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Ecuador, 21 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Estudio de Save the Children reveló que el 29% de los chicos aceptó conversar SOBRE sexo

La búsqueda de popularidad lleva a los menores a exponer su integridad

Según el psicólogo Carcelén  hay menores que tienen más de 3 cuentas en Facebook y Twitter, pero solo una  es conocida por sus padres. Foto: Internet
Según el psicólogo Carcelén hay menores que tienen más de 3 cuentas en Facebook y Twitter, pero solo una es conocida por sus padres. Foto: Internet
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Fiorella García está en quinto año de básica. Tiene 9 años, no obstante su edad no ha sido obstáculo para crearse una cuenta en Facebook. Génesis Castro pasó por lo mismo cuando tenía 12 años: burló también los requisitos de la popular red social. Hoy tiene 15 años y asegura que se ha vuelto una experta en su uso. Ambas, a pesar de tener edades diferentes, guardan algo en común: destinan gran parte de su tiempo en pasar conectadas al internet y no precisamente para realizar investigaciones o tareas sino para compartir sus mejores momentos, viajes, fiestas, animaciones y reflexiones mediante la red. 

Una de ellas reconoce que en una ocasión aceptó la amistad de un individuo, pero que realmente era una página pornográfica: “La vi, pero la cerré de inmediato”.

En un estudio realizado a 1.189 adolescentes (hombres y mujeres) de Latinoamérica, con edades comprendidas entre los 13 y 18 años, el 29% dijo que acepta conversar sobre sexo por internet. Asimismo, la investigación presentada por la asociación civil Chicos.net junto a Save the Children y RedNATIC (Red de Organizaciones de América Latina por el derecho de los niños, niñas y adolescentes a un uso seguro y responsable de las TIC) revela que el 22% evita contestar este tema.

Diego Lavalle, ingeniero en ciencias computacionales y quien realiza una tesis de maestría sobre seguridad informática, asegura que los adolescentes viven una época en la que hacer alarde de lo que dicen o tienen los vuelve más populares, y ello también los convierte en más vulnerables para ser víctimas de todo tipo de acoso, sobre todo sexual. “Al querer ser parte de esta tendencia quieren compartir absolutamente todo, desde lo que compran, hacen, dónde acuden, sin tener las debidas precauciones ya que algunas redes cuentan con sistemas de geolocalización”.

En Ecuador el acoso sexual está considerado como un delito, que según el actual Código Integral Penal se paga de 2 a 4 años de cárcel.

El psicólogo clínico Ricardo Carcelén explica que el abuso de las redes sociales es parte de la dificultad de establecer relaciones interpersonales. Asegura que la mayoría de los adolescentes tienen hasta 3 cuentas de Facebook y Twitter, “pero pueden decir a sus padres que una es correcta y de las otras 2 no les hablan y ellos no saben absolutamente nada”.

Según Pablo Bello, secretario general de la Asociación Iberoamericana de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones, (Ahciet), el desconocimiento de los padres sobre internet es otro factor que hace que no exista control. “Muchas veces los hijos saben más de internet que los padres. Por tanto, no se trata de que los padres enseñen a sus hijos a navegar en la red, sino, básicamente, educarlos en la importancia que tiene la privacidad y la intimidad”.

Wifi público aumenta los peligros. ¿Qué hacer?
Alejandro Acosta, asesor de GMS, explicó que son muchos los beneficios de estar conectados a una red inalámbrica, sin embargo, exponer toda la información sin protocolos de seguridad adecuados representa un riesgo, por lo que ve necesaria la creación de “una cultura de manejo de información dentro de las redes sociales para evitar estos ataques al navegar en la red”.

Para Lavalle, los hábitos en la red deben ser incluidos en el sistema educativo como parte del pensum en los establecimientos. Recomienda que entre las precauciones que se deben tomar está no aceptar a personas que no sean conocidas, “porque el término de amigos debe ser llevado a la vida virtual”. Además, crear círculos privados donde solo se comparta información con ellos y tener una configuración que restrinja la ubicación.

Sin embargo, Carcelén considera que es vital el rol de los padres. “A ellos les corresponde revisar la intimidad de sus hijos, aunque esto signifique comenzar a violentar sus derechos. Ellos tienen derecho a la privacidad, pero hay una serie de situaciones que convergen en los niños. Es necesario conocer las intenciones de las personas que usan las redes sociales, porque la inocencia de los menores los lleva a creer lo que les dicen quienes chatean con ellos, cuando no es así”, dice.

Pablo Bello concuerda en que los padres además pueden fijar en su configuración de internet controles parentales para que los hijos no puedan acceder a determinados contenidos, considerados como no aptos para ellos, siendo una importante barrera para la prevención de posibles acosos en la red. “Es fundamental evitar exponer datos privados, fotos privadas, videos, conversaciones, etc., si no se está seguro del uso posterior que se les dará. En internet nadie tiene derecho a importunar a nadie, ni a obligarle a revelar información y datos personales que no quiere”.

Dice que las prohibiciones y cualquier acción represiva contra la libertad de los adolescentes no son la solución, sino la comunicación de los riesgos, que es ignorada.

Es el caso de Génesis y Fiorella, quienes aseguran que ven las redes como herramienta para divertirse y conocer ‘amigos’... que pueden resultar potenciales acosadores que atenten contra su integridad.

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