Las mujeres en igualdad, la tarea de las Fuerzas Armadas
Fortaleza, decisión, vocación por el trabajo duro pero también cariño por su labor son algunas de las características de las mujeres en las Fuerzas Armadas. Históricamente, el ingreso femenino a la institución empezó en la década del 50, dentro de la categoría de Especialistas. “Eran mujeres que tenían profesiones como médicos, ingenieras, comunicadoras sociales, etc, que pasaban por un curso de militarización por un período corto, para luego ser parte de la institución”, explica María Fernanda Carrillo, directora de DD.HH. y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa.
Leticia Zea es una abogada de profesión, quien alcanzó el rango de Capitán de Navío -el máximo grado que se otorga a los especialistas- dentro de la institución naval, a la que ingresó en 1978.
Secretaria en juzgados militares, fiscal, asesora de los grandes repartos, asesora de la Comandacia General de Marina, Fiscal General Militar y Edecán de una ex primera dama han sido algunas de las labores que Leticia cumplió a lo largo de sus 31 años de trabajo. Según explica, la parte disciplinaria es el pilar más importante y eso está relacionado con el respeto entre hombres y mujeres.
“Durante los años que estuve dentro de la institución, nunca sentí discriminación o vulneración de mis derechos. Había cosas que no se podían realizar, pero únicamente por una cuestión de obligación con el cumplimiento del deber, como el permiso de lactancia; pero eso es parte de la vida que escogimos”, cuenta esta también madre de familia.
El interés de Leticia por la instrucción naval viene de familia... “Yo nací en la Base de Salinas, donde mi padre brindaba sus servicios. El también fue parte de la Armada”, cuenta como anécdota, lo cual se contrapone con la historia de Paola Ochoa, de 27 años, quien se interesó en este mundo por iniciativa propia. “Estudié en Quito en un colegio de monjas. Una amiga llevó un prospecto, lo vi y dije que eso era lo que quería”, cuenta. Sin embargo, al principio hizo un año de Ingeniería en Sistemas, hasta que finalmente habló con su familia y se decidió.
Según cuenta esta Teniente de Fragata, aunque dentro de su promoción nunca vivió de cerca casos de discriminación, sí pudo verlos en otros cursos. “Nuestros compañeros eran buenos con nosotros. Nos esperaban cuando salíamos a trotar si nos atrasábamos. Nunca nos trataron mal, afirma, y coincide con su compañera Karol Medina, una Alferez de Fragata de 24 años, quien actualmente trabaja en la parte administrativa en la Base Naval de Salinas.
Ella, al igual que Paola, es parte de las militares “de Arma”, es decir, “mujeres que tienen una formación de 4 años en la “Escuela Superior Militar, con la proyección a seguir una carrera militar profesional y acceder al grado general”, explica María Fernanda Carrillo, y añade que esta modalidad rige desde el 2001.
“Cuando yo ingresé a la Armada, recién llevaba 4 años la apertura a las mujeres. Ahorita han pasado 10 años, ya nos vamos acoplando mejor. La vida adentro es dura, la distancia de la familia, la actividad física, el estudio y si realmente uno no se fija una meta y dice yo quiero, no lo va a poder hacer. Entonces, tanto hombres como mujeres se dan de baja por estas situaciones, no se adaptan”, explica Karol, quien viene también de una familia con antecedente militar. En su caso, su gran inspiración fue su hermano.
“El mundo militar ha sido por tradición una profesión de hombres. Sin embargo, dentro de lo que son las nuevas tendencias, las aspiraciones de la mujer son irse ganando campo en estos terrenos. Yo pienso que el acercamiento que tuve trabajando como servidora pública en las Fuerzas Armadas de alguna manera influyó para que decida tomar esta carrera como una forma de vida”, expresa Rosa Morales, comunicadora social, quien labora en el Ministerio de Defensa y que ingresó a la vida militar como una especialista que actualmente ocupa el rango de Oficial de Marina.
Desde el año 2008 hasta la actualidad, la Escuela Superior Naval ha graduado un total de 27 mujeres de Arma y 4 Especialistas. Por su parte, la Escuela Superior Militar de Aviación ha egresado un total de 43 mujeres Especialistas, entre los años 2000 y 2010.
La Escuela Militar Eloy Alfaro (ESMIL) es, en cambio, la institución que tiene mayor presencia de mujeres. Según sus datos, desde 1997 hasta el 2012 ha graduado un total de 200 mujeres, de las cuales 108 son de Armas y servicios, mientras que 92 son Especialistas. Aunque estas cifras revelan el interés de las mujeres por la carrera militar, los números no igualan, desde luego, la cantidad de hombres que se deciden por este camino.
Para fomentar la equidad de género dentro de la institución militar, el Ministerio de Defensa organizó el pasado mes el Primer Encuentro “Derechos Humanos y Género en la Formación: Buenas Prácticas y Desafíos”, que se realizó por tres días en la Base Naval del cantón Salinas, en la provincia de Santa Elena. “Tener figuras de mujeres en niveles altos, como Ministras de Defensa, ayuda a este proceso de entrar a un campo que en su mayoría ha estado ocupado por hombres”, expresó Carrillo.
Expertos en Derechos Humanos, así como Pamela Villalobos, responsable de los asuntos de género para la CEPAL, fueron invitados al evento.