La organización Médicos sin fronteras alerta de la crisis en el país africano
La atención médica no llega a Sudán del Sur
El 19 y 20 de julio, el hospital de la organización Médicos sin Fronteras en Malakal (Sudán del Sur) recibió 36 civiles heridos, entre ellos 16 mujeres y 5 niños.
Viajaban en una camioneta cuando fueron atacados por un grupo armado. Algunos tenían múltiples lesiones por las ondas expansivas causadas por granadas, y otros llegaron con heridas de bala. 5 necesitaron una cirugía de emergencia.
“Este último es solo un ejemplo más de los innumerables episodios de violencia dirigidos contra la población civil en el estado de Alto Nilo”, explica William Robertson, coordinador de emergencias de MSF en este país del centro de África. “La ola de violencia pone bajo amenaza la vida de innumerables civiles”, agrega Robertson.
Casi 4 millones de personas necesitan ayuda urgente en Sudán del Sur tras el conflicto. Más de 2 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio en diferentes áreas dentro del país o naciones vecinas.
Lo que ocurre en Sudán del Sur está muchas veces de la agenda de los medios. Lo cierto es que luego de la independencia en 2011, los festejos duraron poco.
Todo surge porque el presidente Kiir Mavardit es de la etnia dinka, y el vicepresidente Riek Machar es nuer. Cuando Mavardit expulsó al segundo mandatario del gobierno en 2013, este armó un ejército rebelde para recuperar el poder y desde entonces los ataques no han parado.
Al margen de todo está la población, quienes debido a los enfrentamientos no reciben atención médica, denuncia MSF. En las últimas 6 semanas, la entidad junto a otras organizaciones como la Oxfam solo han podido entregar suministros médicos básicos.
Pero hay 77 niños con desnutrición aguda severa, y actualmente no hay manera de enviarles las nuevas remesas de alimentos terapéuticos preparados. “Si no los reciben pronto, su vida corre un serio riesgo”, afirma Robertson.
Con la ciudad de Malakal en alerta de máxima seguridad y una alta presencia militar, muchas personas han huido al Centro de Protección de Civiles cercano, gestionado por la Misión de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur. Este tampoco es un lugar seguro; MSF trató a 9 personas que resultaron heridas en un tiroteo.
Otras personas han huido de Malakal a la ciudad de Melut, al norte. Se estima que en este lugar hay 20 mil desplazados. Mientras tanto, más habitantes de Malakal han llegado hacia la otra orilla del Nilo Blanco, donde carecen de servicios básicos como alimentos, agua potable y medicinas.
La situación continua de violencia en Sudán del Sur está forzando a la población civil a vivir en condiciones inhumanas. Es poco lo que ha dicho o hecho la comunidad internacional, solo Barack Obama, presidente de EE.UU., en su gira por África mencionó el tema.
Advirtió que su país y que el resto de Estados deben adoptar medidas de presión contra la otra gran crisis regional en Sudán del Sur, en el caso de que el Gobierno y los rebeldes no lleguen a un acuerdo de paz antes del 17 de agosto. (I)