Hábitos saludables de alimentación combaten sobrepeso y obesidad
De bebé todos le decían: qué lindo cachetón, con rollitos en los brazos y en las piernas, como para comérselos. En el jardín era el gordito del grado y en la primaria el gordo al que apuntaban todos los chistes... En la secundaria la historia no cambió, recuerda Alonso Manrique, de 39 años.
Ser o no ser gordo no es el problema, agrega el hombre que se sometió a un estricto tratamiento médico, de alimentación y actividad física para bajar más de 50 kilos. “Los padres de familia y nosotros debemos darnos cuenta de que se trata de una enfermedad. Los chicos crecen, se crían y se alimentan sin una educación nutricional. No siempre es por falta de dinero, a veces es por tiempo, despreocupación o desinformación”.
El médico familiar Carlos Heredia resalta que el control de peso de una persona es clave para tener un buen estado de salud. “Además, hay que dejar de creer que ser gordo es sinónimo de estar bien alimentado”.
En Ecuador, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2015) el 29,9% de niños desde los 5 hasta los 11 años tienen sobrepeso y obesidad. Este dato se incrementa al 62,8% en adultos (de 19 a 59 años).
El galeno agrega que el sobrepeso en la infancia y en la adolescencia es un factor que pronostica obesidad en la edad adulta. El 80% de los adultos con esa enfermedad severa presentaron síntomas durante la adolescencia.
Datos publicados por el Ministerio de Salud Pública, en 2018 indican que uno de cada cuatro niños menores de 5 años padece desnutrición, mientras que la obesidad y el sobrepeso afectan a seis de cada diez adultos.
Heredia indica que para combatir la desnutrición y el sobrepeso es necesario tener una guía alimenticia que se cumpla siempre, no solo por días, semanas o meses.
Con esto concuerda la nutricionista Pamela Santillana. La experta indica que los niños y adolescentes que se enfrentan al sobrepeso no solo tienen mayor riesgo de padecer una enfermedad cardíaca, sino que los efectos psicosociales son fuertes, pues son objeto de “una temprana y sistemática discriminación social”.
Para la nutricionista, el estrés psicológico de la estigmatización social puede originar una baja autoestima que, a su vez, puede obstaculizar el funcionamiento académico y social y persistir en la vida adulta.
A la hora de comer, la nutricionista indica que lo mejor es una dieta individualizada, ajustada a las necesidades de cada persona.
Una generalidad es el horario de las comidas, pues la ingesta de alimentos debe ser cinco veces al día. Fraccionar la alimentación a lo largo del día evita el ayuno prolongado y la sensación de vacío en el estómago. Por lo que, se evita “picar” entre horas.
También se recomienda una alimentación rica en fibra (verduras, legumbres, cereales integrales, fruta fresca) y pobre en grasas. El control de la cantidad de azúcares simples (azúcar, miel, mermelada, chocolate, pastelería, zumos envasados,…) se debe tomar en cuenta. Una opción es sustituir el azúcar o miel por edulcorante (sacarina, aspartamo).
Santillana señala que no se trata de privarse, sino de optar por alternativas más saludables.
En cuanto al consumo de productos lácteos, la opción son los descremados (queso fresco, yogur desnatado y leche desnatada o semidesnatada) y evitar los enteros (nata, queso graso, mantequilla, yogur, helado) ricos en grasas saturadas.
Es recomendable elegir carnes más magras (pollo y pavo sin piel) y quitar la grasa visible antes de cocinar. La preparación de alimentos también es importante, elegir técnicas culinarias como planchar, hornear o al vapor disminuye el consumo de grasa, es preferible evitar los fritos y guisos.
Los expertos coinciden en que tomar agua ayudará a que el cuerpo funcione de mejor manera, pues el líquido juega un papel importante en el metabolismo. Una persona debe beber, al menos, un litro y medio de agua diario.
Las cenas siempre deben ser más ligeras. El secreto para adelgazar y mantener estabilidad en el peso reside en esa comida, resalta Santillana. “Por la noche el gasto energético disminuye y el cuerpo gasta menos energía”.
Un estudio de Seguridad Alimentaria y Nutricional realizado por la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señala que la obesidad está creciendo descontroladamente.
Cada año se suman 3,6 millones de personas obesas a la población de América Latina y el Caribe; 250 millones de personas viven con sobrepeso; el 60% de los habitantes. (I)