Dotar de una mayor independencia a las personas no videntes fue el objetivo para el que se creó el proyecto ‘Handeyes’, desarrollado por alumnos del octavo semestre de la  ESPE (Universidad de las Fuerzas Armadas en Quito). Aunque la idea original nació de Diego Canacuán, estudiante de Mecánica, fue la colaboración de todo el grupo de Electrónica el que perfeccionó la iniciativa y la llevó a concursar en la Segunda Copa Internacional de Robótica en México.

En un inicio, Diego les mostró unos guantes de lana con un protoboard (especie de tablero con orificios en los cuales se pueden insertar componentes electrónicos y cables para armar circuitos) sujeto por una cinta adhesiva.

“La idea era buena, pero era necesario pulirla y eso nos tomó 6 meses”, comentó Diego Rivadeneira, quien dijo también que con el primer dispositivo elaborado e impreso en un plástico especial ingresaron al concurso ‘Robot Games Zero Latitud’, que se desarrolló en Quito, en mayo pasado.

Ahí obtuvieron el segundo lugar y la acreditación para ser parte del concurso en la ‘tierra del mariachi’, a donde llevaron un dispositivo aún más trabajado y de forma ergonómica. A finales de septiembre, el grupo de 5 estudiantes dejó en alto el nombre de Ecuador al obtener el primer lugar en la categoría Impacto tecnológico, que evalúa la utilidad del proyecto.

Aquí participaron más de 10 inventos, incluidos 2 proyectos ecuatorianos, pero al final el grupo de la ESPE se impuso. “Lo que queremos es traducir el sentido que no tienen de la vista hacia un sentido auditivo o táctil, llamado modo de visión auditiva y modo de visión vibratoria”, añadió Rivadeneira.

En ese certamen, además, participaron en la categoría Combate, con el robot Kraken 593, pero solo superaron la primera fase, ya que el motor tuvo un desperfecto.

El funcionamiento

Estos dispositivos electrónicos tienen un sensor sonar que registra en tiempo continuo la distancia. Esto se procesa internamente y se traduce a una señal auditiva, cuyo tono se vuelve grave cuando el objeto está lejano y agudo cuando el objeto está cercano.

“Eso da una sensación de traducción del sentido de la vista, así una persona no vidente puede ingresar a un cuarto nuevo y hacer una especie de escaneo con lo que luego se le forman unas marcas mentales que luego recuerdan”, indicó  Álex Aldás, quien acotó que las personas necesitan un tiempo de entrenamiento para usar estos dispositivos.

Con los dispositivos de vibración ocurre algo similar, se registra la distancia, se procesa y se emite una señal que está compuesta por pulsos de vibración. La frecuencia de los pulsos es inversa a la distancia. A mayor distancia, menor vibración.

El dispositivo Handeyes está diseñado en 2 presentaciones, uno a modo de vara, para reemplazar el bastón; y otro para ser usado a modo de brazalete. Ambos cumplen la misma función.

Se cargan a través de batería y, a más de avisar la distancia, pueden señalar el tiempo y la hora; y para quienes tienen conocimiento de colores también indica eso. “El funcionamiento se hace con diferentes movimientos de las manos. No quisimos incluir muchos botones para no hacer complicado su uso”, explicó Andrea Cartagena.

La creación del diseño y la elaboración les representó alrededor de 500 dólares, la  universidad les colaboró con la impresión en 3D.

Cuando se acuerde la fabricación en serie, el material será plástico y esperan que cada dispositivo salga a la venta a un precio inferior a los $ 100. “Lo que al momento buscamos es contactarnos con alguna empresa pública para que nos ayude con la fabricación y corra con esos gastos. Así podrá salir más económico para las personas no videntes”, expresó Andrea, la única mujer del grupo, que lo integra también Diego Aguinsaca.

Aunque tienen nuevas ideas, el objetivo actual es producir este invento y comercializarlo. “Queremos darnos a conocer, ayudar a las personas con este tipo de discapacidad y, lógicamente, obtener un beneficio económico”, manifestó Rivadeneira.

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