El estrés puede ser el punto inicial de varias enfermedades
Ataques de pánico, ansiedad e insomnio son algunos de los trastornos que sufren las personas que pasan por períodos largos o cortos de estrés.
Las causas por las que una persona puede desarrollar estrés son diversas, asegura el psicólogo José Luis Mena, quien asegura –según su experiencia- que aunque ciertos sucesos vitales que afectan a la familia o el entorno social pueden ser causa del estrés, cree que el factor más habitual es la presión está en el ámbito laboral.
“Este panorama se ha remarcado con la pandemia, especialmente cuando muchas personas han perdido su trabajo o han tenido que cambiar sus hábitos y rutinas para desarrollar al mismo tiempo diversas tareas”, comenta Mena.
Aun así, el especialista comenta que es habitual que un mismo entorno laboral genere distintas respuestas en los individuos. “El desarrollo del estrés está condicionado por la capacidad de cada persona para hacer frente a situaciones estresantes, en las que tienen especial importancia sus características particulares, como la personalidad, las estrategias que adopta y el apoyo social con el que cuenta”.
Fernando Salazar, psicólogo y especialistas en pacientes con enfermedades crónicas, agrega que las consecuencias del estrés en las personas “no siempre son las mismas” y que hay una serie de enfermedades y trastornos físicos y psicológicos que suelen afectar a las personas que padecen el estrés.
Salazar dice que en el plano fisiológico, el estrés puede provocar trastornos cardiovasculares, es decir, hipertensión arterial, taquicardias o enfermedad coronaria; respiratorios (asma bronquial o hiperventilación); gastrointestinales (úlcera péptica, colitis ulcerosa y estreñimiento); dermatológicos (sudoración excesiva y dermatitis), musculares (tics, temblores, contracturas) y sexuales (impotencia, eyaculación precoz, coito doloroso y alteraciones del deseo).
Mientras que en el plano psicológico se pueden observar alteraciones como miedos, fobias, depresión, trastornos de la personalidad, conductas obsesivas y compulsivas, y alteraciones del sueño.
“En los últimos meses hay un aumento considerable de pacientes con todo tipo de problemas causados por el estrés (fisiológicos o psicológicas), especialmente porque se acentuaron con la llegada de la pandemia. Incluso, muchos desarrollaron fobias a salir a la calle”, dice.
Desde el 24 de marzo hasta el 29 de mayo de 2020, más de 82.000 personas a escala nacional recibieron atención psicológica durante la emergencia sanitaria por el covid-19, como parte del programa “Juntos salimos de esta”. También se brindaron servicios de tele psicología y psiquiatría a 41.478 usuarios, a través de la línea 171, opción 6.
Las autoridades sanitarias del país hicieron énfasis en la ayuda psicológica de las personas durante la crisis por la pandemia, situándolos como una práctica prioritaria para garantizar su salud física y mental.
Claves para evitar el estrés crónico
María Zúñiga, psicóloga y maestra de yoga, asegura que para tener una mente y un cuerpo sano hay que “cultivar” energías positivas en cada actividad que se realiza día a día.
“Esto no quiere decir que vamos a estar felices todos los días y todo el día, pero sí vamos a tener un equilibrio para tomar mejores decisiones en cada cosa que hagamos o nos propongamos”, dice.
Para cultivar la parte fisiológica –explica- hay que intentar dormir entre 7 y 8 horas diarias, porque dormir adecuadamente “fortalece el sistema inmunitario de las personas” y esa sería la “defensa que nuestro organismo necesita para enfrentar cualquier enfermedad posterior”.
El ejercicio físico es “indispensable” para mantener un cuerpo sano, el mismo que se complementará con una dieta equilibrada. “En estos tiempos de pandemia tal vez resulte casi impensable salir de nuestras casas, pero podemos adecuar un rincón de la casa y crear una rutina para hacer una hora de ejercicios. Hay que hacer ejercicios según la exigencia que nos pide nuestro cuerpo, no hay que buscar el agotamiento extremo. Hacer aeróbicos, bailar y los ejercicios de estiramiento contribuyen a tener el cuerpo activo”.
La alimentación debe ser –agrega- lo más equilibrada posible con las proteínas y nutrientes que aporten energía y valores vitamínicos al organismo. “Esto no quiere decir que no podamos comernos un helado o una torta de chocolate, se lo puede hacer sin abusar”.
Sin embargo, considera que las personas podrían visitar a un nutricionista para que valore su organismo y haga una esquema alimenticio adecuado.
Para fortalecer la parte psicóloga y emocional de las personas puede resultar la tarea más complicada, pero la más importante.
Zúñiga dice que tener la mente ocupada en cosas que “nos resulte placentera y productivas” es la mejor terapia para una salud mental adecuada.
Para lograrlo, no se necesita nada más que hacer aquellas cosas que “tanto disfrutamos hacer” como leer un libro, mirar nuestros programas o películas favoritas y fortalecer las relaciones afectivas.
“Al término del día podemos darnos tiempo para leer o ver nuestro programa favorito, pero tenemos que desconectarnos de todo los demás. Sirve dejar a un lado el celular porque su uso también tiene su momento”, comenta.
Las relaciones afectivas se fortalecen –en tiempos de coronavirus- con una videollamada, una llamada telefónica o un intercambio de mensajes de textos. “Ponerse al día con los amigos o familiares es necesario. A veces es bueno compartir con otras personas si tienes algún problema o escuchar el de alguien más, pero hay que procurar que lo negativo no sea la agenda que marca el tono de la conversación. Siempre hay que ser proactivo”.
Una vez que pase la emergencia sanitaria, cree conveniente crear una rutina de actividad física fuera de casa y frecuentar a familiares y amigos, sin que estas actividades -en un momento dado- se convierta en una rutina monótona y aburrida que podría derivar en estrés. "Parece extraño pero también hay personas que sienten estrés porque tienen que cumplir con una agenda", explica.
Finalmente, la psicóloga dice que crear empatía con las buenas causas ayuda a sentirse bien con uno mismo. “Cuando hacemos buenas acciones hacia los demás, incluso con gente que no conocemos nos hace sentir bien. Es un ejercicio sano”. (I)