Legalización del Cannabis como una red de apoyo, información y capacitación para quienes necesitan cannabis para mejorar su salud.
Con la legalización del uso del cannabis para fines medicinales y terapéuticos, ¿qué exigen como pacientes?
Con el reglamento a la ley, el Estado debe garantizar la calidad de los medicamentos de cannabis, la accesibilidad a ellos a través de un precio justo y que la gente no se automedique. Es importante regular quién va a producir ese medicamento. (I)