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El registro del género en la cédula genera confianza

Reina García muestra su cédula de identidad, documento que decidió renovar al aprobarse el cambio de la palabra sexo por género.
Reina García muestra su cédula de identidad, documento que decidió renovar al aprobarse el cambio de la palabra sexo por género.
Foto: Miguel Castro | et
26 de junio de 2019 - 23:59 - Jessica Lorenti

El 4 de agosto de 2016 entró en vigencia la posibilidad de sustituir el campo de sexo por el de género en la cédula de identidad. Esto marcó un antes y un después en la lucha por la autodeterminación sexual de las personas de la comunidad LGBTI

Hasta abril de 2019, el Registro Civil tramitó 1.028 solicitudes de cambio de sexo por género (equivalente a 342 por año) y 656 de cambio de nombres.

Uno de ellos fue Reinaldo, quien con solo 8 años se sentía diferente. A sus hermanas les confiaba que se sentía ''una niña atrapada en un cuerpo masculino''.

A los 13 años y con el apoyo de sus confidentes reunió el valor para hablarle a sus padres de sus sentimientos, les explicó que quería que la llamaran Reina y empezar así un tratamiento hormonal.

La reacción de sus padres no fue inmediatamente de apoyo; especialmente de su madre quien se mostró reacia ante lo expuesto, pero ahora es su mejor amiga y el apoyo fundamental en su vida.

A pesar de que su familia y sus vecinos la aceptaron, Reina tenía una constante lucha por ganarse el respeto de  los suyos y tras una decepción amorosa decidió hacer el servicio militar y alejarse. Además, por cumplir un anhelo de su padre ya que ninguno de sus cinco hermanos hizo el servicio militar.

''Al cumplir como ciudadano con la Patria tuve que ponerme una coraza para que nadie sepa que yo tenía esa orientación sexual, luego me licencié y ver la cara de orgullo de mi madre y especialmente de mi padre fue algo único''.

Actualmente Reina García es chef profesional y el cambio en su cédula la ha hecho sentirse más segura.''Siempre quise cambiar mi nombre en la cédula, por eso fui una de las primeras que estuvo en el Registro Civil''.

Ella sigue involucrada en la lucha de los derechos de la comunidad LGBTI y continúa enfocada en sus proyectos de vida''Ser una persona trans no es fácil, creen que cuando un chico tiene una orientación sexual diferente todo es diversión, sexo, pero no es así; somos personas reales, normales, que sufrimos, reímos y tenemos sueños. Creo que la sociedad debe conocer antes de juzgar''. 

Buscar empleo fue difícil con su cédula anterior

Karlibeth Nayelly Elías Morales nació en una familia tradicional. Durante su etapa estudiantil, cuenta, nunca sufrió de bullying aunque siempre mostró su gusto por verse masculino. Tanto fue su anhelo que a mediados del último año de colegio vistió pantalón para recibir sus clases y no falda como lo hacían sus compañeras.

''Primero asistía con falda, pero físicamente me veía como un chico y me sentía mal; por eso acudí a la Asociación Silueta X, ellos me asesoraron y fueron a mi colegio a hablar con las autoridades y a exponer mi caso y así se hizo efectivo el cambio en el uniforme''. 

Zackary, el nombre que eligió para ser llamado desde febrero de 2019, cuando hizo el cambio en su cédula, cuenta con el apoyo incondicional de su familia. Aunque al principio esto no fue así; ya que el principal rechazo que tuvo fue de parte de su madre.

''Al principio creí que era mi papá el que más se iba a oponer, pero fue todo lo contrario, mi mamá se resistió, pero ahora soy su adoración y me apoya; hasta conoce a mi novia''.

A los 18 años, el enfermero de profesión fue sometido a un proceso de hormonización con el que vio los cambios de inmediato. ''A la segunda semana que me inyectaron ya me había cambiado la voz, me sentía muy feliz, era como haber topado el cielo con las manos y alcanzar así lo que quise desde pequeño''.

Zac recuerda que el encontrar trabajo fue difícil; sobre todo cuando se presentaba en alguna entrevista y lo veían con su apariencia de hombre, pero al mostrar su cédula su nombre estaba de otra manera.

''El cambio de mi cédula fue más por ámbito laboral, ya que me costó buscar un empleo siendo una persona trans y que te vieran en tu documento de identidad con otra apariencia y con otro nombre''.

El joven, de 21 años, trabaja en Quito y es coordinador de la Asociación Silueta X. Entre sus próximos proyectos está seguir estudiando. (I)

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